Me dijeron que no podía llorar con una misión de Borderlands 4, pero aquí estoy secándome las lágrimas como un bobo Vida Extra

Aviso: spoilers menores de Borderlands 4Cuesta pensar que un videojuego tan caótico y cargado a partes iguales de masacres, humor absurdo y referencias pueda albergar rincones de auténtica ternura.
Puede chirriar entre tanto desenfreno, pero justamente por eso creo que los pocos que puedes encontrar en Borderlands 4 son tan significativos.
Hay mucho corazón por parte de Gearbox.
Si no estás familiarizado con Borderlands (o no acostumbras a hacer sus misiones secundarias) puede que te parezca raro que alguien llore con algunas de sus historias.
No digo a moco tendido, pero sí hacer pucheros y dedicar unas cuantas lágrimas.
Ya me ocurrió en Borderlads 3 con Joy (Corazón de Oro) y ahora repito con Gigi de Borderlands 4.
{"videoId":"x9e4j3g","autoplay":true,"title":"Borderlands 4 - Fecha de lanzamiento", "tag":"", "duration":"66"} El sentido de la vida para un misil defectuosoA Punto de Petar es una de las misiones más emotivas que he encontrado en Borderlands 4.
Se encuentra al comienzo de la aventura.
Trata sobre Gigi, una Inteligencia Artificial creada únicamente para controlar un misil.
La encuentras en Soga del Idolador.
Allí te habla sobre su profunda pena.
Te cuenta que es un misil defectuoso que nunca llegó a explotar y que el pueblo construyó un pequeño altar a su alrededor.
No podía comunicarse porque nadie tenía un dispositivo ECHO, pero aun así los niños jugaban a su alrededor y algunos adultos acudían a contarle sus problemas.
Eso hizo que la IA desarrollase una conciencia y se preguntase su sitio en este universo.
¿Por qué no me entiende nadie?, ¿Cómo puedo ser tan defectuosa?, ¿En qué he fallado?, ¿O es que estoy rota? Tengo que salir de dudas.
[.
.
.
] Cuando me lanzaron, yo no exploté, a diferencia del resto.
Me caí aquí sin más.
Tengo que saber si fue por un fallo técnico o si simplemente no he estallado.
Yo jamás querría hacerle daño a estas buenas gentes.
Podemos probar a rearmarme en un lugar seguro.
[.
.
.
] No sabes la alegría que me da hablar con alguien.
Sentía tanta soledad.
.
.
La misión en sí misma no es especialmente emocionante.
Tienes que recoger un dispositivo de lanzamiento de la tienda, tres partes del armazón de una nave estrellada y luego armar el misil en otra localización mientras te atacan enemigos de la Orden.
Lo interesante es la reflexión existencialista de Gigi.
Mi personaje, Vex, es la ideal para esta misión.
Como Sirena, entiende muy bien su soledad.
Vex trata de persuadir a Gigi de perseguir su sueño y que acepte ser instalada en otro dispositivo para vivir entre las gentes del pueblo, pero la IA tiene los días contados: No es un problema de hardware.
Mi código tiene fecha de caducidad.
He aprendido tanto de los seres humanos.
.
.
[.
.
.
] La idea de ser defectuosa me reconcome por dentro.
No dejo de pensar que debería resignarme a no explotar.
Jamás.
 Pero el hombre con el que hablaste nunca pierde la esperanza.
Escucharlo me hizo darme cuenta de que no podía renunciar a mi sueño.
[.
.
.
] Si caigo al suelo como la última vez, ¿seré capaz de aceptar que jamás voy a explotar?, ¿que jamás cumpliré mi propósito? En Vida Extra 19 años y 11 meses después de predecirlo, los Simpsons regresarán a los cines.
No es por casualidad Es cierto que la misión propone un absurdo como base de la premisa, un misil que quiere hacer lo que hacen los misiles, pero tras eso hay una amalgama de cuestiones que todos nos hemos planteado alguna vez en nuestra vida, especialmente aquellas personas que fracasan en el camino de la especialización en su campo.
El dilema que afronta Gigi no es baladí.
Trata de la soledad, del miedo a fracasar y su propia identidad.
Son las grandes preguntas de la humanidad: ¿Quiénes somos?, ¿Dónde vamos?, ¿Por qué estamos aquí? Para ella, explotar define su identidad como misil.
Hacer o no daño no entra en la intencionalidad del misil en sí mismo.
De ahí que prefiera no hacer daño a quienes han ayudado a su "desarrollo interior".
Ya no es una simple IA ni un simple misil.
Es algo más.
Explotar está en su naturaleza del mismo modo que tocar un instrumento o escribir lo es para un músico o escritor, respectivamente.
Es el ancla existencial que nos mantiene en esta realidad y, cuando fallamos y/o no creemos estar a la altura, es un mazazo que puede llevarnos a cuestionarnos toda nuestra vida.
Gigi: Cuanto más nos acercamos, más incerteza siento.
Es lo que quiero, claro.
Para esto me han hecho.
Pero la ignorancia era, en cierto sentido, reconfortante.
Cuando tenga la respuesta, no habrá vuelta atrás.
No habrá esperanza.
Vex: Te estás centrando en el peor de los casos, pero puede que te vaya bien.
.
.
Gigi: Tienes razón.
Es que.
.
.
creía que iba a ser feliz sabiendo que descubriría la verdad sobre mí.
[.
.
.
] Me construyeron para hacer una cosa.
Nada más.
[.
.
.
] Seguiré adelante entonces.
Por el hombre que me habló de su pérdida.
Por la pareja que me habló de su amor perdido.
Por los niños que jugaron a mi lado.
Por todos aquellos que darían lo que fuera por estar tan cerca de su meta.
Al final, Gigi consiguió despegar con mi ayuda y explotó en el aire entre fuegos artificiales.
Vex añadió: "Si es que estaba claro que lo llevaba dentro".
Y admito que me conmovió.
Se me escaparon un par de lágrimas.
También sonreí.
 Quizás por ver a Gigi cumplir su sueño.
O tal vez porque sabía (y sé) de sobra cómo se sentía antes de mi llegada.
Y lo catártico que es conseguirlo.
Dentro de lo absurdo, la misión tiene un mensaje importante: todos somos Gigi en algún momento de nuestras vidas, desde los deportistas de élite que se lesionan, pasando por estudiosos que se bloquean en sus investigaciones, hasta cualquier persona que aspire a algo en la vida.
.
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aunque sean pequeños objetivos.
Al final, todos cuestionamos nuestro papel en este universo y las buenas personas necesita saber tanto que está en su camino como que está haciendo bien las cosas, aunque veces necesiten un empujoncito de otros.
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Aquí van algunos consejos (function() { window.
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