Los datos contradicen lo que se dice en la semana del clima Plaza de Ármas

La ciudad de Nueva York, es la ciudad anfitriona de la XVII edición de la Semana del Clima (21-28 de septiembre) bajo el lema Power On, que puede traducirse como “encender”, “activar” o “poner en marcha” y refleja el impulso y progreso continuos en la lucha contra el cambio climático. Como cada año, el evento tiene lugar en paralelo a las sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas y actúa como un punto de encuentro y altavoz global, centrado en acelerar el cumplimiento de los objetivos climáticos y en reforzar los compromisos adquiridos por empresas, gobiernos y organizaciones.( está reunión mundial, es organizada por The Climate Group, en asociación con la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el ayuntamiento de la ciudad de Nueva York)

En dicha semana del Clima, que inició el 21 de septiembre de este año, siguen los discursos vacíos y llenos de utopías para enfrentar el cambio climático, no obstante, los estudios recientes señalan que los gases de efecto invernadero (GEI) para nada se ha reducido por lo menos en la última década, y para mayor precisión, desde que se firmó el Acuerdo de París. En este sentido, las proyecciones con que se cuentan, indican que no habrá contención para limitar el calentamiento a 1.5 grados centígrados. La razón se debe a que carbón, gas y petróleo siguen siendo los combustibles que más se emplean en todo el mundo.

En el resumen ejecutivo del Reporte sobre la Brecha de Producción 2025, recientemente publicado, destaca que las naciones, (lejos de abatir la generación de gases) continúan con sus planes de producir combustibles fósiles a más del doble hacia 2030, es decir, 120% más, lo cual rebasa los niveles trazados para limitar el calentamiento a 1.5 grados centígrados.

En el análisis del Reporte se dice que … las 20 naciones -consideradas las principales productoras de combustibles fósiles-, entre las que destacan Estados Unidos, Rusia, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Qatar, Brasil, Reino Unido y México, veintena que representa algo así como 82% de la producción global de petróleo, gas y carbón y alrededor de 74% del consumo del principal suministro mundial de combustibles fósiles. La mayoría tiene en la mira producir más combustibles fósiles que hace dos años. Por ejemplo, EU, Brasil, China, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Nigeria producirán más petróleo y gas hacia 2030 respecto de 2023. Y Rusia aumentará su producción de los tres combustibles fósiles.

Mientras que Australia, Colombia e India incrementarán la extracción de carbón, y China, si bien ha ido reduciendo su dependencia, la desacelerará hacia 2030. Mientras, México subirá la producción de petróleo.

En contraste, los únicos dos países que van acorde a los objetivos climáticos de reducción de petróleo y gas para 2030 son Noruega y Reino Unido.

Lo anterior evidencia el fracaso colectivo y continuo de los gobiernos para reducir la producción de combustibles fósiles y disminuir las emisiones globales, lo que significa que la producción en el futuro deberá disminuir de manera más drástica para poder compensar.

Para poder limitar el calentamiento a 1,5 °C, el suministro y la demanda globales de carbón, petróleo y gas deberían reducirse de inmediato y de manera considerable, desde ahora hasta mediados de siglo.

Y a pesar del compromiso acordado a nivel internacional de eliminar gradualmente los “subsidios ineficientes a los combustibles fósiles”, muchos gobiernos siguen brindando un considerable apoyo financiero, tanto directo como indirecto, a los combustibles fósiles.

Pero se necesita mucho más. Tal como se pone de manifiesto en el Reporte, la mayoría de los principales países productores de combustibles fósiles aún no han adoptado políticas para la eliminación gradual deliberada de los combustibles fósiles ni han asegurado transiciones justas (o, en el caso de los Estados Unidos, las han abandonado). Será esencial adoptar e implementar ampliamente estas políticas para lograr con éxito la transición hacia un mundo con un nivel neto cero al ritmo que se necesita hoy.

La Semana del Clima, entonces se torna en una mera retórica climática, de buenos deseos, pero en la realidad, no hay la urgencia y decisión política de los gobiernos de reducir la emisiones y por ende, el uso de los combustibles fósiles.

En tal reunión, participo en la inauguración, la Secretaria de Medio Ambiente de México, en donde pronuncio lo siguiente: “la Semana del Clima es más que una reunión: es una convocatoria moral que nos llama a reconocer la realidad que tenemos ante nosotros” y subrayó que “no tenemos un Plan B, y tampoco un Planeta B, cada segundo cuenta en esta lucha histórica por la justicia climática”.

Además, la titular de la Semarnat hizo un llamado a la comunidad internacional a abandonar modelos extractivistas y a replantear las prioridades globales, “necesitamos un cambio de paradigma que supere el modelo basado en la sobreexplotación de nuestros recursos naturales”.

Entonces ¿qué hay que esperar de la próxima COP de cambio climático?, será que sólo habrá discursos, pronunciamientos y fotos, pero no compromisos reales, ni mucho menos financiamiento.

Como ciudadanos debemos pensar en vías donde se les obligue a los gobiernos a comprometerse seriamente y asignar los recursos necesarios y, quizá, una de esas vías sea la de acudir a los tribunales, tal como se ha visto recientemente en varios países, donde los ciudadanos han ganado los pleitos legales contra sus gobiernos.

En el caso mexicano, el compromiso, no está establecido por Ley (en alguna Ley Nacional), como sucede en otros países, y el plazo que se establece, de cero emisiones netas es para el 2050, de acuerdo al Reporte 2025.

Para avanzar, implicaría que los gobiernos presenten su tercera ronda de contribuciones determinadas a nivel nacional en el marco del Acuerdo de París, comprometiéndose a dar marcha atrás con la continua expansión de la producción de combustibles fósiles a nivel mundial, e integrar explícitamente dentro de sus iniciativas más amplias de transición energética planes para reducir la producción, y redoblar los esfuerzos de cooperación para garantizar una transición justa a nivel global.

Aunque el problema no es sólo de los gobiernos, sino también de las empresas que continúan con los combustibles fósiles y generando un gran consumo de energía, como los Data Center. Pues se trata de un modelo económico basados en la ganancia.

Enfrentar el cambio climático nos implica a todos de una forma u otra, pero todos debemos contribuir en ese sentido, pues de lo contrario, enfrentaremos el colapso que ya se viene anunciando. Y el Reporte, aunque no señala un colapso, sin es claro en decir que la dirección que se lleva, no sólo no cumplirá los acuerdos (principalmente el Acuerdo de Paris), sino lo más grave, es que entraremos o rebasaremos la línea de no retorno. O como lo señala el reporte, tendremos un mundo inhabitable.

De ahí, que se diga que este año es crucial para continuar la lucha global contra el cambio climático, lograr objetivos de mitigación más ambiciosos, alcanzar una mayor resiliencia, mejores mecanismos de financiamiento, mayor transparencia e implementación acelerada con un plazo hasta 2035.

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