Harry Potter y la piedra del Reposicionamiento Heraldo de Aguascalientes
“¡Lumos!” Harry Potter es una marca que cautivó a la mayoría de la gente que nacimos en los 90, por los libros y las películas, y ahora ha vuelto ser trending debido a su relanzamiento como serie de televisión para la plataforma HBO Max. El proyecto ha prosperado a tal grado que ya tiene a su reparto principal, está por iniciar sus grabaciones este año, y en menos de lo que canta un “hipogrifo” veremos un cambio importante en su imagen publicitaria.
La última vez que vimos al actor Daniel Radcliffe como Harry Potter fue en el año 2011. No obstante, lo seguimos viendo caracterizado como dicho personaje —y a sus colegas en sus respectivos roles— en las atracciones de los parques Universal, en las tiendas temáticas en Londres y en los productos oficiales (brand licensing). A excepción de los libros, sus portadas e ilustraciones siempre han sido moldeadas en acuarela y lápiz…
FOTO: Propiedad de Universal Orlando Resort.
Así como las películas marcaron una época —y siguen teniendo su impacto en la actualidad—, ahora le toca a la marca hacer un “rebranding” con Dominic McLaughlin en el papel estelar, Arabella Stanton como Hermione Granger y Alastair Stout como Ron Weasley, al menos para poder promocionar la primera temporada de la serie y así conquistar a una nueva generación de compradores/as. Si sus showrunners obtienen el éxito que desean, esta reinterpretación multimedia llegará para quedarse.
No me sorprendería que —en los próximos años— coexistieran dos líneas de productos, una división entre lo viejo y lo nuevo. Si la marca se ha mantenido vigente es gracias al impacto que dejaron las películas originales, las precuelas protagonizadas por Eddie Redmayne, la obra de teatro “The Cursed Child”, y, por supuesto, los libros. Sustituir bruscamente lo “vintage” (digámoslo así) por lo actual, rompería el vínculo emocional con sus fans más fieles, y también entorpecería la conexión con las nuevas audiencias que muchas veces se acercan a la saga a través del cariño heredado por papá, mamá u otro familiar.
FOTO: Tomada de X.
Lo prudente será que Warner y HBO permitan que ambas versiones convivan en el mercado —al menos al principio— aplicando una segmentación de audiencias por generaciones o apego emocional, y luego con el tiempo darle su lugar al nuevo mundo visual. La serie adaptará lo que ya se vio en las películas, su apuesta es llevar a la pantalla chica todo lo inédito que se quedó en los libros, adaptar personajes o narrativas que no llegaron al cine. Y como estoy casi seguro de que no reusarán el vestuario de las películas, eso abrirá un nuevo catálogo de merchandising y, por ende, la marca competirá contra sí misma (efecto canibalización).
Sin duda se abrirá una dualidad por Daniel y Dominic, la gente será más quisquillosa al momento de adquirir algo del mundo mágico creado por J.K. Rowling, pero abordarán un público que quizá en estos momentos no tienen, todo depende de la conexión que se genere con el “remake”, no a partir del estreno en 2026 o 2027, sino ahora con los preparativos —como el anuncio del casting y fotos del rodaje— y la publicidad oficial que vaya surgiendo.
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