Francisco se los dice a ellos... Excelsior

Una de las cosas que más se cuestionan cuando hablamos de declaraciones sobre la comunidad LGBT es sobre quién las pronuncia.
Cuando nos referimos a personalidades o artistas plenamente identificadas con la causa que abanderan o con funcionarios que, por su labor, lo que expresan se convierte en una influencia rigurosa, en el avance de políticas públicas en favor de la inclusión, es casi una obligación celebrarlas.
Pero, por ejemplo, en los discursos que van dirigidos, sobre todo, a los primeros, se quedan en círculos muy determinados que a veces sólo buscan la confirmación; o en el caso de los segundos, la finalidad es sólo sustentar decisiones en donde el Estado tiene plena circunscripción.
Conversatorios, simposios y conferencias organizadas, pero que se quedan ahí, en un círculo muy limitado; por eso es que, por supuesto, importa que un personaje como el papa Francisco haya pronunciado lo que dijo ayer: “Pienso en padres que ven orientaciones sexuales diferentes en sus hijos, el cómo manejar esta situación, acompañar a los hijos y no esconderse en una actitud de condena (.
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) No se asusten si hay dolor, piensen en el Señor (…) Nunca condenen a un hijo…”.
 Y es que su mensaje va dirigido, no a los colectivos que han trabajado desde hace años por la visibilización y el reconocimiento de la comunidad LGBTQ+, tampoco es para la academia que ha interpretado, estudiado, analizado y proyectado los caminos que la sociedad tiene que seguir para abrir plenamente todo lo relacionado a las identidades de género; el mensaje de un personaje como el papa Francisco, el  máximo representante del catolicismo, va para esos sectores de la población que se escudan justamente en el discurso religioso, no sólo para no incluir a la comunidad LGBTQ+ como una parte importante y fundamental de una sociedad, sino también para para quienes, ciegos a los preceptos religiosos más enfocados al humanismo, alimentan discursos de miedo, discursos de odio.
Esto también va en apoyo a lo que tantos líderes, activistas, ellas, ellos y elles, colectivos y organizaciones, que a través de los años han luchado por el reconocimiento de un colectivo y que han logrado que, por ejemplo, países como Canadá o Francia, las terapias de conversión estén ya prohibidas y sean sujetas de castigos que ameriten prisión.
Por eso importa que un personaje como el papa Francisco le diga a su feligresía, ésa que se ha negado a reconocer a la diversidad sexual, que no se equivoquen.
 Es a ellos para quienes va ese mensaje, no es para quienes lo ya saben y  actúan en consecuencia, esto va justo para quienes ante esto, y escudándose en Dios, prefieren voltear hacia otro lado.
En una institución tan decimonónica, como esta palabra, y tan antigua como la Iglesia Católica, por supuesto que esto es un paso adelante, aunque llegue a un terreno lleno de contradicciones, porque poco a poco se va emparejando el camino para todos en terrenos que pensamos innecesarios, que jamás estarán demás, menos cuando se trata de dignificar frente a otro la identidad de cualquier persona.
Columnista: Yuriria SierraImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0