Galveston. Verano retro en Texas Milenio

Cuando pensamos en destinos de Texas, vienen a la mente botas y sombreros vaqueros, buen shopping y BBQ; a una hora manejando de Houston (o tres horas y media de San Antonio), Galveston ofrece otra cara del estado: una escapada costera.
Esta ciudad que en ciertos rincones parece congelada en el tiempo, invita a vivir un verano retro entre playas soleadas, barcos históricos y sabores que recorren el mundo sin salir del Golfo.
Para iniciar el día con un viaje al pasado, el desayuno en Star Drug Store, la farmacia más antigua de Texas, cuya fuente de sodas en forma de herradura data de 1917.
Además de sus abundantes desayunos y malteadas hechas al momento, este lugar fue el primer mostrador integrado racialmente en Galveston.
A unas cuadras, el Bryan Museum ofrece una importante colección de artefactos, documentos y piezas relacionadas con el Viejo Oeste.
Su sede: el antiguo orfanato de Galveston, también alberga una de las primeras películas filmadas en Texas: un noticiario producido por Thomas Alva Edison que retrata los estragos del huracán de 1900.
Para continuar en el mood histórico, una gran opción es hospedarse en The Tremont House, un hotel que combina arquitectura italiana restaurada con el confort moderno.
Sus techos altos, balcones de hierro forjado y un atrio de cuatro pisos dan testimonio del esplendor de otra época.
Viviendo el marGalveston se caracteriza no solo por sus múltiples playas, ideales para surfear, refrescarse y descansar, sino también por las actividades junto al agua, como explorar el nuevo Museo del Surf, que ofrece una colección permanente que recorre la historia de este deporte a través de tablas, trofeos, fotografías, ropa vintage y objetos donados por surfistas locales.
Muy cerca, el barco Elissa de 1877 es uno de los pocos veleros históricos que aún navegan y forma parte del Texas Seaport Museum.
Ahí, la experiencia Ship to Shore permite revivir las travesías de los inmigrantes que llegaron a Galveston en el siglo XIX, mediante historias personalizadas e interactivas.
Un verdadero viaje en el tiempo frente al golfo.
Ubicado también en el Historic Strand District, y muy cerca de la terminal de cruceros de Galveston, Katie’s Seafood House es reconocido por sus frescos pescados y mariscos.
En su menú hay ostiones en su concha, el Texas Shrimp & Smoked Fish Dip, y el abundante Katie"s Seafood Market Platter (pescado frito, camarones, ostiones, bolitas de boudin, papas fritas, ensalada de col y hush puppies).
Cocina globalGalveston no solo cautiva con playas y arquitectura histórica, también con una escena culinaria que refleja su espíritu cosmopolita.
Ubicado en un edificio histórico del Strand District, Riondo’s Ristorante ofrece un menú con clásicos reconfortantes y un toque italiano distintivo, cortesía del chef Rico.
Su ambiente artístico y su popular happy hour lo han vuelto un favorito tanto para locales como visitantes.
Otra joya es Sugar & Rye, que combina la calidez de un espacio bien diseñado con una propuesta gastronómica sofisticada.
Propiedad de los dueños del White House y Oleander Hotel, este lugar es pet-friendly (tienen eventos como “Yappy Hour” con menú especial para perros), cocina costera y un horno de leña al aire libre que le da carácter a sus pizzas y demás especialidades.
Finalmente, para una cena elegante en el corazón de la isla, Saltwater Grill, sinónimo de hospitalidad y alta cocina por más de 25 años, te cautivará con platillos como los mejillones al Chardonnay, los lobster spring rolls o cortes de carne con una variedad de toppings, ideal para cerrar con broche de oro al estilo de Galveston: entre sabores que cuenten historias…Un poco de contexto (o recuadro)Antes de ser un destino turístico, Galveston fue el escenario de una de las tragedias más devastadoras de la historia de Estados Unidos: el huracán de 1900.
Esta tormenta, la más mortífera jamás registrada en el país, dejó un saldo de cerca de 8 mil vidas perdidas y cambió para siempre la arquitectura, el sistema de defensa costera y el espíritu de la isla.
Hoy, esa historia vive no solo en sus museos, sino en los relatos y edificios que sobrevivieron al desastre.