Esto piensan los habitantes de San Francisco sobre la propuesta de reabrir Alcatraz como prisión Infobae
La propuesta del presidente Donald Trump de reabrir Alcatraz como prisión para los criminales más peligrosos de Estados Unidos ha provocado una fuerte oposición en San Francisco, donde la histórica isla se ha transformado en uno de los principales destinos turísticos de la ciudad desde su cierre hace más de seis décadas.
El domingo, Trump calificó a la antigua penitenciaría como un “símbolo de ley y orden” y anunció su intención de ordenar a la Oficina Federal de Prisiones y a otras agencias federales que reconstruyan las instalaciones para albergar a “los delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos”.
Sin embargo, tanto autoridades locales como visitantes y residentes expresaron su desacuerdo con la iniciativa, de acuerdo con The Wall Street Journal (WSJ).
De prisión a atracción turística
Alcatraz, conocida como “La Roca”, cerró sus puertas como prisión federal en 1963, tras casi tres décadas de funcionamiento y debido al elevado coste de mantenimiento y transporte de suministros, incluida el agua potable.
Desde entonces, la isla ha aprovechado la fascinación del público por su pasado penitenciario, convirtiéndose en un sitio turístico que atrae a más de un millón de visitantes anualmente, de acuerdo con el Servicio de Parques Nacionales.
Los turistas pueden recorrer los Jardines de Alcatraz, visitar la exhibición Big Lockup o participar en un tour nocturno que combina vistas panorámicas del Puente Golden Gate con demostraciones del cierre de celdas. Además, eventos como el triatlón Escape from Alcatraz y competencias de canotaje han capitalizado la notoriedad del lugar.
Reacciones de los visitantes
Las opiniones de los turistas que visitaban la isla eran diversas. John La Pierre, de 62 años y procedente de los Países Bajos, expresó su apoyo a la idea de Trump: “La idea de poner a personas peligrosas en una isla sin comodidades es buena” dijo al WSJ. Sin embargo, dudó de que un sitio histórico pudiera ser adaptado nuevamente como un complejo penitenciario moderno.
En contraste, los británicos Chris Manikowski y Naomi Alexandra señalaron que las condiciones de confinamiento de Alcatraz eran excesivamente severas para los estándares actuales. “Los tiempos han cambiado, y que los prisioneros pasen una semana sin ducharse en esas celdas oscuras es demasiado”, comentó Manikowski.
Algunos visitantes ofrecieron opiniones más humorísticas o escépticas. Un turista australiano sugirió que Trump debería “dar el ejemplo” y encerrarse él mismo en la prisión. Por su parte, Carson Brock, un joven de 24 años de Cincinnati y votante de Trump, declaró que preferiría preservar la historia del lugar antes que reabrirlo como prisión, aunque aceptó que “si eso es lo que quiere hacer, entonces que así sea”.
Otros, como Mike Neville, de 61 años y residente de Colorado Springs, consideraron que la idea era económicamente inviable y propusieron alternativas como transformar la isla en un casino.
Historia y legado de Alcatraz
Alcatraz operó como prisión de máxima seguridad entre 1934 y 1963. Durante ese tiempo, alojó a criminales notorios como el mafioso Al Capone y George “Machine-Gun” Kelly. La prisión también ganó fama por los intentos de fuga, aunque el frío del agua y las fuertes corrientes —y no los tiburones, como sugiere la leyenda— fueron las principales barreras para quienes intentaron huir.
Algunos intentos de escape incluyeron episodios insólitos, como el de un preso que, tras fracasar en una fuga por mar en 1941, intentó escapar de nuevo disfrazándose con un uniforme militar y abordando una lancha del Ejército. Fue capturado al llegar a Angel Island.
El interés cultural por Alcatraz se ha mantenido vivo gracias a películas como Escape from Alcatraz (1979), protagonizada por Clint Eastwood, y The Rock (1996), dirigida por Michael Bay.
A pesar de las críticas, la atracción continúa generando interés. En temporada alta, los boletos para visitar Alcatraz se agotan con semanas de anticipación. Los visitantes pueden llevarse recuerdos como imanes con las antiguas normas penitenciarias o réplicas de tazas de lata usadas por los presos, artículos que destacan las estrictas condiciones de vida que una vez definieron a la prisión.
