Mal momento para aumentar el ISN Diario.mx

“El aumento del 3 al 4 por ciento a nivel estatal, viene acompañado de un pago adicional de una UMA por empleado al año, por diez años, exclusivo para Ciudad Juárez”

Aumentar el Impuesto Sobre Nómina en un estado que ha perdido cerca de 20 mil empleos formales desde 2023 es exactamente lo contrario de lo que se necesita para recuperar el crecimiento. Aun así, todo indica que es lo que los diputados de Chihuahua están por aprobar esta semana, como “regalo” navideño al sector empresarial.

El aumento del 3 al 4 por ciento a nivel estatal, viene acompañado de un pago adicional de una UMA por empleado al año, por diez años, exclusivo para Ciudad Juárez. Y ni qué decir del aumento del 5 por ciento al salario mínimo…tema aparte.

Y en un contexto de debilitamiento del empleo formal que ya suma varios años a nivel estatal y nacional, encarecer la nómina significa cargarle la mano, primero, a las pequeñas y medianas empresas, que son las más sensibles a cualquier aumento en costos laborales y las que concentran buena parte del empleo local.

Para muchas de ellas, el incremento del ISN no se traducirá en mayor productividad, sino en menos contrataciones, ajustes de plantilla o, en el peor de los casos, cierre de operaciones.

Pero el impacto no se limita a las pymes. También las grandes empresas —incluidas las industriales y exportadoras— enfrentan márgenes más estrechos, menor dinamismo en la demanda y mayores costos financieros. Elevar el ISN en este momento reduce incentivos para expandir operaciones, frena nuevas inversiones y debilita la competitividad del estado frente a otras entidades que compiten por el mismo capital.

Cabe recordar que, de acuerdo con el IMSS, entre noviembre de 2023 y el mismo mes de 2025, el estado de Chihuahua perdió 20 mil empleos, siguiendo la tendencia nacional de debilitamiento del empleo formal que va por su tercer año.

La verdad es que como están las cosas, era para que se elaboraran paquetes de estímulo al empleo formal y ya no digamos solo a nivel estatal, sino en todo el país, donde poco a poco se va erosionando la generación de plazas con todos los derechos, prestaciones y obligaciones. La informalidad está creciendo más.

Así que el paquete económico del estado de Chihuahua, viene cargado de contradicciones, no muy distinto a lo que sucede a nivel nacional, más deuda y compromiso de ingresos futuros.

Más dinero y más deuda

El Paquete Económico 2026 del estado de Chihuahua dibuja un escenario de fuerte presión fiscal y financiera que va mucho más allá de ajustes marginales.

Lo que se presenta como fortalecimiento de las finanzas públicas es, en realidad, una combinación de mayores impuestos, nuevas contribuciones y un aumento significativo del endeudamiento, todo concentrado en un momento de debilidad económica y pérdida de empleo formal.

En materia de ingresos, el énfasis está claramente puesto en exprimir a la base contributiva existente. El Impuesto Sobre Nómina elevará su tasa al 4 por ciento durante 2026 y 2027, con una recaudación estimada superior a los 8 mil 742 millones de pesos, -más de 626 millones adicionales respecto a 2025-.

A ello se suma el incremento del impuesto adicional universitario, que aportaría casi 796 millones de pesos en 2026, es decir, más de 87 millones extra en comparación con el año previo.

Pero la presión no se limita a impuestos tradicionales. Se crea también una contribución extraordinaria equivalente a una UMA anual por empleado durante un periodo de diez años, destinada a nutrir el Fideicomiso Paso del Norte para el Centro de Convenciones.

Se trata de un cargo plano al empleo formal que, por su diseño, impacta directamente en la estructura de costos de las empresas, independientemente de su tamaño o rentabilidad.

Del lado del gasto y la deuda, el paquete revela una apuesta clara por el financiamiento de largo plazo. Se autoriza el refinanciamiento de cuatro créditos por más de 15 mil 741 millones de pesos a un plazo de 25 años, además del refinanciamiento de un bono cupón cero por 665 millones de pesos. En ambos casos, se extiende el horizonte de pago y se comprometen ingresos futuros para aliviar presiones presentes.

A esto se suma la autorización para contratar nuevo financiamiento por 3 mil millones de pesos, también a 25 años, con cargo a las participaciones federales del Fondo General de Participaciones, así como el uso de deuda de corto plazo por 2 mil millones de pesos para cubrir necesidades inmediatas de liquidez. El mensaje es claro: se recurre tanto al ingreso tributario como al endeudamiento para sostener el equilibrio fiscal.

En conjunto, el Paquete Económico 2026 muestra una danza de miles de millones de pesos en la que el empleo formal, los ingresos futuros y la deuda de largo plazo se convierten en piezas centrales del ajuste.

El riesgo es evidente: fortalecer las finanzas públicas hoy a costa de debilitar la base productiva y comprometer márgenes fiscales de las próximas décadas. Esa es la discusión de fondo que el estado debería estar dando.