PALABRA DE ANTÍGONA/ Alzar la voz por Nicaragua Entresemana.mx
SARA LOVERA*
SemMéxico, Ciudad de México. Hace casi 50 años se fundó el movimiento mexicano de solidaridad con el pueblo de Nicaragua, acompañando la insurrección sandinista contra Anastasio Somoza. A medio siglo del triunfo revolucionario en ese país (1977-1979), cuando las y los idealistas creían en la lucha contra las dictaduras latinoamericanas, un golpe a la inteligencia nos ha vuelto a una realidad estrujante. La dictadura patriarcal volvió a Nicaragua.
En 2025, en Nicaragua hay prohibición total del aborto y de las uniones entre personas del mismo sexo; se aplastó al movimiento feminista; son muchos los presos políticos; desapareció la libertad de expresión, los contrapesos y la división de poderes; caricaturas son la Corte Suprema y el Congreso. Se decretó la muerte civil a las personas consideradas opositoras al régimen.
Por ello, el 3 de diciembre nació el Comité Mexicano por la Democracia y las Libertades en Nicaragua, y arrancó la campaña “Por una Navidad sin Presos Políticos”. El Comité informará y difundirá lo que vive ese país centroamericano y cómo actúa el gobierno dictatorial de Daniel Ortega-Rosario Murillo.
La escritora y poeta Gioconda Belli, autora de El Ojo de la Mujer y El País de las Mujeres, receptora del premio Carlos Fuentes, saludó a distancia, en video, al Comité y narró cómo han sido estos duros años para el pueblo nicaragüense. Describió a la población trashumante, desterrada, y reconoció la necesidad “más que nunca” de solidaridad.
Nicaragua vive terror y represión mucho más crudas y violentas desde el Levantamiento Cívico de abril de 2018, que en las calles demandó el fin de la dictadura y elecciones libres y transparentes.
Las cifras son espeluznantes, según el informe del Comité y de varias agencias de Naciones Unidas. A partir de 2018 suman: 355 asesinatos; más de 2 mil heridos; más de 5 mil presos de 2018 a la fecha; 6 prisioneros políticos fallecidos en manos del régimen; 5,609 organizaciones de la sociedad civil clausuradas; 261 sacerdotes expulsados, entre ellos 4 obispos, el Nuncio Apostólico y 90 monjas; 20 universidades y centros de estudios superiores confiscados; decenas de feministas perseguidas o expulsadas; 935 mil nicaragüenses fuera de su país; de éstos, 875 mil solicitantes de asilo o refugio en terceros países, incluido México.
El régimen ha utilizado una estructura legalista e institucional para construir su modelo dictatorial y dinástico. Con cambios constitucionales desapareció cualquier contrapeso; se quebró la República; el Congreso es una caricatura; las elecciones, un teatro. No ha cesado el apresamiento y la persecución de opositores, líderes sociales, defensores/as de derechos humanos, feministas e informadores/as. Se estranguló el conocimiento, clausurando universidades.
Estremece la decisión gubernamental de la privación arbitraria de la nacionalidad, que prohíbe entrar al país, niega pasaportes y cualquier documento oficial.
La situación indigna; por ello urge al Comité de mexicanas y mexicanos, académicos/as, intelectuales, políticos/as y periodistas, difundir las atrocidades de la dictadura de Ortega-Murillo.
En la coordinación del Comité, los exdiputados mexicanos Nancy Cárdenas y Luis Arias, Irán Moreno, Elías Miguel Moreno Brizuela, Enrique Villareal Ramos, Antonio Medina Trejo y otros muchos, informaron que solicitarán al gobierno de México que utilice sus oficios diplomáticos para liberar a los presos políticos, permitir su arribo a nuestro país y otorgar asilo humanitario, como nos ha caracterizado.
Las gestiones se harán ante Jorge Velasco, encargado de despacho de la Cancillería, y la subsecretaria para América Latina y el Caribe, Raquel Serur Smeke, “para acelerar el otorgamiento de refugio”. Veremos.
*Periodista, editora de género en la OEM y directora del portal informativo Semmexico.mx
