Rúbrica La Clave Online
Impunidad, la moneda de cambio
Por Aurelio Contreras Moreno
La salida de Alejandro Gertz Manero de la Fiscalía General de la República (FGR) fue un manotazo pactado con impunidad para cerrar filas en el régimen morenista y garantizar que las cloacas del poder no se desborden todavía más de lo que ya están.
Gertz se va después de haber filtrado expedientes y denuncias que tocaban fibras sensibles del morenato: desde las investigaciones contra Adán Augusto López y sus innegables nexos con “La Barredora”, hasta los señalamientos que alcanzaban a los hijos del expresidente López Obrador en el negocio del huachicol, y más recientemente los vínculos del copropietario del certamen Miss Universo Raúl Rocha Cantú con el crimen organizado… y el gobierno de la “cuarta transformación”.
Cada filtración fue un recordatorio de que la Fiscalía de Gertz –quien fue colocado y sostenido contra viento y marea en el cargo por Andrés Manuel López Obrador- no fue sino un instrumento de presión política y de chantaje, externo e interno, que se había vuelto inmanejable para el gobierno de Claudia Sheinbaum, totalmente acotado y maniatado desde todos los frentes.
La gota que derramó el vaso habría sido el tema Miss Universo, el más trivial de todos, en apariencia. El pasado 15 de noviembre, un juez de control de Querétaro concedió una orden de aprehensión en contra de Raúl Rocha Cantú –acusado por los mismos exjueces del anacrónico certamen de belleza de haber amañado el concurso para beneficiar a su compatriota Fátima Bosch, hija de un multimillonario contratista y “asesor” de Pemex- por los delitos de delincuencia organizada, tráfico de armas de fuego desde Guatemala, huachicol fiscal y lavado de dinero.
Esa información permanecía desapercibida hasta que se filtró a medios nacionales e internacionales un criterio de oportunidad firmado el 19 de noviembre entre Rocha Cantú y la FGR para convertirlo en testigo protegido, de manera que colaboraría con la Fiscalía federal aportando información sobre el huachicol fiscal y sus redes financieras, así como los vínculos con funcionarios y empresarios. Una verdadera bomba que podría hacer volar en pedazos al régimen mismo por la colusión de buena parte de sus integrantes –hasta el más alto nivel– en esa red delincuencial.
El desenlace no sorprende: la impunidad como moneda de cambio. Lo que se adelantaba desde la noche del pasado miércoles como un cese, una destitución fulminante, se convirtió en una salida hacia un exilio y retiro dorado: Gertz anunció su “renuncia” a la FGR debido a una “invitación” de la propia Claudia Sheinbaum para ser embajador de un “país amigo”, que algunas versiones apuntan que sería Alemania.
Por la mañana de este jueves, con su conocido y chocante estilo de pretender fingir demencia, Claudia Sheinbaum dijo no tener noticia de que Gertz Manero hubiese presentado su renuncia, pero que tenía una “carta” del Senado que estaba “analizando”. Seguramente se trataba del plan para “doblar” al fiscal si se negaba a “cooperar” por las buenas. Pero de una intención de su parte de hacerlo embajador, no mencionó ni media palabra.
¿Qué información le habrá mostrado Gertz Manero a la cúpula morenista, qué les habrá mandado a decir en esas horas de incertidumbre, en las que las versiones circulaban como pólvora en medio de un muy sugerente hermetismo del morenato?
Pues al parecer lo necesario para que en lugar de ser defenestrado, Gertz Manero obtuviera mucho, muchísimo más que una salida digna: le dieron una patente de impunidad –con inmunidad diplomática incluida- y un boleto no hacia las Islas Fidji para refundirlo, sino a uno de los países más modernos de Europa para que goce sus últimos años.
El relevo por ahora interino, pero que en breve será definitivo al frente de la FGR con Ernestina Godoy, figura de absoluta confianza de Claudia Sheinbaum, le dará a la presidenta un mayor margen de maniobra, mas no las amarras del poder, el cual le entregó de nuevo a Adán Augusto López, a Ricardo Monreal y, especialmente, a López Obrador. Al sacar de la ecuación a Gertz, otra vez se sometió.
¿Llegaron todas? No llegó ni ella.
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