Choque fatal de funicular en Lisboa: los testigos relatan una escena terrible Infobae
El jueves, Lisboa estaba de luto y las autoridades portuguesas buscaban respuestas sobre las causas del accidente de una de las atracciones turísticas más populares de Lisboa, el Elevador da Glória.
Según los testigos, el miércoles por la tarde el funicular amarillo y blanco había subido solo unos metros por una empinada colina de Lisboa cuando se detuvo bruscamente e inició una breve caída libre hasta el bloque de salida. La gente se cayó de sus asientos y sobre otros, provocando heridas y caos.
Estaban en el vagón que corrió con más suerte.
De forma igual de repentina, el vagón que circulaba por la línea paralela y estaba conectado al primer vagón por un sistema de cables empezó a descender desde cerca de la cima de la colina, acelerando a una velocidad vertiginosa antes de estrellarse contra un edificio, matando al menos a 16 personas.
Los pasajeros que iban dentro del vagón en picada chillaban aterrorizados. "Lo que oí no fue el chirrido del tranvía al caer", dijo Teresa D"Avo, una testigo. "Era el sonido de los gritos de la gente".
El jueves, Lisboa estaba de luto y las autoridades portuguesas buscaban respuestas sobre las causas del accidente de una de las atracciones turísticas más populares de Lisboa, el Elevador da Glória. El primer ministro de Portugal lo calificó de "una de las mayores tragedias humanas de nuestra historia reciente".
Las autoridades abrieron una investigación sobre el accidente en el funicular de época, que transportaba pasajeros arriba y abajo por una empinada y pintoresca pendiente en el centro de la ciudad montañosa. Un funcionario local dijo que entre los muertos había algunos extranjeros, pero todavía no se han anunciado los nombres de las víctimas. Al menos 21 sobrevivientes resultaron heridos, dijeron las autoridades.
Los dos vagones de un funicular actúan como contrapesos entre sí, uno sube mientras el otro desciende, normalmente a un ritmo pausado. El viaje en el Elevador da Glória suele durar unos minutos, mientras el vagón avanza por el empedrado paseo de la Glória, bordeado de arte callejero y edificios de colores pastel, que conecta el barrio de Bairro Alto con el amplio bulevar que atraviesa el corazón de la ciudad, abajo.
El hecho de que ambos coches cayeran rápida y simultáneamente hizo especular, incluso a los medios de comunicación locales, con la posibilidad de que el cable subterráneo que los conectaba se hubiera soltado o roto, pero los funcionarios del gobierno aún no han hecho ningún comentario.
"La ciudad necesita respuestas", dijo Carlos Moedas, alcalde de Lisboa, en una conferencia de prensa celebrada el jueves, mientras el país guardaba un día de luto.
Un testigo, Bruno Gonçalves Pereira, dijo que, tras desengancharse, el vagón superior adquirió una velocidad frenética, chocó contra una farola y una esquina de la calle y se estrelló, volviéndose un montón de metal destrozado, contra una pared con un estruendo ensordecedor. Una nube de polvo gris y un silencio absoluto llenaron el callejón.
En el lugar del choque, el techo del vagón yacía de lado el jueves junto a un amasijo de trozos de metal y asientos de madera rotos.
Los equipos de rescate acudieron rápidamente al lugar del accidente y trasladaron a las víctimas y a quienes habían resultado heridos a los hospitales locales. Entre los fallecidos se encontraba el conductor del funicular, André Jorge Gonçalves Marques, dijo el sindicato portugués de trabajadores del transporte en una publicación de Facebook, así como un ciudadano estadounidense, según informó el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Tras el accidente, dijo Gonçalves Pereira, una mujer mayor, que salió de entre los escombros, caminó hacia él, le tomó de la mano y luego se desplomó sobre él.
"Murió en ese momento", dijo. "Era la primera vez que alguien moría tan cerca de mí".
Stefania Lepidi, una científica italiana que iba a bordo del vagón inferior, sufrió una fractura en el brazo. Dijo que estuvo unas dos horas tumbada sobre los adoquines manchados de sangre, con náuseas por el dolor, porque los equipos de rescate estaban ocupados sacando a las víctimas del vagón destruido.
Los bomberos subieron la colina con herramientas eléctricas para romper el amasijo de metal que quedaba del vagón, dijo, y los rescatistas bajaron la colina llevando camillas, algunas cubiertas de tela.
El funicular, que ha funcionado en diversas formas durante 140 años, "era un símbolo" de Lisboa, dijo Lepidi por teléfono. "No sé si seguirá siéndolo".
Los visitantes de la ciudad suelen hacer largas filas para subir al funicular. Los dos vagones, cada uno con capacidad para unas 40 personas, están unidos por un cable que pasa por una polea en lo alto de la colina. El sistema funciona con cables eléctricos aéreos, y en cada viaje los vagones se cruzan a mitad del recorrido.
Margarida Castro Martins, directora de la agencia de protección civil de Lisboa, dijo en una conferencia de prensa el jueves que la mayoría de los heridos eran extranjeros. Entre ellos había ciudadanos canadienses, franceses, alemanes, marroquíes, españoles y suizos, dijo.
Castro Martins dijo inicialmente el jueves que el número de muertos era de 17, pero la agencia corrigió posteriormente la cifra a 16.
El instituto forense portugués realizó autopsias durante la noche y su director, Francisco Corte Real, dijo que se habían desplazado médicos forenses de otras partes del país para ayudar.
El primer ministro portugués, Luís Montenegro, dijo en una conferencia de prensa el jueves que los médicos forenses estaban trabajando para confirmar las identidades y nacionalidades de las víctimas, y que el gobierno trabajaría para devolver los cadáveres de las víctimas extranjeras a sus países de origen.
Mientras las autoridades buscaban la causa del accidente, el alcalde Moedas ordenó la suspensión de las operaciones de los demás funiculares de la ciudad, incluido el popular Elevador da Bica. También solicitó inspecciones técnicas de todo el equipo de los funiculares y dijo que los funiculares de Lisboa permanecerían cerrados mientras continuaba la investigación.
Por ahora, dijo, la información disponible es insuficiente para determinar la causa: "Todo lo que podemos decir en este momento son meras especulaciones".
Varios organismos portugueses participan en la investigación, según Castro Martins, entre ellos la policía de seguridad pública, la división de investigación criminal y la oficina de prevención e investigación de accidentes aéreos y ferroviarios.
En 2018, la misma línea funicular sufrió un descarrilamiento que no causó heridos. Un vagón "simplemente se salió de las vías y aterrizó sobre los adoquines", escribió entonces el diario portugués Público. El accidente, que la empresa de transporte público de Lisboa, Carris, calificó de "problema técnico", no pareció causar mucha alarma.
El jueves, Carris dijo en un comunicado que se habían seguido todos los protocolos de mantenimiento antes del accidente más reciente. Dijo que el mantenimiento general, previsto cada cuatro años, se había realizado por última vez en 2022, y que se había hecho una revisión en 2024. La empresa añadió que se habían realizado inspecciones semanales y diarias.
Carris también dijo que había abierto inmediatamente una investigación sobre lo ocurrido.
Gonçalves Pereira solía caminar por el paseo Glória, encantado por el ambiente cosmopolita del barrio y sus tiendas de discos. Más tarde compró un apartamento en el paseo, y vivió allí durante 10 años, viendo a veces subir y bajar los funiculares.
Ahora, una nueva imagen ha sustituido a más de una década de recuerdos de esa calle. Fue la de un niño que vio en el lugar del accidente, dijo, "llorando, con la sangre brotándole de la cabeza a las sandalias, extendiendo los brazos como si intentara encontrar algún regazo".
Tiago Carrasco colaboró con reportería desde Lisboa. Samuel Granados y Jonathan Wolfe también colaboraron con reportería.
Emma Bubola es reportera del Times en Roma.
Tiago Carrasco colaboró con reportería desde Lisboa. Samuel Granados y Jonathan Wolfe también colaboraron con reportería.
