La ebullición climática no se detiene con el exceso de lluvias Forbes

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La ebullición climática no se detiene con el exceso de lluvias

Llueve a cantaros, los ríos se desbordan; las presas suben su nivel, hay una sensación de alivio para los productores campesinos, la sequía y la falta de agua fueron superadas.

Quisiéramos -en efecto- que fuera de esa manera o que todo sean buenas noticias, pero no, desafortunadamente no todo es así. Mientras las inundaciones, deslaves y socavones afectan buena parte del territorio nacional y en algunas regiones todo es abundancia y expectativa de mayores cosechas, en otras el contraste es de calor, tormentas de arena y el agua sigue ausente.  

Lo mismo agricultores, ganaderos, empresarios y comerciantes a todos les afecta el desbalance e incongruencias ambientales de las semanas recientes. Unos celebran, mientras que otros se quedan varados, pierden mercancías o simplemente ven como sus ganancias desaparecen cuando una bodega, una nave industrial o una tienda sufre los embates de la ebullición climática.

En algunas colonias se presentan los desbordes de aguas negras, las coladeras las devuelven, cientos de familias pasan por las penurias temporales con sus casas inundadas y mucho de su patrimonio echado a perder; la lluvia arrasa caminos y carreteras, vendavales y socavones surgen de un momento a otro y varios cientos de vehículos se quedan varados en el medio de los bajo-puentes.

Equipo, instalaciones e infraestructura de comunicaciones, energía, transporte, vialidad, basura, comercio y alumbrado sufren los daños más representativos. Las primas de los seguros aumentan, los daños ascienden a cientos de millones y pasará un tiempo para que se pueda responder a las afectaciones sociales.  

Esa realidad es altamente costosa, genera secuelas económicas de mediano y largo plazo, afecta la cotidianidad de millones de personas y pone en jaque a los organismos públicos de todos los niveles de gobierno.

Es entonces conveniente no pasar por alto que la lucha contra el cambio climático continua y requiere de ir a fondo. El exceso de lluvias y que las presas se repongan no quiere decir que el agua está ahí ya lista para ser usada y que tampoco cada gota pasara a ser una reserva estratégica para los tiempos de sequías.

Ten presente que la inmensa mayoría del agua de lluvia se precipita con muchos contaminantes presentes en el aire y -ante la falta de infraestructura para colectarla y conservarla adecuadamente- terminara mezclándose con las aguas negras (sin tratamiento), basura y otras sustancias peligrosas en el drenaje generando mayor contaminación y problemas secundarios.

Un desperdicio, una falta de visión y la carencia absoluta de políticas públicas eficientes y actuales sobre el tema.

Que las presas suban de nivel es buena señal, pero el estado actual de las mismas, las afectaciones causadas por su utilización como verdaderos retretes de aguas contaminadas y el creciente aumento en el costo para potabilizar sus reservas son temas que no pueden soslayarse ni mucho menos entrar en un estado de conformidad que a la vuelta de la esquina nos regrese a una situación de sobreexplotación, derroche y franco descuido.

Ríos, lagunas, humedales permanecen en riesgo, sufren las consecuencias de toneladas de basura y desperdicios acumulados, polución extrema, vertederos industriales y domésticos clandestinos, sobrepoblación y las edificaciones irregulares.

Bosques y selvas continúan siendo depredados, arrasados, desertificados a un ritmo devastador, no hay alivio ni pausa aún bajo las tormentas de temporada, de ahí los efectos que se manifiestan en deslaves, inundaciones y la incapacidad del suelo para poder regenerar y crear mantos acuíferos.

El cambio climático aprieta, nos muestra esas facetas de engaño donde es necesario advertir que los polos, los glaciares, el permafrost se han ido y no volverán, cada vez más rápido las temperaturas promedio siguen batiendo registros históricos.

En estas latitudes lluvias torrenciales, en otras, incendios, ondas de calor, tornados, tormentas de arena también en frecuencia y dimensiones nunca vistos.

Millones de seres humanos en zonas costeras quedan expuestos ante el aumento en los niveles de los mares que sigue calentándose y contaminándose también de forma acelerada.

Mantengamos la atención sobre lo importantes que son pequeños hábitos para ahorrar, reciclar, cuidar y aprovechar el agua, no dejarse llevar por la indolencia, egoísmo e insensibilidad. Mucho menos bajar la guardia o pasar por alto que el plantea es un sistema, un organismo vivo que sigue enviando señales de alerta, advertencias, llamados urgentes a cambiar de actitud y mentalidad.

Inestabilidad y disparidades, la cruenta realidad nos sorprende al tiempo que nos recrimina, nos pide ayuda; la lucha sigue por alcanzar medidas urgentes para disminuir los gases de efecto invernadero, cancelar el uso de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas químicos, menos plásticos, menos conservadores. Menor desperdicio, menos basura.

Mindfulness, mejores tendencias y nuevas costumbres. Mas vida natural, mucho más trabajo por la conservación, mayor activismo en favor del medio ambiente y la vida animal. Mejor alimentación y más reflexión, critica, fiscalización, participación, información, más cuidado natural de la salud. 

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La ebullición climática no se detiene con el exceso de lluvias
Alfredo Paredes