Nigromancia y esoterismo en el porvenir del arte; Museo Nacional de Arte Excelsior

JUAN CARLOS TALAVERANigromancia, astrología, cartomancia y adivinación son algunos de los conceptos que explora la exhibición Bajo el signo de Saturno.
Adivinación en el arte, que abre hoy al público en el Museo Nacional de Arte (Munal), con más de 200 obras de artistas como Leonora Carrington, Rufino Tamayo, Saturnino Herrán, Pedro Friedeberg, Alice Rahon, Cordelia Urueta y Antonio Ruiz El Corcito, entre muchos más.
“Las artes adivinatorias y herméticas son el pretexto para hablar de la incertidumbre del destino, así como de la preocupación y del camino hacia el que vamos”, comentó a Excélsior el curador David Cáliz, quien destacó la exhibición, por primera vez, de la Carta astral (1950) de André Breton, fundador del movimiento surrealista, que fue elaborada por el poeta Jean Schuster, y que está acompañada de las cartas astrales de Remedios Varo, del poeta Ramón López Velarde y la que hizo para sí mismo Pedro Friedeberg.
Dividida en cuatro núcleos (Nigromancia.
Invocar a los muertos; Clarividencia; Astrología.
Consultar las estrellas y Terror cósmico), la muestra “es una reflexión acerca de la historia visual de las imágenes que se construyeron a partir de las artes herméticas desde el territorio del arte”.
Explicó que el título de la muestra proviene de un ensayo de Susan Sontag, en el que reflexiona sobre Walter Benjamin, donde se lee: “Yo nací bajo el signo de Saturno, la estrella de las demoras y derivas”.
A partir de esa reflexión, dijo, “lo que nos interesa es concebir cómo la incertidumbre y angustia del hombre por comprender el porvenir, hace que estas manifestaciones mánticas –el tarot, la cartomancia, la quiromancia, la astrología y el espiritismo– se conviertan en plataformas, campos de cultivo y sustrato importante para ver el arte y las artes herméticas y esotéricas desde otras latitudes”.
Tal como se puede apreciar en obras como Quiromántica (1950), de Teresa Morán; Cartomancia (1907), de Rafael Ponce de León; La mujer X, retrato de Virginia Fábregas (1917), de Saturnino Herrán; Tarot (2023), de Pedro Friedeberg; Planisferio Celeste, de Antonio M.
Ruiz El Corcito; Tuesday y The seance, de Leonora Carrington.
Así como en la serie fotográfica dedicada a la quiromántica Nelly Mulley, de los años 30, captada por la lente de Agustín Víctor Casasola; la mesa de tarot Despatriarcalizar la fortuna, de la artista contemporánea Eugenia Martínez; las cajas mágicas adivinadoras, publicaciones como El Ahuizote y su sátira hacia el espiritismo de Francisco I.
Madero, y el reportaje del fotógrafo Juan Guzmán sobre las sesiones espiritistas.
David Cáliz también expuso que la carta astral de André Breton fue donada al Munal, en 2021, por Lourdes Andrade Vilchis, quien fuera especialista en el movimiento surrealista, mientras que la carta astral de López Velarde provino de la colección de Carlos Monsiváis.
Finalmente, destacó que más allá del conjunto de obra expuesto, lo que el Munal busca con esta muestra, que permanecerá expuesta hasta el 15 de febrero de 2026, es provocar un cuestionamiento sobre cómo se habitan los museos, como espacios de pensamiento, por lo que dentro del proyecto curatorial se brindan herramientas para pensar e, incluso, cuestionar lo que se exhibe, cómo se exhibe y desde dónde se exhibe.
En su oportunidad, Mireida Velázquez Torres, directora del Munal, precisó que la exhibición incluye escultura, gráfica, fotografía y pintura, que van del siglo XVI hasta nuestros días, por lo que es un recorrido amplio por la cultura visual y la historia del arte de México, así como una manera distinta de releer su acervo y de hacerlo dialogar con otras colecciones.
Destacó que fue a partir de la carta astral de André Breton que el curador hizo “una reflexión en torno al papel que han jugado las artes adivinatorias, no sólo en el arte, sino también en la cultura de nuestro país y del mundo”.
Y destacó la importancia de que temas como la astrología, la quiromancia y la cartomancia transformen y resignifiquen, desde el mundo del arte, puentes imaginativos para producir objetos culturales y discursos estéticos.
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