Contrapunto Excelsior

Escribo la presente colaboración con un ojo al gato y otro al garabato, pues están jugando dos de los equipos del futbol mexicano que más afición tienen, los Pumas y las Chivas, en un partido que aún, me parece, le está quedando a deber a la afición.
Ojalá hacia el final mejore.
Por cierto que debo agradecer a los muy apreciados golfistas que hicieron un llenazo en el torneo de la Gira de golf Imagen Vector, presentada por Volvo, del pasado viernes en el Cancún Country Club, en el bello campo llamado El Tinto, un estupendo recinto del golf, muy cerca del aeropuerto cancunense, y con un bello diseño del gran jugador sudafricano y después diseñador, Nick Price.
Por cierto, y en ese evento, conversaba con un grupo de aficionados al deporte que me preguntaban si, desde mi perspectiva, el deporte mexicano debería de tener un mejor nivel, aun a pesar de la brillante actuación en la pasada edición de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y, desgraciadamente, mi respuesta es que estamos muy lejos del real nivel que nuestro deporte debe tener en lo más alto del deporte mundial, en la gran justa deportiva que son los inminentes Juegos Olímpicos París 2024, pues si bien nos va, se van a obtener máximo seis o siete medallas en deportes en los que se compite como los clavados, el pentatlón, el tiro con arco, el taekwondo y alguna sorpresa, pero no se vislumbra una actuación tan importante como la que terminó apenas hace unos días en Chile, ni mucho menos.
El llegar a los Olímpicos significa un golpe con la realidad que nos deja muy claro que el deporte nacional es capaz de competir con éxito, aun en la justa continental, pero cuando se trata de llegar a lo más alto, esa capacidad de competir y ganar, se ve francamente muy disminuida.
Las razones son múltiples, me queda claro que no se trata de falta de talento de nuestros deportistas, el fracaso constante por el que no se puede terminar en los primeros diez o quince del mundo en los Juegos Olímpicos pasa principalmente por una funesta administración del deporte, históricamente hablando, con contadas excepciones que dieron un gran resultado, tal como sucedió en Sídney 2000 o en Londres 2012, tiempos en los que se manejaba al deporte con mayor tino y capacidad.
La incapacidad de los directivos es un gran enemigo de nuestros atletas; sin embargo, el más grave problema con el que lidian nuestros representantes es con la corrupción y el descarado robo en despoblado, que ha sido un lastre; directivos, de federaciones, pero muy en particular de los organismos gubernamentales del deporte, son un cochinero, que hoy lamentablemente viven su peor momento histórico.
Son unos ladrones con cargo casi todos, pero lo de hoy no tiene nombre, es la era de mayor corrupción en la historia.
Ojalá que algún día sean llamados a cuentas.
 Columnista: Pablo CarrilloImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0