Cuando el cine y el mundo de la moda se encuentran Plaza de Ármas

“El cine es la mejor vitrina que ha tenido la moda”, afirmó en los años 60 el diseñador italiano Giorgio Armani, quien colaboró en varias películas que fueron grandes éxitos, no sólo por su trama, sino también por sus looks.

Una afirmación que, según los expertos, es verdadera, ya que las películas se han convertido en pasarelas emocionales que logran llegar a un público más diverso y amplio.

Un buen vestuario no sólo adorna estéticamente, sino que cuenta historias, revela la clase social, la sicología, las aspiraciones… la mente humana en todo su esplendor, por lo que en manos de los creadores indicados, se vuelve una herramienta narrativa que los cineastas han sabido aprovechar.

“El vestuario es un cuento silencioso”, dice Tom Ford, otro creador que ha estado involucrado en el cine. Es director y sabe que la ropa correcta crea íconos culturales y aspiracionales, además de inspirar a otros diseñadores para idear colecciones y desfiles que llegarán a muchas personas en todo el planeta.

Por si fuera poco, las grandes actrices han sido las mejores embajadoras del fashion, desde Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Audrey Hepburn y Grace Kelly, hasta Cate Blanchett, Tilda Swinton y muchas más.

Mostramos aquí algunos ejemplos de cómo el matrimonio entre la moda y el cine puede llevar a construir verdaderas obras de arte que trascienden el tiempo.

Desayuno con Diamantes

(Breakfast at Tiffany’s, 1961)

Una de las películas que más unió al cine con el glamour de la Alta Moda gracias a la mano del diseñador Hubert de Givenchy. Esta película, basada en la novela de Truman Capote y dirigida por Blake Edwards, elevó a Audrey Hepburn como símbolo de estilo, tanto que se olvidó su profesión de “escort” en la cinta.

Así, a través de un sencillo vestidos negro (el “little black dress” que ha reaparecido siempre en las tendencias), collares de perlas, gafas oscuras, peinados altos, labios rojos y “kitten heels”, este vestuario representó en la película el glamour, la libertad y la contradicción que convergen en la protagonista.

Estos looks ganadores de Audrey siguen vigentes hasta hoy y han inspirado a otros diseñadores como Chanel, Dior y Prada para colecciones posteriores que han tenido mucho éxito.

Bella de Día

(Belle de Jour, 1967)

Una cinta de Luis Buñuel que retrata a una hermosa burguesa parisina, encarnada por Catherine Deneuve, supuestamente feliz y casada, y quien realiza sus fantasías eróticas trabajando como escort por las tardes. En esta película, la estrella pidió que su diseñador fuera Yves Saint Laurent, quien ya la vestía y con quien tenía gran amistad.

El creador francés ideó un vestuario sobrio y elegante para demostrar la sofisticación erótica, pero sin caer en lo obvio ni en la vulgaridad, sino creando icónicos conjuntos que pronto fueron copiados por las mujeres de todo el mundo.

Trajes sastre estructurados, vestidos negros con cuello de colegiala, gabardinas negras, sombreros y zapatos de tacón medio con hebillas hicieron de Severine, la protagonista, una representación de la frialdad y el misterio, pero con una gran vida interior.

Ni Idea

(Clueless, 1995)

Esta comedia de adolescentes, basada en la novela “Emma”, de Jane Austen, pero situada en Beverly Hills, se volvió una obra de culto de la moda de los años 90. La coordinadora fue Mona May, quien utilizó a diseñadores y firmas como Jean Paul Gaultier, Calvin Klein, Dolce & Gabbana y Azzedine Alaïa, y las mezcló con prendas de mercadillos para vestir a estas adolescentes en colores llamativos que resaltaban a sus personajes.

Las chicas lucían juguetonas y empoderadas como una forma de expresión e identidad. “Sus looks son divertidos, poderosos y estratégicos”, afirmó la encargada del vestuario, quien revivió el estilo “preppy” de la época con un giro fashion e inspiró series como Gossip Girl y campañas de Miu Miu, Moschino y Gucci.

Gigoló Americano

(American Gigoló, 1980)

Esta película, protagonizada por Richard Gere, revolucionó el guardarropa masculino de su época, ya que para vestir a este gigoló, Giorgio Armani realizó un guardarropa elegante, moderno, seductor y sobre todo relajado, ya que sus trajes fueron hechos a la medida del actor con un corte más holgado y cómodo, pero sin perder la elegancia.

La escena donde este personaje de Los Ángeles muestra su clóset es icónica, pues se pueden observar muchos trajes en telas suaves, en tonos elegantes como los grises, los camel y el azul marino, así como abrigos largos y sueltos. Armani también fue uno de los primeros en vestir a Gere con jeans y blazers.

“Julian (Gere) no se mueve: desfila. Su traje es su piel”, afirmó en su momento el director Paul Schrader.

La Edad de la Inocencia

(The Age of innocence, 1993)

Un retrato de la sociedad neoyorquina de 1870 que refleja las normas y contradicciones de clase que están creciendo y se niega a recibir a integrantes nuevos. El personaje de Daniel Day-Lewis debe luchar entre su compromiso con Winona Ryder, lo que le asegura el ascenso social, y su amor por la misteriosa condesa Olenska, interpretada por Michele Pfeiffer.

Grandes vuelos, corsets, bordados y faldas que fueron creadas para mostrar este ostentoso mundo gracias al trabajo de Gabriella Pescucci, autora de un vestuario riquísimo lleno de texturas en sedas, satines, brocados y bordados a mano.

El diseñador italiano Valentino realizó los diseños para Pfeiffer haciéndolos muy delicados, con sus cuellos altos y sus grandes detalles femeninos. “Ella viste como una porcelana perfectamente decorada, imposible de romper, pero sin vida propia”, dijo el creador en su momento.

Evita

(Evita, 1996)

Madonna fue la elegida para encarnar al mito de Eva Perón en este filme de Alan Parker. La diva del pop convenció a su amiga Donatella Versace de que participara creando los looks más emblemáticos de esta historia musical, que sigue el ascenso de una actriz secundaria en radio a ser la primera dama más influyente de Argentina.

Los looks fueron de época, dramáticos, elegantes y llenos de simbolismos, recurriendo a fotos de archivo, joyería vintage de los años 30 a 50 con vestidos de cintura marcada y faldas amplias, trajes ceñidos con sombreros y trajes de noche con estolas de plumas y muchos abrigos de pieles que el personaje coleccionaba.

“Diseñar para Madonna como Evita fue vestir a una diosa moderna jugando a ser otra diosa”, afirmó Donatella en el estreno del filme.

Grandes Esperanzas

(Great Expectations, 1998)

Muy bella estéticamente, esta película de Alfonso Cuarón, protagonizada por Gwyneth Paltrow, traslada la novela de Charles Dickens a la Florida contemporánea, con un vestuario que recrea el mundo emocional y sofisticado de sus personajes.

Donna Karan, reina entonces del minimalismo, construyó un estilo moderno, refinado y simple, en tonos verdes, como símbolo de deseo y poder, que ayudaron a forjar la imagen fría y seductora de la protagonista. La ropa llega a fundirse con el paisaje, como los cuadros o la música, con una estética artística y melancólica.

“Estella debía parecer inalcanzable, como una escultura, y eso sólo podía lograrse con ropa que hablara con la silueta y las texturas”, expresó Karan en su momento.

El Quinto Elemento

(The Fifth Element, 1997)

Este thriller de ciencia ficción sucede en un mundo hiperestilizado y caótico con naves espaciales y viajes interplanetarios. El héroe es nada menos que Bruce Willis, un taxista exmilitar que debe salvar a Leeloo, un ser supremo encarnado por Milla Jovovich. Ambos aparecen vestidos de manera deslumbrante por el francés Jean Paul Gaultier, quien mezcló la estética espacial, bondage y de cultura pop con los toques galácticos.

Se recuerda el traje formado por tiras blancas de vinil que cubren a la protagonista, así como los llamativos trajes diseñados para el personaje de Ruby Rhod, encarnado por Chris Tucker, a quien Gaultier describió como “un Prince mezclado con una drag queen intergaláctica”.

Solo un Hombre

(A Single Man, 2009)

Esta historia, que marca el debut del diseñador Tom Ford en el cine, narra la historia en los años 60 del profesor George Falconer, homosexual encarnado por Colin Firth, quien vive en depresión después de la muerte de su pareja.

El vestuario contribuye a esta sensación de soledad y fue realizado por el mismo Ford y Arianne Phillips, con cortes clásicos y estrechos con solapas delgadas y camisas de puño francés propios de esa década. Las gafas negras de pasta también son importantes para marcar distancias, así como las gabardinas y los abrigos estructurados que utiliza el personaje cuando sale de casa.

El vestuario de la estrella femenina, Julianne Moore, estuvo inspirado en Jackie Kennedy y Elizabeth Taylor, con vestidos de lentejuelas, caftanes estampados acompañados de maquillaje y peinados dramáticos.

El Gran Gatsby

(The Great Gatsby, 2013)

Los locos años 20 y la decadencia de una clase social son retomadas en esta película por Miuccia Prada, quien vistió lujosamente a los protagonistas. Vestidos dorados con lentejuelas y flecos actualizan la figura de la “flapper” de esa época.

Turbantes, cintillos y perlas en un gran caleidoscopio de lujo desbordado son los que visten a Daisy, encarnada por Carey Mulligan, mientras que Leonardo DiCaprio, vestido por Brooks Brothers, expresa el poder de los trajes estructurados de tres piezas, en blanco, crema o pastel, con camisas almidonadas, mancuernillas de hora y un llamativo traje rosa. Las joyas fueron de Tiffany.

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