El desgarrador relato de una madre que halló a su hijo muerto luego de que saliera con su papá: “No era violento” Infobae

La violencia vicaria se ejerce principalmente sobre los hijos o personas cercanas para generar daño psicológico a la pareja o expareja, generalmente a la madre.

Se trata de un tipo de violencia de género en la que el agresor utiliza a las hijas e hijos como instrumentos para causar sufrimiento, manipulación o control sobre la otra persona. Esto puede incluir amenazas, maltrato físico o psicológico hacia los menores, secuestro, instrumentalización en procesos legales o, en los casos más extremos, el asesinato de los hijos como forma de venganza hacia la madre.

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Infortunadamente, esa fue la experiencia que vivió Jackeline García, una caleña que vivió la desgracia de perder un hijo de la forma que ella menos imaginó, a manos del propio padre.

García fue la invitada al pódcast Vos Podés, que dirige Tatiana Franko, donde contó cómo su esposo ejerció violencia contra ella, y al ver que pese a las dificultades se sobreponía, optó por arrebatarle uno de sus “tesoros”, fruto de la relación que ambos sostuvieron por varios años.

La mujer comentó que al inicio de la relación eran una pareja aparentemente normal. Tanto así que, al cabo de un año de relación, decidieron casarse.

Al ser oficialmente marido y mujer, Jackeline quedó en embarazo, y tras el nacimiento de su hija comenzaron los problemas.

“De ahí cuando durante el embarazo y cuando la niña nació, empezaron a haber muchos problemas de celos, de violencia, no tanto física, pero sí psicológica, económica, que yo en ese momento no reconocía”, dijo en la entrevista.

De ahí en adelante, Jackeline fue identificando las “banderas rojas” hasta el punto en que quiso separarse; sin embargo, para el momento de la decisión quedó en embarazo de su segundo hijo: Salvador.

“Lo que hicimos fue volver a intentarlo, yo le había pedido en oraciones a Dios de que me desenamorara de él, que quería separarme, y viene todo lo contrario”, afirmó.

Su bebé nació y, al parecer, los problemas habían disminuido significativamente. No obstante, una noche llegó a su casa y la encontró completamente vacía. Hasta la moto de su propiedad se la había llevado.

Fueron exactamente dos meses que ella no supo nada del sujeto ni de sus pertenencias, que para ese momento sabía que se las había robado él, según contó después, para irse a vivir con otra mujer.

A su regreso, en busca de perdón, encontró a una Jackeline dispuesta a no continuar con la relación, situación que lo sacó de casillas, razón por la que comenzó con situaciones de acoso y persecución contra ella.

“Me perseguía, me salía a buscar al trabajo, cuando era de noche se quedaba parado”, dijo. Y agregó que con el pretexto de visitar a sus hijos llegaba a altas horas de la noche para poder ingresar a la vivienda.

Luego, dijo la mujer, comenzaron las amenazas sobre “quitarle” a sus hijos, situación que fue expuesta ante la Comisaría de Familia, pero, según explicó Jackeline, solo hubo una orden de restricción, pero estaba en la obligación de permitir que el sujeto viera a sus hijos.

En una de esas visitas, y tras ausentarse varios meses, el hombre llegó en busca de sus hijos, solicitándole a Jackeline que le permitiera salir con Salvador ante la negativa de su hija de salir con él. Sería la última vez que la mujer vería a su bebé.

Fue casi una semana que Jackeline no supo de Salvador, y en el que vivió presuntas negligencias por parte de las autoridades competentes, que poca atención le habrían prestado con la excusa de que el niño estaba con su papá, a pesar de que ella reiteraba las condiciones en que se lo había llevado y los antecedentes del sujeto.

Al terminar la semana, le informaron que a su hijo lo habían encontrado muerto en un sector de Palmira conocido como Caucaseco. Su propio padre lo había asesinado, a pesar de que nunca se caracterizó por ser violento con su hijo.

El hallazgo se logró gracias a la insistencia de Jackeline, a los plantones y al apoyo que recibió de la comunidad, pues afirmó que las autoridades fueron negligentes “escudándose” en la norma.

Finalmente, Jackeline afirmó que no volvió a saber del delincuente, que fue capturado y permanece recluido en la Cárcel de Jamundí. Además, que a raíz de la pérdida comenzó a cuestionar las omisiones de Dios, a quien tanto le imploró por encontrarlo sano y salvo.