El final del cíbolo blanco quien colocó, por vez primera, en el mapa nacional a Piedras Negras… Índice Político

Rodolfo Villarreal Ríos

Desde hace varias semanas, a la hora de definir el tópico para esta colaboración, las ideas habitantes del Topos Uranus se resisten a descender. Así, nos sucedía en esta ocasión hasta que recordamos que dentro de quince días habrá de celebrarse el aniversario número 175 de la fundación de nuestro pueblo, Piedras Negras, Coahuila. En ese contexto, decidimos que habríamos de avocarnos a recordar como finalizó sus días el primer personaje quien lo puso en el candelero nacional, aun cuando el motivo de ello no fue algo precisamente para vanagloriarse.

Estamos ciertos de que al osar aproximarnos a la historia del pueblo provocamos, por allá, el enojo de los expertos en la materia quienes no soportan que alguien, fuera de su cofradía, se atreva a abordar el tema. Su celo llega al extremo de que ni siquiera permiten la sugerencia de la lectura de alguna publicación elaborada por quien haya estudiado con detalle algún pasaje al respecto, eso es suficiente para cortar cualquier tipo de comunicación. Los entendemos, ellos conocen todo al respecto. Además, los galones académicos que ostentan en materia de asuntos históricos les permiten adoptar esa actitud. Pero dejémonos de disgregaciones y vayamos al tema.

El personaje cuyo final habremos de relatar no es otro sino Santiago Vidaurri Valdés quien entre 1856 y 1864 forzara la unión de Nuevo León y Coahuila como una sola entidad. Antes de continuar, hemos de asentar que para nada pretendemos hacernos pasar por expertos en asuntos relacionados con el personaje en cuestión o el noreste mexicano durante Siglo XIX. Si usted, lector amable, quiere recurrir a versados en la materia, le recomendamos revisar los escritos de historiador Mario Italo Cerutti Pignat quien da una perspectiva amplia sobre cómo era la vida política, social y económica en el noreste mexicano en aquel periodo o bien las publicaciones de Hugo Valdés Manríquez, “Los confines del fuego. Los diarios de Santiago Vidaurri” y “Fulguración y disolvencia de Santiago Vidaurri”. Una vez realizada la precisión, retornemos a nuestra perspectiva sobre el personaje y su final.

Cuando la Guerra Civil estadunidense se encontraba en pleno, Vidaurrri vio una ventana de oportunidad y por ahí saltó a los negocios. Al estar New Orleans en manos de las fuerzas de la Unión, a los confederados no les quedaba otra opción sino sacar el algodón y otros productos que exportaban a Europa vía San Antonio, Texas,-Piedras Negras-Monterrey-Matamoros e importar de aquellos rumbos armas, municiones y alimentos. Así, entre 1862 y 1864, aprovechando el dominio político que ejercía, don Santiago decidió convertir la aduana de Piedras Negras en su fuente principal de ingresos la que, mensualmente, le generaba entre 50 y 60 mil dólares por la vía legal, lo ingresado por otros medios vaya usted a saber cuánto era. En el negocio era acompañado por Evaristo Madero Elizondo, quien fuera el abuelo de don Francisco Ygnacio.

Más tarde, se incorporaría su hijo político, Patrick Milmo O’Dowd, quien estaba casado con María Prudenciana Vidaurri Vidaurri, esta pareja vendría a ser los bisabuelos de Emilio Azcárraga Milmo. El negocio del gobernante neolonés, sin duda fue tan exitoso al grado de permitirle ser el antecedente del Grupo Monterrey. Duraría hasta que el estadista Juárez García le recordó que Nuevo León-Coahuila no era una ínsula sino parte de México y no tenía por qué obligar a los coahuilenses a estar como ciudadanos de segunda y mucho menos que Nuevo León se quedara con los recursos que le pertenecían al gobierno de la república.

El revés ante don Benito no fue el único. Antes, en 1861, trató de convencer a los texanos para crear la Republica de la Sierra Madre, integrada por Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas lo que no le cristalizó. Con todo bagaje y, tras de una serie de movimientos militares, desde Salinas Victoria, Nuevo León, el 4 de septiembre de 1864, Vidaurri emite un comunicado que se lee: “Yo, el infrascrito, declaro reconocer al Emperador Maximiliano como legítimo Soberano de México y me someto a su autoridad. Además, me comprometo sobre mi honor, a no emprender ni favorecer ningún conato que pudiera tener por objeto atacar al gobierno Imperial de México”. Ni duda cabe, ese es un ejemplo de cómo un hombre valioso se sobredimensiona y al no salirle las cosas como desea, realiza acciones bajo la premisa de cobrar revancha.

Al incorporarse al grupo de Max, pronto, la capacidad de Vidaurri se empieza a mostrar. En medio de aquel grupo de apátridas, pocos eran los que aportaban materia gris y don Santiago sobresale. Para el 12 de enero de 1865, el barbirrubio le extiende el nombramiento de consejero de estado, cargo del cual toma posesión con varios más, entre ellos alguien quien respondía al nombre de Jesús López Portillo y Serrano, sí, el bisabuelo de quien usted piensa. El neolonés, durante dos años, trabajó como partidario incansable de las fuerzas maximilianistas, lo cual le permite que el 19 de marzo de 1867, el austriaco lo nombre ministro de hacienda y presidente del ministerio. Dos meses más tarde, el 27 de mayo, desde la prisión en el Convento de la Santa Cruz, Max seguía inmerso en sus ilusiones y nombra al nativo de Lampazos como regente del imperio mexicano, cargo que nunca ejercería.

Para entonces, la noche ya se había iniciado para Vidaurri y prevalecería durante los próximos 41 días. De lo acontecido el día 42, permítanos recurrir a la nota aparecida en el Boletín Republicano en la edición del 9 de julio de 1867. Al inicio del escrito, se leía: “Cuando decíamos hace algunos días que los enemigos de la República y de la patria caían uno a uno como aterrados por mano providencial, no sospechábamos siquiera que un nuevo ejemplar viniera a corroborar tan pronto nuestro aserto. D. Santiago Vidaurri, antiguo gobernador de Nuevo León y Coahuila y ex presidente del Consejo de Ministros de Maximiliano, fue descubierto ayer en la casa núm. 6 de la calle de San Camilo, a las seis de la mañana, [un seis más y le cae la maldición], aprendido y conducido a la cárcel de la ciudad, dónde se le prestaron los auxilios espirituales y se le permitió ser visitado por algunos amigos suyos y por personas compasivas…”. Pero, al parecer, quien ejercía el mando en la Ciudad de México, el general José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, tenía urgencia por tramitar el asunto.

Antes de que el capítulo se cerrara, el redactor conmovido daba cuenta de “una frase [que Vidaurri] dijo en las terrible horas que precedieron a su muerte, que nos ha traspasado el corazón: ‘Siento no poder abrazar antes de morir a mi pobre hijo Indalecio, que tal vez correrá pronto mi misma suerte por el crimen de haber acompañado a su padre’. Si hubiéramos estado presentes y nuestra autoridad hubiera oído bastante para conceder perdones le habría otorgado sin vacilar el de su hijo.

Hay momentos en que todo se olvida; la enemistad del partidario; los rencores del ofendido cesan y deben de cesar al abrirse las puertas de la eternidad”. Ni duda cabe, a quien haya escrito aquello le ganó la emoción. En ese sentimiento no estaba sólo, mencionaba haber recibido de “…un apreciable amigo y colaborador…un párrafo que nos apresuramos a acoger y hacer nuestro en todas sus partes”. El texto indicaba: “Escribimos esto bajo la presión de un sentimiento bien doloroso. A las cuatro de la tarde de ayer, hemos visto que descendía de las escaleras de la Diputación, un anciano al que ayudaban a bajar un oficial y un eclesiástico, porque tenía los ojos vendados; fue conducido a un coche de alquiler, número 20, y escoltado por caballería e infantería se puso en marcha”.

En el contexto de lo anterior, quien haya elaborado el escrito buscó dejar constancia del aplomo del neolonés. Mencionaba que “cualquiera de los semblantes que veíamos a nuestro derredor estaba más pálido que el de la persona que estaba a punto de sufrir la última pena”. Acorde con ésta versión, “en la diligencia practicada para la identificación de la persona, el Sr, Vidaurri ha firmado con mano segura; y en el tiempo trascurrido de su aprensión hasta su muerte, no se desmintió su entereza. Cuando el acompañamiento volvía y la sentencia quedaba ejecutada, el dolor que había notado en los semblantes, se tornaba en sorpresa, casi en indignación porque la música del cuerpo que formó el cuadro venía tronando el aire con sus alegres sonatas. Ignoramos si la música es un requisito indispensable en actos de esta clase; pero el sentimiento que anotamos debe tener algo de natural, pues nosotros nos sentimos profunda y dolorosamente conmovidos”.

A las cuatro de la tarde del 8 de julio de 1867, de espaldas e hincado sobre las losetas de la Plaza de Santo Domingo enfrente del edificio que en un tiempo albergara el Tribunal del Santo Oficio, fue fusilado Santiago Vidaurri Valdés. Acorde con el relato del Boletín Republicano, “el Sr, Vidaurri murió con valor y entereza según nos lo aseguran algunas personas que tienen la serenidad para presenciar la ejecuciones”, morbosos los llamaríamos nosotros. Pero el escribano del Boletín no se quedaba atrás de los mirones y fue a ver “…el cadáver en el hospital de San Pablo, tenía las manos sobre el pecho, los ojos vueltos al cielo y abiertos, los labios contraídos por la horrible sonrisa de la muerte. Sus manos y semblante estaban tiznados de pólvora”.

El 11de julio de 1867, El Boletín Republicano publicaba una nota la cual se campaneaba entre el humor negro y una actitud rastrera. El texto indicaba: “En un rasgo digno del C. general Díaz, este benemérito general de la república tenía dispuesta para la noche del lunes una tertulia familiar en su casa; habiéndose verificado en aquel día aprensión y fusilamiento del Sr. Vidaurri, el valiente y generoso ciudadano ordenó que se difiriese la fiesta para otro día, respetando como respetan todas las almas grandes, la desventura y la muerte. Consignamos este rasgo profundamente conmovidos y para honra y orgullo de su autor, de nuestro partido y la patria entera”.

Al parecer, el pudor no tenía cabida en quien haya redactado aquello. Sin tratar de justificar la actitud de Vidaurri, la acción emprendida por el general Díaz fue un acto pensando en su futuro. Nada de que andaba en plan de vengador de todo aquel que sirviera a Max. Tenía acorralado al criminal de Leonardo Márquez y lo dejó ir disfrazado al amparo de la noche, ese mal nacido era un cadáver viviente impresentable entonces y en el futuro, además vaya usted a saber cuanta información proporcionó a Díaz. Sin embargo, en el caso del neolonés, estaba cierto de que si le perdonaba la vida y permitía que regresara a sus dominios de antaño, más temprano que tarde, habría de convertirse en un competidor potencial, así que con urgencia procedió a ejecutarlo.

Este ha sido un relato breve de como caminó hacia su final el cíbolo blanco, Santiago Vidaurri Valdés quien, independientemente de no estemos de acuerdo con sus acciones, fue la persona que colocó por vez primera de manera importante en el mapa nacional a Piedras Negras, Coahuila. Bueno, esto lo afirma alguien quien no es experto en la historia de su pueblo, habrá que ver si, por allá, los versados en el tema no dicen lo contrario. vimarisch53@hotmail.com

Añadido (25.22.74) Con respecto al impuesto a las remesas en los EUA y la convocatoria a manifestaciones en los EUA, vale la pena realizar algunos comentarios. Quienes se propone paguen esa tributación no son los paisanos que ya han adquirido la ciudadanía estadunidense, lo harán quienes sean residentes permanentes, tengan visas de trabajo o bien no cuenten con la documentación que ampare su estancia legal allá. Asimismo, quienes se largan en busca de mejores condiciones de vida no van a andar en manifestaciones en contra de la medida. Primero, están muy ocupados ganándose la vida para obtener lo que la clase gubernamental ineficiente de aquí no fue capaz de ofrecerles, recuerden que allá no les dan tarjeta del bienestar. Segundo, si se van a realizar mitotes corren el riesgo de que les cancelen su status de residente permanente o la visa de trabajo, esas se otorgan bajo ciertas condiciones. Tercero, en caso de que quienes entraron sin documentación vayan a protestar, le ahorrarían trabajo al ICE, Border Patrol o cualquier otra agencia que anda en busca de ellos. Cuarto, dado que sabemos el amor que les tienen nuestras autoridades a los paisanos que se fueron que tal y si mandan por ellos y les proporcionan aquí empleos dignos y bien remunerados. Quinto, ¿Cuándo va a correr a esos asesores que son incapaces de explicarle como se dan las cosas al norte del Bravo?

Añadido (25.22.75) Los estudiantes chinos que acuden a las universidades estadunidenses nada le aportan a esa nación. La mayoría de ellos tienen una misión específica, ver que pepenan de las investigaciones que se realizan en los laboratorios de esos centros educativos y enviar lo que encuentren a su país. Si alguien lo duda, lo invitamos a que se dé una vuelta por cualquier centro de educación superior en los EUA.
Añadido (25.22.76) De por sí el francesito Macron ya estaba afectado, pero después del sopapo que le arrimó su amada, se le agudizó lo “surulato”. Dado lo anterior, no es de extrañarse que amenace con que el mes próximo va a reconocer a los palestinos. Además, así cumple con una vieja tradición francesa, el antisemitismo. Nada de que, por ahí, alguien resulte enojado por ésta aseveración, la historia demuestra que así es.

Añadido (25.22.77) Para quienes no se explican cómo es que el globo de Juan Soto se desinfla, recordemos que no es lo mismo batear después de Aaron Judge que enfrentar a un pitcher quien, previamente, lidió con Francisco Lindor, existen diferencias.

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