Diablos y Tigres, como en los viejos tiempos Excelsior
24 de Mayo, 2025 07:25
Emmanuel CampaA pesar de que han pasado casi 24 años de la partida de Tigres de la Ciudad de México, los juegos entre felinos y Diablos en la capital del país siguen teniendo un toque único.
En el primer juego de los bengalíes en la ciudad que los vio nacer en este 2025, hubo de todo: batazos, pitcheo a la hora cero, un conato de bronca y hasta una victoria de los Tigres, como en los viejos tiempos.
El equipo con el peor récord de la liga ganó 12-6 en casa de los Diablos Rojos del México, el vigente campeón y el conjunto con la mejor marca del circuito.
Una noche atípica, pero que pareció sacada del archivo.
Tigres explotó desde temprano con un rally de cinco carreras en la primera entrada y no soltó la ventaja.
Anthony García dio un jonrón de dos carreras en la segunda para poner el marcador 7-0, silenciando momentáneamente a la mayoría en el Harp Helú.
Robinson Canó rompió el cero para los Diablos con un doblete productor de dos carreras, pero la respuesta felina fue inmediata: Gaige Howard remolcó una más en la parte alta del tercer inning, antes de que Río Ruiz descontara con otro doble productor para acercar a los capitalinos 8-3.
A pesar del castigo, Dan Straily y Ronnie Williams, ambos con pasado en LMB, se mantuvieron en la loma.
El ex Diablo Williams incluso regresó para la quinta, donde se quedó a un out de ser elegible para la victoria.
Cornelius Randolph pareció sentenciar todo con un jonrón en la sexta entrada que puso el juego 11-4.
Francisco Mejía acercó a los Diablos con un doblete de dos carreras en la séptima, pero la reacción fue insuficiente.
La tensión escaló cuando Domingo Tapia lanzó dos pitcheos muy pegados a Anthony García en la sexta, lo que provocó que se vaciaran las bancas.
No pasó a mayores, pero el ambiente se encendió como en los clásicos de antaño.
El último clavo en el ataúd lo puso nuevamente Anthony García con un doble productor en la novena, su tercera carrera impulsada de la noche, para sellar la docena felina.
Lejos quedaron los tiempos donde el estadio se encrispaba prácticamente con la mitad de fanáticos apoyando a los felinos, pero los pocos aficionados de los Tigres celebraron cada entrada como si el estadio aún fuera suyo.
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