Alejandro Sierra Lugo ¿el nuevo “padrino” del noreste? Periódico Correo

Alejandro Sierra Lugo, es uno de los funcionarios más cercanos a la gobernadora Libia García, se conocen desde la universidad y cursaron la maestría juntos, eso hizo que lo pusiera al frente de la consejería jurídica. El viernes 9 de mayo, fue una de las voces ausentes en la mesa de dialogo con la comisión de justicia del congreso local, donde se abordó la despenalización del aborto, ya luego el poder ejecutivo pretextaría que entregó su postura por escrito. Este funcionario desdeñó la trascendencia de que en ese espacio se escuchara la visión de las diferentes instituciones y de la sociedad civil, pero al parecer de lo que sí tuvo tiempo en esas horas, fue de preparar su viaje ese fin de semana a una localidad del municipio de Xichú, según él a plantar arbolitos.

El perfil de algunos de sus acompañantes en esa incursión a la Sierra Gorda y el modo de publicitar en sus redes sociales lo que nombró como una “Acción Social” -misma frase con la que se identifica una fanpage de Facebook con diseño que remite a los colores del PAN donde difunde ese tipo de actividades- le quitan a la visita no solo el carácter privado, sino lo genuino que pudiera tener acercarse a esas geografías y realidades tan ajenas para los habitantes del Bajío.

Todo apunta que para llegar a esa comunidad xichulense llamada Higuerita, donde se hizo retratar con una pala sembrando arbolitos, posando con niños campesinos y entregando a mujeres pequeños monederos (que en los remates en León quizás andan costando treinta pesos) quien le abrió el camino fue una empleada de gobierno del estado originaria de ese municipio quien radica fuera desde hace mucho, pero que a finales del año pasado hizo un primer contacto con ese lugar y ahora regresó pero ya con toda una comitiva encabezada por Sierra Lugo, donde también podían observarse algunos integrantes de su equipo de trabajo.

¿Acompañantes portando armas?

A militantes panistas locales les extraño, que siendo tan cercano a Libia García, entre sus guías no había operadores políticos locales que están en la nómina estatal y son quienes tienden la alfombra a esos visitantes gubernamentales, en lugar de eso se pudo observar siempre muy cerca de él a tres hombres, dos de ellos cargaban riñoneras, del tipo de las que se comercializan para portar algún arma corta. Se trataba nada menos que de Fernando Luévanos Acevedo, actual secretario de Seguridad Pública del municipio de San Luis de la Paz, quien repite en el cargo a pesar de que las cifras de la Fiscalía General del Estado (FGE) documentan que, durante la pasada administración del priista Luis Gerardo Sánchez—en la que también ocupó ese puesto— se cometieron decenas de homicidios y delitos con impunidad, en un contexto donde el combate a la delincuencia fue pura simulación.

El otro, también aparentemente armado, se trataba de un hombre presumiblemente originario de Sinaloa, conocido en algunos círculos ludovicenses como el “Boti”. La duda que salta es si Alejandro Sierra al adentrarse entre esas montañas tenía incertidumbre y consideraba necesario contar con protección, ¿por qué no recurrió a los elementos de FSPE que laboran en el municipio?

Dime con quien te juntas…

Otro de sus acompañantes que siempre procuró salir a cuadro en las fotografías, fue el ex regidor del PAN en San Luis de la Paz, Juan Enrique Licea Pérez (un hermano de éste, Isaac de Jesús, ingreso en diciembre pasado como coordinador de vinculación en la consejería jurídica). Juan Enrique es identificado en la zona por los escándalos que han caracterizado su participación en la vida pública, por ejemplo, múltiples reportes periodísticos dan cuenta de un proceso legal en que se vio involucrado junto a Guillermo Benítez Mujica, un panista de la ultraderecha local, por el presunto manejo indebido de recursos en la administración 2006-2009 donde los dos laboraban. Años después, en una campaña electoral, junto a otros miembros de ese partido fue descubierto formando parte de un operativo de compra de votos que se instrumentaba desde una bodega llena de despensas localizada en las inmediaciones de la carretera federal 57.

Pero otra de las prácticas que caracterizan a Enrique Licea es recurrir al servilismo para cultivar influencias que lo mantengan gravitando en torno a círculos del poder económico y político. Así, ha sido chalán de turbios políticos como el priista Wintilo Vega y del panista Armando Rangel Hernández, entre otros, aunque también ha buscado la sombra de empresarios de la región como su suegro el finado radiodifusor Marcelo González, o Julio Basaldúa, amo y señor del negocio de organizar las ferias, hay quien lo ha escuchado referirse a esos vínculos como “padrinos”, con la connotación mafiosa que esa palabra ha adquirido.

Por algunas de las personas que se hizo acompañar y por la difusión que Alejandro Sierra dio a la visita (aunque testigos presenciales afirman que no explicitó a la comunidad alguna intención proselitista) este que en los círculos políticos es visto como uno de los hombres fuertes de Libia García, o ya se dio cuenta que los funcionarios federales de la Reserva de la Biosfera trabajan muy poco y vino a mostrarles como reforestar, o recurre al gastado teatro de fotografiarse con los “pobres” porque ya anda proyectando competir por algún cargo, o quizás se trate del nuevo “padrino” al que los políticos del noreste en este sexenio le harán reverencias para preservar empleos o fraguar negocios al amparo del poder. Cualesquiera sean sus pretensiones, seguramente la gobernadora está enterada de lo que hace su amigo y consejero jurídico de cabecera.

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