Un papa en un día y otro en tres años: los extremos del cónclave Siete24.mx

Cuando se trata de elegir al Papa, el Vaticano ha tenido de todo: decisiones fulminantes y maratones que parecen no terminar. Esta es la historia del cónclave más rápido y del más desesperante.

Un “papa express”: el cónclave que duró un día

El 31 de octubre de 1503, los cardenales no perdieron el tiempo. Ese mismo día que comenzó el cónclave, terminó. El elegido fue Giuliano della Rovere, quien tomó el nombre de Julio II.

¿Inspiración divina? Tal vez. Pero lo cierto es que su elección fue más cuestión de cálculo que de milagro.

Della Rovere ya era un viejo conocido en el Vaticano: hábil político, diplomático experimentado, y con una red de aliados bien colocados.

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Su antecesor, Pío III, apenas había durado 26 días en el cargo antes de morir, así que la silla de San Pedro estaba tibia y las negociaciones ya cocinadas desde antes de entrar en la Capilla Sixtina.

Fue, un cónclave sin sorpresas. Los votos se alinearon como piezas de dominó y en menos de 24 horas ya había humo blanco. Nada de encierros prolongados ni votaciones reñidas.

Julio II fue elegido más rápido de lo que muchos encuentran estacionamiento en Roma.

El cónclave que casi se convierte en serie de Netflix

En 1268, tras la muerte de Clemente IV, los cardenales se reunieron en la ciudad de Viterbo para elegir a su sucesor. Lo que nadie imaginaba es que esa elección terminaría durando casi tres años: exactamente dos años, nueve meses y dos días.

Las divisiones eran profundas: facciones pro-francesas y pro-alemanas se enredaban en una lucha sin fin. Ningún candidato lograba la mayoría. El tiempo pasaba, los ánimos se caldeaban… y el papado seguía vacante.

Los ciudadanos de Viterbo, hartos de la indecisión, decidieron intervenir: cerraron literalmente con llave el lugar del cónclave, redujeron la comida y, como última medida de presión, les quitaron el techo del edificio.

Así, bajo el sol y la lluvia, los cardenales siguieron discutiendo, hasta que por fin, en septiembre de 1271, eligieron a Gregorio X.

Por si fuera poco, este episodio fue el que dio origen al término “cónclave” (del latín cum clave, es decir, “bajo llave”). Literalmente.

Entre el rayo y la tortuga

Estos dos episodios no podrían ser más distintos, pero juntos muestran las dos caras del proceso de elección papal: uno dominado por la agilidad de acuerdos previos y otro paralizado por el estancamiento político.

Desde entonces, las reglas han cambiado: se fijaron tiempos, normas de encierro y métodos para acelerar las votaciones.

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GDH

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