Érase una vez… ¡En un pueblo, de un lugar no muy lejano! Periódico Correo
Sucedió hace mucho tiempo un doloroso y sangriento, capítulo de la historia de nuestro país; relativo a la guerra de intervención con Estados Unidos, marcado por los intereses de expansionismo territorial de su ministro Joel R. Poinsett (el de las Nochebuenas); con franca ambición expansionista, para anexarse la provincia de Texas. Que dio como resultado el Tratado de Guadalupe Hidalgo, oficialmente llamado Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, firmado por los gobiernos de México y los Estados Unidos el 2 de febrero de 1848, y ratificado el 30 de mayo de 1848. Mediante el cual se estableció que, México cedería más de la mitad de su territorio, que comprende la totalidad de lo que hoy son los estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas, y partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma. Además, México renunciaría a todo reclamo sobre Texas y la frontera internacional se establecería en el Río Bravo.[]
Como compensación, los Estados Unidos pagarían 15 millones de dólares por daños al territorio mexicano durante la guerra. Ahora la disputa es por el agua.
Ahora estamos padeciendo las consecuencias desastrosas del tráfico de armas y drogas, junto con los amagos arancelarios, de un mercado que demanda un mayor consumo de drogas, convirtiéndose en un problema grave de salud.
Hasta donde esta generación de mexicanos, seremos capaces y tendremos el valor para defender nuestro patrimonio; nuestra tierra, nuestros mares, sus recursos naturales: hasta donde serán capaces de corromperse nuestros políticos para llevar a sus casas un centavo, sin importarles el futuro de sus hijos, de los mexicanos, donde la inseguridad y pobreza, incluida la alimentaria, se extiende como plaga del apocalipsis por todo el territorio. Pauperizando a la población.
Desafortunadamente no todos tienen la oportunidad de irse a vivir a “The Woodland”, en Houston Texas E.U.A Pues este no es un cuento donde al final todos vivieron muy felices para siempre; este no es un cuento más, es una masacre, la realidad de los acontecimientos que se están generando en estos días previos a la semana santa.
En Guanajuato, se descubren y salen a la luz pública, los pecados y raterías de de los gobiernos que saquearon al estado, hasta expoliar sus recursos.
Es escandaloso darse cuenta de los nuevos multimillonarios empresarios, en que se convirtieron algunos funcionarios, con las liquidaciones, bonos y pensiones, con las que saquearon al Estado, más aún las empresas fachada, como la arrendadora de autos, y otras curiosidades mas donde se da cuenta a la sociedad, de la nula rendición de cuentas, las graves omisiones en la fiscalización de los recursos, ahora resultan que saquean las arcas del estado y nadie se da cuenta.
Esos cuentos, ya nadie se los cree, porque solo se explican de dos maneras; o hay complicidades con el gobierno actual o se están generando omisiones y negligencias graves. Y en ambos casos, corresponde tomar acciones correctivas.
