Benzema mete presión a Lewandowski en la victoria del Real Madrid a Almería Entrelineas

En un año con lesiones y sin demasiada continuidad, Benzema va a pelear por el Pichichi, como demostró con el triplete y el evidente objetivo colectivo de buscar las dianas del francés.

Pudo agrandar su cuenta, con un remate al palo, ante un Almería que no opuso mucha resistencia desde la alineación, pero que explotó las concesiones defensivas de su rival para contener la goleada.

Hizo seis cambios en el once Ancelotti respecto al desastre de Montilivi. Más por aligerar las cargas de trabajo que por señalar a unos u otros. Se quedó corto respecto a Rubi, que introdujo ocho novedades respecto al triunfo en el Coliseum. Los ‘hijos del desierto’, como reza su bus, buscaban un sorpresón porque el foco estaba puesto claramente en la finalísima del martes ante el Elche. No tardó mucho en asumir que esperaba una tarde complicada.

En cinco minutos ya estaba el Madrid por delante gracias a Vinicius. Arrancó la primera y sirvió al corazón del área, pero Ely pudo taponar el remate de Benzema. En la segunda quebró a Mendes, amagó el pase abierto y lo cerró al área chica donde Karim completó el primero. El valor de Vini es incalculable.

Intentó estirarse el Almería, asomándose por el costado izquierdo, donde arranca Ramazani. El delantero, que en agosto fue un tormento para la defensa blanca, remató escorado, pero fue un fogonazo. A su espalda, de hecho, también estaba fuerte el Madrid, con Lucas, Ceballos y Rodrygo buscando la profundidad. El brasileño se acomoda a una posición que no es la suya, como demostró en Cádiz con una exhibición, pero tiene una clase descomunal. En el minuto 17 convirtió un balón largo y casi sin posibilidades en una obra de arte, una pisada de espaldas orientada para el regate que dejó en el camino a Samú Costa y que aprovechó Benzema cruzando a la red. Un gesto técnico muy difícil de ver, de esos que valen el precio de una entrada.

A esa altura de la tarde, con la numerosa hinchada del Almería barruntando la goleada y el sofocón por el sol, el objetivo había girado hacia Benzema y la evidente apuesta por el Pichichi. Ausente en Girona, el doblete le ponía ya en la pelea con Lewandowski.

El equipo buscaba el desborde por bandas para encontrar al francés ante un rival más ajustado con el paso de los minutos. En esas estábamos cuando Cuadra Fernández intervino en el debate de la semana.

Mendes agarró con insistencia a Vinicius en la medular, pitó la falta y Vini pidió la amarilla. Con insistencia, con malas formas. Y se la llevó él. Se fue aplaudiendo, mirando al tendido, indignado por el castigo. Cuadra cometió dos errores, no amonestar a Mendes y consentir el aplauso de Vini.

Acertó el árbitro en el penalti, cerca del descanso. Un derribo evidente de Ramazani, que no es defensa, a Lucas, que fue extremo. No había dudas del lanzador. Benzema, al lado derecho, engañando a Fernando. Partido liquidado, aunque en Primera la relajación cuesta goles. Se destensó el Madrid, dejó maniobrar a Akieme, sirvió a Ramazani y el extremo puso en la bota de Lázaro el 3-1. Descanso. Y de regreso, sin cambios, Rodrygo restableció el orden, aprovechando un error en salida almeriense y colocando el derechazo en la escuadra.

Que el Almería tiene flaquezas defensivas es una evidencia. También lo es que ataca con talento. Entraron Eguaras y Robertone, que castigó el error en salida de Kroos cabeceando a la red el centro de Portillo. Metió Rubi a Luis Suárez, desplazando a Lazaro a banda, frecuentando el área blanca.

Eso sí, sin generar peligro, porque el Madrid metió el partido en el congelador. No ocurrió mucho más. Una mano de Fernando para evitar el doblete de Rodrygo -Cuadra no la vio-, un buen remate de Asensio desviado por el meta murciano, o un penalti que señaló Cuadra por derribo de Fernando a Benzema y que evitó el VAR por zancadilla previa de Karim a Ely.

Pudo completar el póker el 9 tras otra jugada excelente en el balcón del área, cosida por Camavinga y Asensio. Remató al palo. Como Marco, que remató el partido con dos tiros a la madera. Buen cierre de función para enterrar la debacle ante el Girona y poner la mirada en el futuro.

Primero la Real, después la Copa y más tarde el City. Vienen curvas.