La amenazante lista de Mr. X Sin Embargo
Enlistar a quienes están a favor o en contra de un programa de Gobierno encasilla, discrimina y confronta desde su misma concepción; crea dicotomías que amenazan a las personas y la cohesión social.
Ejemplos de listados, hechos a partir de una valoración carente de rigor sistemático, hay muchos, desde lo escolar o deportivo hasta lo político-partidista o nacionalista.
Las listas desatan polémica sobre quiénes deben formar parte y aquellos que deben ser excluidos, conceptualizan entre buenos y malos, sin espacio para la tolerancia o el debate.
Desde las pasadas elecciones de julio se buscó imponer —desde una lógica de revanchismo— una división política en la Ciudad de México entre oriente y poniente, y ese es un clima que en algunos sectores partidizados se ha fomentado.
Nada más erróneo. Ni estadística ni comunitariamente existe una división que evoque la Guerra Fría. Vivimos en una sociedad que tiende cada vez con mayor fuerza a la tolerancia y la participación, que se refleja en los procesos electorales o en la construcción de puentes entre ciudadanos, organismos y autoridades.
La semana pasada el empresario y activista político Claudio X. González, cofundador de la agrupación Sí por México, pidió en un tuit “tomar nota de todos aquellos que, por acción o por omisión, alentaron las acciones y hechos de la actual administración y lastimaron a México”.
El mensaje es por sí mismo un llamado a categorizar a una generalidad en la que todas y todos tienen cabida. El Censo de Población y Vivienda 2020 señala que en México hay 126 millones de habitantes que, en estricto sentido, tienen las mismas posibilidades de entrar al listado de X. González.
“¿Quién hace listas? El macartismo, el nazismo, ellos son los que hacían listas. ¿Para qué quiere hacer una lista? Esto es la derecha en nuestro país, los que quieren hacer listas”, dijo la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
La ciudadanía actual es cada vez más informada y participativa de los asuntos que atañen a sus expectativas de vida y de seguridad económica y personal. Pugna por valores como la tolerancia, inclusión o democracia, y se aleja notoriamente de esquemas de supervivencia política que radicalizan a la sociedad.
Comprender desde las organizaciones sociales y partidistas esta nueva dinámica significa poner en el centro de la atención a las y los ciudadanos, sin categorías ni clasificaciones de ningún tipo.
@guerrerochipres
