‘Un tranvía llamado deseo’ se despide de CdMx con función especial en el Teatro de la Ciudad Milenio
La obra de teatro Un tranvía llamado deseo, protagonizada por Marina de Tavira, Rodrigo Virago y Astrid Mariel Romo, ha concluido su tercera temporada con funciones agotadas, motivo por el que ofrecerán una última presentación en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, este 18 de junio.
Es así como planean despedirse del público capitalino, para luego emprender una gira por varios estados del país.
En entrevista con MILENIO, el director Diego del Río se dijo sorprendido y orgulloso del interés que el público ha mostrado por su adaptación del clásico de Tennessee Williams.
“Yo nunca había vivido un fenómeno así, en el que se agotaran tan rápido las entradas y se generara esta especie de euforia —comentó Del Río—, y me parece muy interesante, pues se debe a la combinación de muchos elementos”.
El realizador precisó que antes era habitual que las puestas llegaran o superaran las 100 representaciones y ahora, de las más de 35 obras en las que ha estado involucrado, solo menos de 10 lo han conseguido.
“Sería maravilloso que esta obra pudiera llegar a las 100 funciones porque creo que el público ha hecho resonancia con este material, que ya se ha vuelto atemporal, y se ha encontrado con un montaje que los ha emocionado e interpelado.
Además, tenemos un grupo de actores y actrices maravilloso”, dijo el director.
También recordó las palabras del actor y maestro Konstantín Stanislavski, quien aseguraba que, dentro de la labor artística, uno se apropia de una obra cuando ofrece más de 20 funciones.
“Nosotros ya llevamos 60.
Vamos a continuar con esta función especial del Teatro de la Ciudad y con la gira esperamos que se vayan acumulando hasta llegar a 100, que es una meta personal que tengo con esta puesta”.
Conexión con el públicoY aunque dice que no existe una fórmula que garantice el éxito, Diego señala que el vínculo del público con la historia de Un tranvía llamado deseo, se debe a la ya mencionada atemporalidad que ha alcanzado el texto publicado originalmente en 1947.
“Williams escribe de una manera única —comparte— y toca temas que son totalmente pertinentes para el presente.
Habla de salud mental, de la familia, de violencia doméstica, de lo que hace el mundo para someter el alma de una persona y, además, lo escribe de una manera poética y cruda al mismo tiempo”.
También destaca el elemento musical, por su composición y ejecución en vivo, que enmarca particularmente esta puesta en escena.
“Hicimos una mancuerna muy fuerte entre todos los creadores: Jesús Hernández hizo la escenografía e iluminación, Jerildy Bosch el vestuario, Marisela Estrada el diseño de imagen, Andrés Penella creó la música original, además de actuar, sumados a la producción de David Castillo y a mi dirección.
Puedo decir que somos un grupo que se ha entregado en cada función”, afirmó del equipo que trabaja bajo el sello de 25 Producción.
Recordando su proceso de montaje, aclaró que no se llegó a los ensayos con todo diseñado, sino que en estos se fueron agregando elementos como canciones y acciones para ir construyendo la puesta en escena con el reparto.
“Ahora estamos en un proceso en donde ya hemos afinado los detalles.
Siento que ha madurado la obra, ha encontrado más profundidad, más libertad, pero al mismo tiempo, el público no sabe esto, pero nosotros hacemos ejercicios de calentamiento antes de que inicie la obra para arrancar con el voltaje necesario”, compartió.
“Como artistas queremos que nuestro trabajo trascienda, que realmente, lo que pase en el escenario, lo vea el público, que por un momento su cuerpo y neuronas espejo se conecten frente al reconocimiento de esos otros seres que están frente a ellos”, agregó el director.
Última funciónPara esta única función especial se seleccionó el teatro fundado por la actriz Esperanza Iris, dada la belleza y el valor cultural del espacio.
“Es coronar este primer proceso”, dijo Del Río, en reconocimiento a las tres temporadas que se realizaron en lugares como el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque y el Centro Nacional de las Artes.
“Hemos contado con solo cuatro días de montaje, cuando generalmente para una obra como esta son dos semanas.
Entonces, estamos en marcha máxima y creo que eso es lo hermoso que también el en vivo del teatro” expresó, entusiasmado también por el reto que supone la próxima gira por varias ciudades de la República mexicana.
Hasta ahora, las fechas confirmadas son: 20 y 21 de agosto en el Complejo Santander de Guadalajara, 30 de agosto en el Teatro de la Ciudad de Monterrey, y 2 de septiembre en el Teatro Isauro Martínez de Torreón.
“Cada espacio te da algo que no conoces y eso también pone muy viva la energía.
La adrenalina de ver la logística, cómo se siente, la arquitectura, si teníamos público en el escenario y cómo resolver cada cosa, se convierte en un desafío”, dijo Diego, sobre la hazaña que les avecina.
Tras haber ganado el Premio Ariel a la Mejor Ópera prima por su debut en el cine con el largometraje Todo el silencio, Diego del Río reveló que ya trabaja en su próxima película, titulada Toda el agua del mundo, escrita y protagonizada por Diana Bracho, y en la que abordará el tema de la demencia senil.
El rodaje comenzará en septiembre.
No obstante, el director considera que el teatro es su casa y no piensa apartarse de los escenarios próximamente, pues, incluso, está próximo a estrenar una obra con sus alumnos del Programa de perfeccionamiento actoral, en el Conservatorio de Actuación.
