Síndrome post-COVID y muertes prematuras Vanguardia.com.mx

El término se encuentra en el Diccionario de la Real Academia Española, donde se le define como “síndrome respiratorio agudo producido por un coronavirus”.
Se trata del COVID-19, es decir, la enfermedad por coronavirus, altamente contagiosa, causada por el virus SARS-CoV-2.
Detectado hace ya casi seis años y medio, este microorganismo se resiste a desaparecer desde que se declaró la conclusión de la pandemia.
Fue el 31 de diciembre de 2019 cuando la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan (Hubei, China) reportó 27 casos de neumonía de etiología desconocida.
TE PUEDE INTERESAR: China acusa a EU por origen del brote de COVID-19Las víctimas, entre ellas siete casos graves, se habían expuesto a un mercado mayorista de mariscos, pescado y animales vivos en dicha ciudad, manifestando los primeros síntomas el 8 de diciembre de 2019.
El 7 de enero de 2020, las autoridades chinas identificaron, como agente causante del brote, un nuevo tipo de virus de la familia Coronaviridae.
Posteriormente, a este organismo se le denominó, como dijimos, SARS-CoV-2, cuya secuencia genética fue compartida por China el 12 de enero de 2020.
Luego, el 11 de marzo de ese año, vino lo que todos temíamos: la declaratoria de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Al cumplir las características establecidas por dicho organismo internacional, México puso fin a la pandemia el 9 de mayo de 2023.
Respecto del anuncio de la OMS, verificado cuatro días antes, hubo una inquietante aclaración: “Esto no significa que COVID-19 haya dejado de ser una amenaza para la salud mundial”, de hecho, seguiría siendo una prioridad de salud pública global.
Durante la emergencia sanitaria que, para ser más precisos, tuvo su auge entre 2020 y 2022, la enfermedad mató a casi 15 millones de personas en el mundo, según datos oficiales, aunque la cifra real nunca se conocerá.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México fallecieron: en 2020, un total de 200 mil 270 personas; en 2021, sumaron 238 mil 772; y en 2022, la cifra fue de 38 mil 508 muertes.
En total: 477 mil 550 decesos.
Desde el inicio de la pandemia hasta el pasado 10 de noviembre, la Organización Mundial de la Salud informó sobre 776.
8 millones de casos confirmados de COVID.
Sería por eso que sus últimas instrucciones a los sistemas de salud del mundo fueron en el sentido de “seguir apoyando la investigación para mejorar las vacunas y comprender mejor la afección posterior a la COVID-19”.
La pregunta de rigor es si se ha atendido dicha indicación, pues nos llegan reportes de que, a más de un lustro de su aparición, el COVID-19 sigue causando, tal como se previó, muertes prematuras, de las cuales se carece de un registro específico.
Por lo pronto, lo que se sabe acerca de la evolución de la enfermedad, según investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es que el año pasado predominaron las variantes JN.
1 y KP.
3; esta última y la XEC prevalecen en lo que va de 2025, a nivel nacional y global.
“El virus tiene una capacidad de mutación alta, pero ya no tan frecuente como antes debido a que la cantidad de gente enferma no es la misma”.
Entonces, ¿por qué sigue circulando? La respuesta estriba en que quienes tienen la infección son asintomáticos y lo transmiten.
Sin embargo, las vacunas y el habernos contagiado al menos en una ocasión nos han permitido generar una mayor defensa, dicen los especialistas.
Según la prevalencia de anticuerpos y vacunación contra SARS-CoV-2 en México en 2022, entre el 94.
4 y el 98.
1 por ciento de la población vacunada presenta diferentes anticuerpos.
El Informe Semanal para la Vigilancia Epidemiológica de Influenza, COVID-19 y otros virus respiratorios en México, correspondiente a la semana epidemiológica ocho de 2025, indica que, en lo que va del año, se han reportado en el país 384 casos confirmados y ocho defunciones, cantidad muy por debajo de las de años previos.
En el país, la mayor cantidad de contagios se da en poblaciones con edades de 1 a 4 años y de 20 a 79 años.
La curva de casos ambulatorios y hospitalizados registra un mayor índice de hospitalizaciones en menores de 5 y mayores de 70 años.
La UNAM enfatiza que, pese a que los casos y la mortalidad se mantienen a la baja, es importante que las personas con mayor riesgo a desarrollar cuadros graves (mayores de 60 años, con comorbilidades e inmunocomprometidas) acudan a que les apliquen vacunas actualizadas cada año.
En tanto, persiste un hecho preocupante entre los profesionales de la salud: enfermedades cardiovasculares causadas por COVID-19 pueden manifestar años después y causar la muerte.
Dicho más claramente: más allá de los habituales síntomas respiratorios (que pueden ir desde un catarro hasta una neumonía mortal), conviene prestar atención a otro hecho por demás inquietante: el SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios pueden desencadenar síntomas cardiovasculares.
De hecho, lo que hasta ahora se conoce de las secuelas de otras pandemias indica que estos síntomas pueden afectar a la esperanza de vida, provocando muertes prematuras meses o años después de haberse contraído, en este caso, COVID-19.
TE PUEDE INTERESAR: La lección de comunidad que la pandemia nos dejóDigámoslo de una vez, ¿será por eso que, sin causa aparente, personas que habrían estado enfermas de COVID, sobre todo adultos mayores, repentinamente caen muertas, como fulminados por un rayo, mientras desarrollan sus actividades habituales?Al respecto, las autoridades sanitarias nos deben una amplia explicación, en la que debe incluirse la razón por la cual no se han instalado los prometidos consultorios o centros de atención para pacientes con síndrome post-COVID o COVID prolongado.
Por cierto, los síntomas de este mal incluyen problemas respiratorios, fatiga, falta de sueño, problemas de memoria, pérdida del olfato o del gusto, dolor de cabeza, mareos, aturdimiento, taquicardia, tos y trastornos digestivos, entre otros.
Dentro de todo esto, algo es cierto: el virus SARS-CoV-2 no se ha ido; sus secuelas, tampoco.
davidguillenp@gmail.
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