Los placeres cotidianos / 10 de mayo de 2023 Excelsior

ENTRE JOYCE Y ELIZONDO… ME QUEDO CON FARABEUFQuiero enviar un beso respetuoso y cariñoso a todas las mamás de México, y un pensamiento dulce para las que ya sólo viven en nuestra memoria.
Ser mamá tiene que ser lo máximo.
Me hubiera gustado serlo, lo digo en serio.
Creo que ser papá no se me ha dado tan mal, mantengo una cercana y armoniosa relación con mis hijos, los amo y parece que ellos también me quieren muchísimo.
Lo fui a tan temprana edad que en muchos aspectos me formé con ellos, claro que tuve la fortuna de contar con la colaboración de Rita, que es una madre excepcional.
Insisto, me hubiera gustado ser madre, debe haber en ese viaje hacia la vida, en ese contacto interno, algo mágico que perdura para siempre, la conexión de los bien nacidos con sus madres rebasa los límites de lo comprensible y entra en territorios cuasi siempre fantásticos.
Mi hija es también una madre maravillosa y me congratulo con las alegrías que me dan Alix y Pablo.
La Unagi, que a falta de los propios tiene en sus cuatro sobrinos una cercanía totalmente maternal y que ahora ha adoptado a mis nietos en un serpentín de mimos y ternuras es, de manera emocional, una mamá estupenda, generosa y cómplice.
Ahora les hablaré un poquito de libros.
Saben, los que me quieren y mis poquitos lectores, que no soporto a James Joyce, su libro más famoso, Ulysses, ha sido superior a mis fuerzas, me lo leí por orgullo.
Si soy honesto y renuncio a valoraciones de intelectualoide mamila, es un bodrio infumable.
Hace unos días, mi maestro de literatura crítica lo comparaba con Salvador Elizondo, al ponerlo en el mismo renglón que a Joyce ya me pareció odioso, considerando que, en mi ignorancia supina, no tenía ninguna referencia sobre este escritor.
Pues bien, es mexicano, un genio, un adelantado a su tiempo, ensayista, poeta y novelista, publicó Farabeuf en 1965 y yo me lo zumbé de un jalón.
No es un libro fácil, pero es una joya.
Es la anatomía de un instante, una novela extraña, porque no sucede nada, una prosa que se hace poesía, con una crudeza que asusta y una hermosura que embelesa.
Me siento tan impreparado cuando tengo que reconocer que no había leído nada de él.
Un escritor muy mexicano que se arriesga, hace casi sesenta años, a escribir una joya sin la más mínima pretensión comercial, de hecho, nunca fue un gran éxito editorial, aunque, a la fecha, lleva más de veinte ediciones y se ha traducido a diez o doce idiomas.
Farabeuf nace cuando Salvador Elizondo paseaba por La Lagunilla buscando cosas para su película Apocalipsis y en una librería de viejo se encuentra un manual de cirugía del doctor Louis Hubert Farabeuf.
Ahí, en esa casualidad, empieza esta aventura literaria considerada una de las obras más importantes en lengua española.
Un libro que requiere la colaboración del lector; escenas que se repiten desde varios ángulos y te mantienen en la incertidumbre, en la duda.
Se cuelga de una pregunta “¿Recuerdas?” que se vuelve una llave de paso entre las escenas y la desesperación del lector que se siente aludido en ese despertar de los recuerdos.
Es una lectura compleja, recomiendo asistirse de alguna guía, hay muchas fácilmente asequibles en internet.
La de Margo Glantz o la de Pilar Jiménez Trejo, entre otras.
Estas visiones ayudan a entender este relato esférico que va y viene en el tiempo y se concentra en un instante, donde vuela una mosca, donde caen tres monedas, donde se arrastran unos pies, se manipula una ouija o en la foto de un torturado en China con el suplicio de los cien cortes.
Es policiaca, sí y no.
Es erótica, sí y no.
No sé explicarles cuál es el género, en realidad ni siquiera creo que deba llamarse novela.
Dura, descarnada, una obra mexicana sin tópicos tequileros.
Casi todo el texto es una écfrasis que gira en torno a cinco o seis imágenes que se clavan en la memoria y se aferran en la incertidumbre.
Leamos, desde Rulfo o Elena Garro hasta Fernanda Melchor, hay mucho México en literatura.
Es miércoles, buen día para leer y para regalarle libros a mamá.
Otra vez, ¡felicidades! Columnista: Miguel DováImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0