La monarquía está maldita Plumas del Golfo

CAFÉ POLACO Por Alejandro Martínez Hernández Queda claro que en México las monarquías están algo así como malditas.
Sólo algunos reyes aztecas pudieron disfrutar de su reinado, pero fueron muy pocos.
Los que no murieron en la guerra los grillaron y a los dos últimos les fue del nabo, a Moctezuma lo mataron de una pedrada sus propios súbditos por creerlo traidor y aliado de los gachupines y a Cuauhtémoc, primero le achicharraron los pies y luego lo colgaron de una ceiba, por no revelar donde estaba el tesoro.
Después de eso, México sólo tuvo virreyes y cuando ya era independiente se les ocurre nombrar emperador a don Agustín de Iturbide, excelente militar, de buena familia y nobles sentimientos.
El gusto le duró poco, nunca se entendió con los diputados, al rato lo destituyeron, lo desterraron y cuando intentó regresar a su país, lo encarcelaron y para quitarle las ganas de volver a coronarse de plano lo fusilaron.
Años más tarde, reviven las ganas de tener rey para los mexicanos e importan a Maximiliano y a su esposa la princesa Carlota.
Sobra decir que la maldición volvió a aparecer y a Max le fue como en feria, su mujer se volvió loca y a él lo fusilaron en el Cerro de las Campanas.
El único gusto que se pudo dar el último emperador de México fue con la India Bonita, a quien le dejó de recuerdo un chamaco que murió años después en Europa, peleando una guerra que no era de él.
La idea de coronarse, ha pasado por la mente de varios políticos mexicanos pero, mejor optan por seguir el ejemplo de Porfirio Díaz, quien sin corona reinó en México durante 34 años, hasta que lo alcanzó la maldición, lo extraditaron y sus restos todavía están en el panteón de Montparnasse, en París.
Hoy los políticos mexicanos se conforman con reinar seis años.
Bueno, eso creíamos hasta que… Fidel Herrera hace el intento de instaurar en Veracruz un gobierno transexenal.
Primero coloca a Javier Duarte, al que suponía manejaría como a un títere, que le acomodaría la camita a su hijo Javier para que llegara a gobernar seis años después y Javier a su vez le dejaría el plato servido a su hermanito Fidel.
Luego vendrían las hermanas.
Incluso el día de la toma de poder, en el preciso momento antes de que tomara posesión el joven Duarte, Fidel lo jala del saco y le indica que el atril, donde le tomarán la protesta está del otro lado del estrado (por lo visto, Javierín seguía reteapendejado, como le aseguro Fidel a Renato Tronco, cuando este se quejó de lo distraído que andaba el entonces candidato a gobernador).
Esta situación momentánea es aprovechada por doña Rosa Borunda de Herrera, para recordarle en corto a Duarte que: “Recuerda Javier este proyecto es familiar, estás aquí porque mis hijos lo pidieron”.
Y en efecto, el mismo Demonio Colorado relató alguna vez que sus hijos influyeron en la decisión de nombrar a su sucesor, pues era el único que no lo podría traicionar ni meter a la cárcel.
La ilusión de que Veracruz seguiría siendo suyo, le duró a la familia Herrera-Borunda nada más cuatro años.
En su cuarto informe de gobierno, Javidu se corta el cordón umbilical y manda a Fidel y su prole a ondear changos por la cola y se autonombra único dueño y señor de Veracruz, para apoderarse de sus tesoros, sin que nadie lo moleste ni le pida su comisión o respectivo moche.
A partir de ahí la maldición imperial azota a Fidel.
Lo sacan de México, lo mandan a Barcelona, le cancelan el cargo de director de la API Veracruz, sus “operadores” lo roban y lo hacen quedar mal al grado de que tanto coraje le provoca un derrame cerebral que estuvo a punto de costarle la vida y hoy lo tiene postrado con medio cuerpo paralizado y dificultades para hablar y pensar.
Y el imperio duartista duró menos de dos años y cuando Duarte sentía que tenía en sus manos toda la plenitud del pinche poder, pácatelas le cae encima la maldición imperial y lo obligan a renunciar, a huir y después a ser capturado y encarcelado en el reclusorio Norte, donde su estancia puede ser hasta de 34 años y de donde sólo saldrá con la mitad de lo que se robó y divorciado, si es que en verdad alcanza el perdón de la próxima administración, lo cual se ve muy difícil pero no imposible.
Pero todo lo anterior a la familia Yunes-Márquez, no le importó y engreídos por su pírrico triunfo sobre el pillo priísta, trataron de instalar la República Imperial Veracruzana.
Comenzaron por colocar al senador con permiso Fernando Yunes Márquez en el principado de Jarochilandia y nombraron Príncipe heredero al primogénito Miguel Ángel Yunes Márquez, pero… El mayordomo del castillo, con cerebro de membrillo, encargado del entronamiento y festejos de la coronación, se rodeó de puro pájaro nalgón, la mayoría incapacitados para la función encomendada y la comisión asignada (conseguirle cada uno tres mil votos para el principito), les quedó muy grande, por ser mal vistos en sus comunidades ya que hicieron mal uso del poder y perjudicaron a la mayoría de sus conciudadanos.
Su Fiscal General del Estado, el Secretario de Gobierno y el Secretario de Seguridad Pública resultaron sus peores embajadores, pues estos a su vez nombraron como los operadores del proyecto imperial a personas nefastas, perdedores.
Vinculados a procesos judiciales, autoritarios, mentirosos y antipáticos, que no pudieron conseguir ni la mitad de los votos requeridos.
De nada sirvieron las amenazas o promesas de grandes recompensas en títulos, dinero, nombramientos para familiares, concesiones y diversos favores.
La respuesta fue un rotundo no, a la República Imperial Veracruzana, pues el pueblo sospechó desde un principio que sólo se trataba de una más de las mentiras del mini gobernador, quien para llegar a su cargo, prometió mucho y cumplió poco.
En este caso la maldición imperial los alcanzó demasiado rápido.
El fracasado rey y sus principitos, dejan al partido que los cobijó, hecho pinole.
Lejos de fortalecerlo lo desprestigiaron y lo ponen al nivel del PRI en cuanto a corrupción y abusos de poder.
No es exagerado suponer también su próxima desaparición a menos que ya se acostumbren a perder.
Carecen de liderazgo y entre ellos con sus grillas fallidas solitos se hacen pedazos.
Hoy, hoy, hoy, muchas personas ajenas a la coalición PAN, PRD y MC, están esperando que les paguen el dinero ofrecido por recolectar credenciales de elector y números telefónicos para asegurar el voto a favor de Chiquiyunes.
Todo indica que otra vez las promotoras van a quedar como las villanas de esta historia, pues no les creerán que otra vez el dinero de los pagos se perdió en el camino.
Ahora, el gobierno recién electo deberá ponerse las pilas desde ya, pues la mala fama de papá Yunes, permite suponer que dejará las arcas vacías y las dependencias en la inopia, y así dificultar el arranque de la nueva administración para que el pueblo diga: “Estábamos mejor cuando estábamos rete peor”.
    SERÁN BUENOS DIPUTADOS La diputada federal electa por el distrito 11, Tanía Cruz Santos, será una buena representante de los habitantes de Coatzacoalcos.
No creemos que le queden grandes los zapatos de Rocío Nahle, quien sólo estará unos meses de senadora para irse de secretaria de energía, como lo prometió el próximo presidente de México.
Tania es muy inteligente y muy trabajadora, sabe la responsabilidad que se echó a cuestas y no hará quedar mal a quienes le dieron todo su apoyo y confianza.
Si quiere ser alcaldesa porteña, tendrá que hacer un excelente trabajo.
Por lo que toca a Amado Cruz Malpica, volverá a su cargo de coordinador de la bancada morenista en el congreso veracruzano, ahí se desenvuelve como pez en el agua y ha destacado como buen parlamentario.
Pero también existe la posibilidad de ser llamado a la CDMX, para desempeñar un cargo de mayor importancia.
Hace años, cuando fue diputado federal por el PRD, tardó tiempo en regresar a Coatzacoalcos, por ser designado a cargos importantes en el gobierno del entonces Distrito Federal.
Hoy con más experiencia y su partido en la presidencia, su futuro luce prometedor.
    PURAS FALLAS Ahora que la derrota apabulla al gobernador Yunes Linares, sobran los analistas que ven claramente dónde estuvieron las fallas que lo llevaron a perder la elección.
Dicen que se precipitó en candidatear a su hijo, debió placearlo como diputado o senador seis años para que lo conocieran en todo el estado.
También aseguran que debió cumplir varias de las promesas que hizo durante su campaña.
Nunca escogió a los mejores hombres para gobernar y cayó en el amiguismo de sus hijos y el compadrazgo y recomendaciones de quienes lo apoyaron en su campaña.
Cuando fue líder del PRI estatal, perdió la mayoría de ayuntamientos, hoy pierde la gubernatura y la mayoría de las diputaciones, lo cual indica que se deja llevar fácilmente por los simuladores.
Juró que no le daría dinero a la prensa y no cumplió.
A base de triangulaciones ayudó a sus amigos y directivos de su partido, pero de poco le sirvió.
También ahí se equivocó y aquí le paramos para que no digan que hacemos leña del árbol caído.