Primera muerte por influenza; Yucatán primer lugar en contagios Sol Yucatán
Redacción/Sol Yucatán
Mérida, Yucatán.-El arranque de la temporada invernal 2025-2026 en Yucatán deja una señal de alarma que no puede minimizarse: la entidad ya registra la primera defunción por influenza del periodo estacional y acumula siete fallecimientos en lo que va del año. El dato resulta aún más preocupante si se considera que Yucatán encabeza la estadística nacional de contagios, con casi el 30% de los casos confirmados en todo el país.
Pese a este escenario, la respuesta institucional parece quedarse en el terreno del discurso reiterativo. Las autoridades de salud insisten en la prevención, la vacunación y la atención oportuna, pero los números evidencian que las estrategias actuales no están logrando contener la propagación del virus ni proteger de forma efectiva a los grupos más vulnerables.
El predominio del subtipo influenza A H1N1, asociado a los cuadros más graves y a las defunciones reportadas, no es un dato menor. Se trata de una variante conocida por el sistema de salud, con antecedentes claros de letalidad y patrones de comportamiento bien documentados. Sin embargo, esto no se ha traducido en acciones preventivas visibles de mayor alcance, ni en una campaña intensiva que logre frenar el avance del virus en la entidad más afectada del país.
La situación se agrava al observar el panorama regional. La Península de Yucatán concentra fallecimientos en sus tres estados, lo que confirma una circulación activa del virus en el sureste mexicano. Aun así, no se percibe una estrategia coordinada regional que permita atender el problema de manera integral, más allá de la contabilización de casos y defunciones.
Otro punto crítico es la afectación por grupos de edad. Niños pequeños y jóvenes adultos figuran entre los más impactados, lo que rompe con la narrativa tradicional que centra el riesgo exclusivamente en adultos mayores. Este dato debería detonar ajustes inmediatos en los esquemas de vacunación, comunicación de riesgos y atención médica, pero hasta ahora no hay señales claras de una reorientación de la política sanitaria.
El sistema de vigilancia epidemiológica cumple con reportar cifras y subtipos virales, pero la pregunta de fondo permanece sin respuesta: ¿por qué, si la influenza es prevenible, Yucatán se ha convertido en el principal foco de contagio del país? La reiteración de llamados generales a la vacunación resulta insuficiente cuando los indicadores muestran un problema estructural en la prevención y contención.
La influenza no es una enfermedad nueva ni inesperada. Su recurrencia estacional debería encontrar a las autoridades mejor preparadas. Mientras eso no ocurra, los reportes semanales seguirán sumando números y las defunciones continuarán siendo presentadas como hechos aislados, cuando en realidad son el reflejo de una estrategia que, hasta ahora, no está dando resultados.
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