Los números rojos de Navidad Diario.mx

“Hoy Juárez vive una crisis de desempleo aún sigilosa y esto hace aún más grave la existencia de las preocupaciones por los presupuestos”

La Navidad es un tiempo de celebrar, pero para muchas personas esta época no es sinónimo de paz, sino de una tormenta emocional perfecta. Para una gran cantidad de nosotros estas épocas significan enfrentar juicios, retraer duelos, viejos conflictos familiares y sobre todo un estrés financiero del que se habla poco, pero que está más presente de lo que se cree. Hoy Juárez vive una crisis de desempleo aún sigilosa y esto hace aún más grave la existencia de las preocupaciones por los presupuestos.

Nuestra condición fronteriza nos hace pensar en dos países y dos culturas pero no hay tanta diferencia. Entre el 30% y el 60% de la población adulta experimenta niveles elevados de estrés o ansiedad durante estas fechas. En México, la Asociación Mexicana de Psicología estima que cerca del 30% sufre algún trastorno emocional vinculado a la temporada. En Estados Unidos la Asociación Americana de Psicología (APA) reporta cifras aún más altas, indicando que hasta el 89% de las personas siente algún grado de estrés por la falta de tiempo, dinero o presión social.

Citizens Bank & Talker Research hizo una encuesta a finales de 2023, en la que encontró que el 60% de los adultos reportaba sentir ansiedad significativa específicamente por sus presupuestos navideños. La Condusef por su parte reporta un índice de estrés financiero promedio de 59.5 puntos (básicamente 60%) en la población mexicana. Pero si la Navidad es una fiesta, ¿por qué se sufre? ¿De dónde viene el estrés financiero navideño?

El intercambio de afecto se ha monetizado. Cuando el amor se mide a través del gasto eso crea ansiedad y expectativas Existe una creencia errónea de que el valor del regalo equivale al valor del cariño. ¿Cuánto debo gastar? Por otro lado, buscamos pagar con dinero deudas emocionales y solemos gastar hasta el dinero que no tenemos para compensar la falta de expresión de amor. También gastamos por el miedo a ser juzgados. Los costos de la cena, la compra de ropa especial y la necesidad de hacer viajes para visitar a familiares lejanos en estas fechas se suman a esta ola de estrés financiero.

Además del dinero, hay otros factores que inciden sobre las emociones en estas fechas. El síndrome de la "Silla Vacía" es quizás el conflicto más doloroso. La Navidad es una celebración de vínculos, y cuando falta alguien, su ausencia se siente con más peso que el resto del año. No importa cuánto tiempo haya pasado; ver a la familia reunida resalta quién no está. También tendemos a comparar el presente ("esta Navidad triste") con un pasado idealizado ("aquellas Navidades perfectas de la infancia"), lo que genera una sensación de pérdida continua.

Otro factor que pesa sobre el estado emocional de las personas tiene que ver con las dinámicas familiares. Volver a la casa de los padres o reunirse con parientes suele activar una regresión psicológica. Adultos funcionales e independientes de repente reaccionan como adolescentes rebeldes o niños berrinchudos ante sus padres, y sus padres les corresponden. Las viejas rencillas, celos entre hermanos o críticas pasivo-agresivas salen a flote con el alcohol y la convivencia forzada. Aqui entran los pleitos por los terrenos de la abuela. La familia política implica en ocasiones una tensión de tener que dividir el tiempo y la atención o soportar dinámicas de una familia que no es la propia.

Por si fuera poco, en estas fechas existe algo llamado el "Mandato de la Felicidad". Es una presión social enorme que dicta que hay que estar feliz, lo que genera una culpa por no estar alegre. Si estás pasando por un mal momento (depresión, desempleo, ruptura), ver luces y villancicos por todas partes te hace sentir "defectuoso" o fuera de lugar y sostener una "máscara de sonrisa" durante las cenas para no incomodar a los demás puede convertirse en una crisis.

Algo casi inevitable es el Balance de Fin de Año. La Navidad coincide con el cierre de un ciclo, lo que nos obliga inevitablemente a evaluar nuestra vida: ¿Logré lo que quería este año? ¿Estoy donde quería estar a esta edad? Si sólo logro ver el aspecto negativo, surge la frustración y la sensación de fracaso. Las comparaciones sociales no faltan. Las redes sociales llenas de fotos de familias "perfectas" y regalos caros pueden disparar sentimientos de inferioridad o soledad. Sentir ansiedad, tristeza o irritabilidad en Navidad es completamente normal. No eres un Grinch por sentirte triste o enojado. Simplemente eres un ser humano reaccionando a una época de alta presión emocional.

En medio de esta tormenta de emociones ¿qué puedo hacer? Una emoción surge para que te des cuenta de algo y tomes una acción. Si las emociones te desbordan, si estás demasiado incómodo y no puedes identificar la emoción ni la acción que debes tomar, lo mejor que puedes hacer es buscar apoyo. Busca un terapeuta para que te acompañe en el descubrimiento de lo que te afecta y lo que deseas hacer. Es igual que un dolor: cuando se vuelve demasiado intenso o prolongado, es necesario buscar a un médico. De la misma forma se busca apoyo terapéutico. Nadie te puede juzgar por buscar tu salud. Gracias por llegar hasta aquí apreciable lector. Nos leemos en 15 días.