“El Carnal”: veinte años de historias en el Mercado Hidalgo, en Irapuato Periódico Correo
Irapuato, Gto.- El Mercado Hidalgo de Irapuato ha cambiado con el paso de los años: nuevas fachadas, comerciantes que se han ido y otros nuevos pero “El Carnal” permanece.
Él es un personaje que ya forma parte del paisaje cotidiano del Mercado Hidalgo, un testigo de dos decadas de historias.
“Inicié hace ya veinte años. El negocio era de mi suegra, pero nomás no pegaba. En ese entonces yo trabajaba en la Central de Abastos y pasó tiempo hasta que me animé a agarrar el local. Dije: ‘pues de una vez’, y de ahí para adelante ya me quedé aquí”, recuerda.
Su negocio de tortas y chocomilks, ubicado justo en la entrada, es uno de los primeros olores y colores que recibe a quienes cruzan la puerta.
“Mi éxito aquí tiene que ver con el trato. Yo de todo platico con la gente; la plática es lo más importante, si quieren hablar de política hablamos de política, si quieren hablar de sus problemas hablamos de eso, yo le saco platica y les sigo la platica al cliente", dice.
Su trabajo, confiesa, ha sido pesado desde el primer día. No ha descansado ni uno solo, porque en el mercado, dice, “si tú fallas, el cliente falla contigo”. Sabe que quienes lo buscan son estrictos y hasta celosos: quieren que los atienda él, que sea su voz la que les pregunte cómo lo quieren, que sea su mano la que les prepare la torta “como siempre”.
Aunque muchos lo conocen solo como “El Carnal”, detrás de ese apodo está Jesús Chavez, el nombre que aparece en el recibo del local 13D, el pequeño espacio donde él hace de todo: compra, prepara, sirve, cobra, limpia y, claro, escuchar.
“Yo he visto cómo ha cambiado el mercad, cmo lo arreglaron, cómo lo pintaron, cómo lo ordenaron. Y sí, se puso mejor, se ve más bonito. Pero en cuestión de ventas ha cambiado muchísimo: ahora son más bajas. Yo creo que la gente ya no quiere salir como antes… ya no es lo mismo.”
Las tortas son su principal fuente de ingreso, pero su fama viene también de sus chocomilks, especialmente el de fresa, que es el más pedido.
En su local la gente no solo come: se desahoga, se ríe, se pone al día. Él escucha todo, problemas, chismes, anécdotas, sueños, enojos.
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