Valladolid, joya turística del oriente maya Sol Yucatán
Por Deilin Ochoa
Valladolid, uno de los Pueblos Mágicos más emblemáticos de Yucatán, continúa consolidándose como un destino clave para el turismo cultural y de naturaleza en la península. Fundada en 1543 sobre un antiguo asentamiento maya, la ciudad destaca por su herencia colonial, su entorno natural y su ubicación estratégica: se encuentra prácticamente a la misma distancia de Mérida que de Cancún, lo que la convierte en un punto ideal para explorar la región.
De acuerdo con la Secretaría de Turismo de Yucatán, Valladolid cuenta con una infraestructura turística en crecimiento, con hoteles, restaurantes, mercados artesanales y múltiples tours que abarcan experiencias culturales, gastronómicas y ecoturísticas.
Entre sus sitios más visitados se encuentra el Convento de San Bernardino de Siena, uno de los más antiguos del estado, rodeado de jardines y con un museo que permite adentrarse en su historia. Muy cerca, la Calzada de los Frailes ofrece un recorrido pintoresco entre casonas coloniales, tiendas artesanales y rincones ideales para la fotografía.
En pleno centro de la ciudad se localiza el Cenote Zací, una impresionante cavidad natural parcialmente abierta, rodeada de vegetación y con acceso directo desde la zona urbana. Para los viajeros que buscan arqueología, las ruinas de Ek’ Balam, ubicadas a unos 30 kilómetros, ofrecen una alternativa más tranquila que Chichén Itzá y pueden visitarse junto con cenotes aledaños mediante tours locales.
El corredor de cenotes alrededor de Valladolid incluye sitios emblemáticos como Suytun, famoso por su plataforma circular; Xkekén y Samulá, conocidos por sus bóvedas cerradas y aguas turquesas; además de opciones más rurales como Palomitas y Xcanahaltun.
La vida cotidiana del destino se concentra en el Parque Principal Francisco Cantón Rosado, frente al cual se levanta la iglesia de San Servacio. Otros puntos de interés son el Museo San Roque, el mercado municipal ideal para conocer la gastronomía y las artesanías locales, y el cercano pueblo de Uayma, cuya iglesia-convento destaca por su arquitectura y uso de piedras mayas reutilizadas.
Valladolid es también un destino gastronómico. La comida tradicional como la cochinita pibil, los panuchos, salbutes, el pipián y por supuesto la longaniza y los lomitos, se encuentra tanto en restaurantes como en puestos del mercado. Entre las bebidas regionales, el xtabentún es una parada obligada para quienes desean probar sabores locales.
Un día completo permite recorrer el centro histórico y conocer alguno de los cenotes cercanos, aunque para explorar Ek’ Balam y otros sitios naturales se recomienda al menos dos jornadas. La movilidad dentro de la ciudad es sencilla y se puede recorrer a pie, mientras que para zonas arqueológicas y cenotes más lejanos conviene contratar tours.
Los mejores horarios para visitar cenotes y zonas arqueológicas son por la mañana, cuando el clima es más fresco y hay mejor iluminación. Se recomienda verificar los costos de entradas, pues pueden variar y algunos tours no las incluyen.
Con su mezcla de historia viva, paisajes naturales y riqueza cultural, Valladolid se mantiene como una de las puertas de entrada más atractivas al mundo maya.
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