Un año de la criminal omisión Sol Yucatán
- Se cumple un año de la peor tragedia de la historia reciente de Yucatán por el paso de un fenómeno natural, que dejó como saldo ocho pescadores muertos.
- La criminal omisión de aviso y luego el tardío rescate ocasionaron que un pescador, quien luchaba por su vida en altamar, terminara por sucumbir y muriera ahogado. Una semana más tarde, su cadáver fue encontrado flotando en aguas del Cuyo.
- Los pescadores del Halcón I y el Peyucsa 12 murieron por los efectos del huracán Milton. En medio de la tragedia, los tripulantes del barco Peyucsa 13 vivieron los embates del huracán categoría 5.
Redacción/Sol Yucatán
Han pasado 365 días de la tragedia más grande en la historia reciente de Yucatán provocada por un fenómeno natural.
Ya se cumple un año y el dolor, la impotencia y el reclamo de justicia siguen intactos.
Los deudos recuerdan ese día como si fuera ayer, ya que la herida continúa abierta.
Recuerdan sus risas, bromas y la despedida para ir a pescar y ganarse el sustento, pero era la última vez, ya que nunca regresaron y sus cuerpos nunca se encontraron.
Y es que hubo una criminal omisión por parte de las autoridades que apenas tenían unos días de haber recibido el encargo de velar por los yucatecos.
No hubo un aviso a tiempo a la población, ni tampoco se ocuparon por idear alguna manera de avisar a las embarcaciones que días antes habían salido a pescar, ante el monstruo que significaba el poderoso huracán Milton.
Es más, el Gobierno morenista no planeó un programa de contención y se sacó de la manga, para salir del paso, a Hernán Hernández Rodríguez como director de Protección Civil, inexperto y con falta de conocimiento.
Los resultados fueron catastróficos: ocho personas muertas en altamar donde les agarró el mal tiempo; nunca se enteraron de que se trataba de un huracán categoría 5 con olas de más de 20 metros de altura, imposibles de aguantar la furia del titán.
Tan solo una familia pudo recuperar el cadáver de su familiar y tienen un lugar tan siquiera para llorar.
A los otros siete pescadores literalmente se los tragó el mar; hasta el día de hoy no fueron encontrados y oficialmente están declarados como muertos.
La tragedia de Milton era el preludio de lo que ocurriría con el actual gobierno, es decir, un desastre total.
A pesar de la desgracia y del dolor, el gobernador Joaquín Díaz Mena, a sabiendas de que había pescadores perdidos en altamar con alto porcentaje de que estén muertos, como ocurrió, tuvo el cinismo de asegurar en la conferencia mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum, en Palacio Nacional, que el paso de Milton fue saldo blanco.
El gobierno pudo salvar, aunque sea una vida, debido a que durante un recorrido de búsqueda días más tarde del paso del huracán, encontraron con vida a Lázaro Ezequiel Castellanos, de 20 años de edad, uno de los pescadores del barco Peyucsa 12, aferrado a la embarcación volcada con su último aliento y energía.
Sin embargo, la ayuda llegó 8 horas después, ya que los asesores del gobernador decidieron que la ayuda fuera por mar a pesar del alto oleaje, en lugar de por aire con el helicóptero de la SSP, el cual estaba listo para despegar desde el andén del Gobierno del Estado localizado en el aeropuerto de Mérida y tardaría menos de media hora en hacer contacto con la nave.
El débil cuerpo del pescador no resistió más y se hundió, una criminal decisión que costó una vida y que ha marcado el destino del gobierno, que se dice cercano a la gente y sensible, pero es todo lo contrario.
Una semana más tarde, el cuerpo de Lázaro fue encontrado flotando en aguas del Cuyo, en tanto que los cuerpos de sus otros tres compañeros nunca aparecieron, tampoco el de los tripulantes del barco Halcón I.
La familia responsabilizó de manera directa al gobierno y a la Marina, al no utilizar los recursos disponibles para salvar una vida, es decir, fue tardía la respuesta de rescate.
En medio de la tragedia, también hubo un milagro, ya que los tripulantes del barco Peyucsa13 regresaron a Yucalpetén, sanos y salvos, debido a que lograron llegar a Isla Pérez, donde resistieron los embates de Milton.
Durante un tiempo, el mandatario y su secretaria de pesca Lila Frías Castillo huyeron del puerto de Progreso; evitaron a toda costa acudir al municipio.
A pesar de las graves omisiones que generaron la tragedia más grande en la historia reciente por el paso de un fenómeno natural, no hubo castigos, ni repercusiones, como si no hubiera pasado nada, a pesar de que en la memoria del colectivo seguirá recordada la criminal omisión.
En Celestún, el municipio con mayores afectaciones, existen pobladores que aún siguen esperando la ayuda y el puerto se levantó de la desgracia gracias a la solidaridad de la ciudadanía, quienes llevaron despensas, agua, ropa, debido a que la ayuda del Gobierno fue a cuentagotas.
El Gobierno del Estado puso en marcha el programa Seguridad en el Mar, en el cual se gastó 55 millones de pesos, que consistía en dotar de equipos de geolocalización, botones de pánico y chalecos a los hombres de mar; sin embargo, fue un fracaso, debido a que se descubrió que los beneficiarios vendieron los equipos, ya que eran inoperantes, ya que la tecnología no servía en los lugares donde navegan los pescadores.
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