Sindicato al mejor postor Sol Yucatán
Un grupo de abiertos opositores al gobernador Huacho Díaz Mena logró el reconocimiento legal de un nuevo sindicato que, según versiones internas, pretende operar como herramienta de desestabilización política y laboral dentro del gobierno estatal. Al frente se encuentra el exregidor panista Tonatiuh Villanueva Caltempa, conocido por su historial de pactos y acomodos durante la administración de Mauricio Vila Dosal.
Villanueva, quien fuera regidor en el Ayuntamiento de Mérida bajo el gobierno vilista, entregó su voto a favor de todas las iniciativas del entonces alcalde y se integró posteriormente a la campaña del PAN rumbo a la gubernatura, encabezada por Vila. Como premio, recibió la dirección del Consejo Estatal de Población (Coespo), desde donde —según fuentes sindicales— negoció beneficios económicos y puestos para familiares y amigos cercanos.
El ahora líder sindical no actúa solo. Su viejo aliado Roque Pérez Pacheco, excomisionado en el sindicato que preside Jervis A. García Vázquez, lo acompaña en la aventura junto con Luis Felipe Rodríguez Tamayo, un exempleado de bajo rango a quien García Vázquez habría promovido en su momento y que hoy funge como pieza operativa del nuevo proyecto.
Los tres encabezan el recientemente constituido “Sindicato de Trabajadores del Estado y Entidades Paraestatales de Yucatán”, una organización que pretende agrupar a personal de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Sin embargo, su nacimiento está marcado por el oportunismo y el pasado político de sus dirigentes, que en la reciente campaña electoral arremetieron con insultos contra el propio Díaz Mena y la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Lejos de representar una genuina defensa de los derechos laborales, el grupo mantiene una estrategia de confrontación y desprestigio hacia el gobierno estatal, con el objetivo de mantener presencia política y vender apoyo al mejor postor. La base trabajadora, por su parte, ha mostrado desconfianza ante una organización encabezada por personajes señalados por traiciones internas, ambiciones personales y vínculos con viejos intereses panistas.
Fuentes consultadas señalan que el mini sindicato —como ya se le conoce en los pasillos del gobierno— será utilizado como membrete de presión política, buscando negociaciones o beneficios a cambio de “apoyos estratégicos”. Una práctica que Villanueva domina desde su paso por la administración vilista y que ahora intenta replicar bajo un disfraz de lucha sindical.
Así, bajo la bandera de los “derechos laborales”, lo que realmente emerge es una nueva herramienta de golpeteo político, un sindicato pequeño en número, pero grande en ambición: una estructura creada para servir al poder que mejor pague.
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