La gorra retro que revivió el espíritu campeón de Toronto Excelsior

Ariel VelázquezEn los deportes, los símbolos sobreviven el paso del tiempo.
En el beisbol, esa herencia viaja en la cabeza.
Una gorra puede decir más que una hoja de estadísticas.
Puede guardar historias, supersticiones y hasta la ilusión de que el pasado regresa cuando la necesitas.
Así comenzó el segundo aire de los Blue Jays de Toronto.
A finales de septiembre, el clubhouse se había vuelto un lugar tenso.
Seis derrotas en siete juegos habían dejado a los Jays al borde de perder el liderato divisional frente a los Yankees.
Jeff Hoffman, veterano de bullpen y dueño de una calma poco frecuente, tuvo una idea sencilla.
Pidió rescatar las viejas gorras con paneles blancos que la organización usó en 1992, cuando levantó su primera Serie Mundial.
October 3, 1992 remembered (P1) --The #BlueJays clinch the AL East, the first step in Toronto"s first World Series season.
-In Stieb lore, this fourth franchise division title is problematic: he’s hurt, sidelined again.
But he’s about to be disrespected, too.
pic.
twitter.
com/uxpxuo2Xqw— Today In Dave Stieb History (@DaveStiebToday) October 5, 2025En principio no lo hizo por superstición, según relató a la agencia AP, simplemente le gustaba cómo se veían.
Pero en el beisbol las coincidencias suelen tener buena memoria.
La gorra que unió TorontoScott Blinn, responsable de la utilería, rastreó las cajas olvidadas en el sótano del Rogers Centre.
El 25 de septiembre aparecieron las gorras retro sobre cada casillero.
Esa noche Toronto venció a Boston 6-1.
Al día siguiente repitió la fórmula y derrotó a Tampa Bay.
El último domingo de la temporada, cerraron con una victoria con la cual aseguraron la división y una sensación en el aire que recordaba a los noventa.
TAL VEZ TE PUEDA INTERESAR: Kirk rinde frutos para Blue Jays y está en la antesala de la Serie MundialDesde entonces nadie se la quita.
Toronto eliminó a los Yankees en cuatro juegos de la Serie Divisional, con pizarras de 10-1, 13-7 en los primeros dos duelos.
El equipo terminó 5-1 con las gorras blancas en la temporada, el mejor porcentaje de cualquier modelo que usó.
Hasta George Springer, enemigo declarado de la superstición, terminó aceptando la rutina al señalar “uso lo que tengo en el casillero”.
Las estadísticas no explican todo.
En 1992, Toronto también cambió de gorra en plena crisis.
 Pat Hentgen, lanzador de aquella generación y hoy asesor especial del club, sonríe cuando ve a los jóvenes con el mismo diseño.
Hay que creer para recibir”, dice.
“Si ellos se sienten más seguros con esa gorra, es perfecto.
Yo también la habría usado”.
 Las gorras con panel blanco no habían aparecido desde 2022.
La organización de Torotno las desempolvó este año durante un fin de semana conmemorativo del Salón de la Fama y quedaron guardadas en el depósito esperando por su momento.
Cuando Hoffman las propuso, nadie imaginaba que terminarían acompañando la mejor racha de la campaña.
Toronto cerró con 58-45 usando el modelo azul clásico, 20-17.
C"est fait, les Jays éliminent les Yankees! - pic.
twitter.
com/jGacudiEhP— TVA Sports (@TVASports) October 9, 2025 El beisbol se alimenta de rutinas.
Cambiar de gorra puede parecer trivial, pero en un vestidor que vive entre viajes, estadísticas y supersticiones, cualquier gesto puede convertirse en un punto de unión.
La de los paneles blancos se transformó en algo más que un accesorio.
Se volvió una declaración estética y emocional, un vínculo entre los jóvenes que buscan su primer anillo y los veteranos que aún recuerdan el desfile de 1992 sobre Yonge Street.
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