Médicos a la baja, tristeza colectiva El Diario de Chihuahua

El mundo enfrenta desde hace años déficit en el número de profesionales de la salud principalmente en medicina y enfermería. El agotamiento, la sobrecarga y la violencia en los sistemas de formación son factores que podrían poner al mundo con una carencia de 10 millones de médicas y médicos al ya muy cercano 2030, según informes del Foro Económico Mundial.

En el mismo año que se compartió ese dato, 2023, México, tenía ya un déficit de 140 mil médicos.

El 23 de septiembre se celebra el día de las y los médicos residentes a nivel nacional, en las redes se reconocía su compromiso y vocación en cada clínica y hospital, se hizo en un clima gris de tristeza, una doctora residente había muerto en Monterrey, casi inexplicablemente en el día festivo del 16 de septiembre, durante su guardia hospitalaria y un médico residente, aquí en Ciudad Juárez, había perdido la lucha ante lesiones por arma de fuego en un intento de asalto el día 20 de septiembre. ¿Algo que celebrar?

Un médico residente es aquel que decide invertir años de su vida, de su salud, tranquilidad, tiempo con su familia, para profesionalizarse en un área específica de la salud. Con su título de médico en mano, decide competir con miles de colegas en un Examen Nacional de Residencias principalmente o procesos internos institucionales para ser seleccionado y ocupar una de las 26 mil plazas del país, en uno de los 71 programas educativos formativos, en áreas como la cirugía, medicina familiar, ginecología, pediatría, anestesiología, medicina interna, solo por citar las principales.

No crea usted que está selección, el simple examen es un proceso gratuito, de becas o que es económico, de ninguna manera. Implica desplazarse de su área de residencia tan solo para concursar, tramitología y burocracia centralizada aún, vuelos, camiones, hospedaje, horas estudio, cursos, libros entre otros. La mayoría de quienes pudimos cursar una especialidad, tuvimos que laborar dobles jornadas para poder costear estos gastos preliminares, solo para en caso de ser seleccionado, meterse en otro mundo de dificultades, mudar de tu casa para hacer esos 3 o hasta 7 años de adiestramiento, con menores ingresos, pues cursar una especialidad es demandante, 24/7, solo con tu pago beca, algunos lo hacemos solos otros ya traen su propia familia a cuestas.

En el año 2021 contábamos con 901 médicos residentes en nuestra entidad, en los diferentes Sistemas formadores de Recurso Humano en Salud, si bien es cierto, se ha incrementado ese número de jóvenes médicos en los hospitales locales, sobre todo en Juárez , las afrentas son las mismas y algunas crecientes, sobre todo lo que afecta la Salud Mental.

De lo más grave: médico que se suicidan ante falta de alternativas en salud mental, desesperanza, jornadas extenuantes, expectativas frustradas y lo que se percibe como tradicionalmente común, las jerarquías violentadoras, misoginia, acoso laboral y sexual.

Personal que es violentado en sus áreas de trabajo igual por superiores, pacientes y hasta casos donde las autoridades han sido hostiles con el personal.

Muertes que ocurren dentro de los nosocomios, tantas sin respuesta.

A esto se agregan las extorsiones, fraudes y las violencias que como gremio médico hemos ya padecido y que desafortunadamente no son leyendas, sino realidades del día a día.

Los médicos y médicas no somos seres extraordinarios, para no ser agraviados por todo lo aquí descrito, pero cada vez que perdemos un hermano en medicina, es un hueco difícil de cubrir, en sus pacientes, en el personal y por supuesto imposible, en sus familias, y cuando hay elementos de violencia nos recuerda a cada uno, nuestras propias historias que pudieron terminar así, con nuestro fin. También nos recuerda el poco valor social que la comunidad le imprime al trabajo y la vocación de este personal, pues se toma a veces como una puerta donde se justifican los agravios ante quejas del sistema de salud.

Las y los médicos residentes son un eje principal de atención hospitalaria, y deben llevar no solo carga de trabajo, sino nuestra fraternidad y las herramientas para su completo desarrollo.

La muerte del Dr. Louis Holguín y el agravio a su familia nos duele, y nos recuerda épocas dolorosas de la ciudad, que no deben volver. ¡Que se haga justicia!