ÍNDICE POLÍTICO AlMomento.mx

FRANCISCO RODRÍGUEZ

Popularidad comprada

Sin una población realmente comprometida con la partidocracia, los políticos “a la mexicana” recurren a la compra de métricas y apariencias de popularidad, tales como seguidores falsos en redes sociales o reseñas fraudulentas, y al infaltable “acarreo” para crear una imagen artificial de éxito, aunque ello no refleje una popularidad que verdaderamente sea auténtica.
Claudia Sheinbaum no escapa a esas prácticas. Al principio de la semana, por ejemplo, la Presidente formal realizó un balance de sus giras de fin de semana por Guanajuato, Aguascalientes, Zacatecas, Durango, Sonora, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Veracruz, entidades a las que acudió a rendir cuentas de lo que AMLO hizo y lo que ella piensa llevar a cabo. Agradecida, resaltó la coordinación con los gobiernos locales y la asistencia de muchas personas.
¿De verdad lo cree? ¿Asistieron ciudadanos gustosos a verla y escucharla –aunque muchos abandonaron las concentraciones cuando ella hablaba y hablaba– o estará consciente de que la mayoría fue presionada y/o “transportada”, por decirlo eufemísticamente y no ofenderlos aún más, para asistir?
¿Pensará que sus más de 70 puntos de popularidad no se deben a la maña o hasta la venalidad de las casas encuestadoras? ¿Que la gente acude hechizada al solo conjuro de su nombre?
De ser así, entonces ya no volveremos a ser los mismos.‎ Ya casi no hay necesidad de insistir en lo anticuado del viejo discurso priísta del régimen de Cuarta… Transformación.
El retintín de exactamente lo mismo que cualquier “mentiñera” que nos tiene agorzomados, hastiados hasta de la falta de libreto y de recursos idiomáticos o inteligibles.
El “acarreo” infame ha pasado de ser cosa del antiguo régimen, al mismo que el dizque nuevo copia sin imaginación ni desdoro.

Culiacán, el contraste

Lo nuevo, y lo acaba de comprobar otra vez la sociedad sinaloense, la de a pie, es la convocatoria por redes, con objetivos frescos, claros y de verdad útiles para el país y su futuro inmediato.
La muy nutrida marcha celebrada en Culiacán en exigencia de una paz verdadera –ya no de una pax narca– al mismo tiempo que la Presidente recibía interesados elogios del gobernador duranguense quien se declaraba “claudista”, es una muestra del verdadero sentir de la población que no es obligada a asistir a cambio de una torta y un refresco o bien a pasar lista de presente, so pena de que de no hacerlo se descontarán días trabajados de su exiguo salario.
Las expectativas fueron superadas en la capital sinaloense, en buena hora para la Nación.
Del lado oficial, el caprichato salvaje y polarizador que no garantiza los mínimos de seguridad personal ni patrimonial. Del lado ciudadano, las expresiones democráticas y frescas del nuevo país. Del lado oficial el resentimiento social como único programa, la confrontación entre sectores, clases y regiones.
Abandonar para siempre, los tufos anticuados. Los pastores políticos de ideas atrasadas, los que creen que traen a la vaca por la cola en eso de hacer política a la antigua, han quedado absolutamente rebasados, vencidos en no pocas movilizaciones sociales como la celebrada en Culiacán y hasta en el mismo Zócalo, el que presumían que era el mismo escenario de todos sus triunfos.
La 4T ha sido derrotada en su propia cancha. Ya nadie tendrá derecho a arrogarse de la primacía en las movilizaciones políticas. Las redes y su amplia convocatoria han doblegado a la capacidad de acarreo del que se ostenta como nuevo régimen.

Los ricos también “sufren”

Por puritita conveniencia o hasta por miedo a sufrir todo tipo de represalias, los empresarios enemigos de antaño se han vuelto héroes de la patria.
Como la pobre gente en extrema necesidad, la que va por obligación y por su torta a oír, pero no a escuchar, a la Presidente, los ricos aplauden en Palacio Nacional –a donde han sido acarreados en sus camiontas “machuchonas” rodeados de autos escolta– sin saber a qué, aunque les digan que es al Plan México, a los topes al precio de las gasolinas, a brindar solidaridad a la inquilina de AMLO en Palacio Nacional por su “valiente” defensa de la soberanía (?) ante los constantes ataques de Donald Trump.
Y ella también se lo cree. Hace como que ignora que hicieron lo mismo con Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña a quienes luego dieron la espalda.
Y en esas falsas creencias, crece la soberbia infinita que preside el primer año del segundo sexenio de López Obrador.
Los epítetos de conservadores ¿a quién deberán aplicarse en lo sucesivo?
¿Quién paga los camiones de gran lujo para el acarreo?
¿Quién paga las variedades musicales de varias horas para los concurrentes a los informes provinciales de la señora Sheinbaum?
¿Quién es la víctima de su propio acarreo?
¿Quién no es tan popular como le dicen es y ella cree ser?

Morena, casi noqueada

Morena ya no es lo que había llegado a ser. El cochinero al interior del partido, las reyertas entre sus aspirantes, más los sonados fracasos gubernamentales y administrativos de la 4T, más la corrupción descubierta por los mismos militantes, más… tienen a Morena casi noqueada.
Ya es difícil incluso sostener el mito de los 36 –tristes– millones de votos que llevaron al caudillo a querer eternizarse en el mando supremo, ni los 36 que éste le compró a Sheinbaum.
Ya no hay tal. Todo quedó en un sueño de una noche de verano que sólo disfrutaron Andy López, en Japón; Pedro Haces y Ricardo Monreal, en España; Mario Delgado, en Portugal y, entre otros, los comprados Yunes, en Italia.
Es imposible apostar actualmente a que Morena vaya a tener la fuerza y la ascendencia para siquiera sostener la artificial mayoría parlamentaria en la próxima Legislatura, o de perdida algunas gubernaturas importantes en el país.
La fuerza de Morena es, cada día que pasa, menor a la que piensan sus líderes, peleados por el botín de las prerrogativas y canonjías, los “bisnes” y el nepotismo insertado en la alta burocracia.

Indicios

Las luces rojas de la gestión de Claudia Sheinbaum quien aparentemente está al frente de la Administración Pública Federal comienzan a encenderse. En la reciente encuesta del especialista Alejandro Moreno para El Financiero, en la que le da 77% de popularidad su colega en esas mismas páginas Salvador Camarena, las presentó así: “… quienes creen que la mandataria trata mal o muy mal la economía brincó de 20% en abril a 27% en mayo; en corrupción, el aumento negativo fue de 52% a 65%; crimen organizado, mal/muy mal pasó de 61% a 67%. Vaya, hasta en programas sociales la desaprobación creció nueve puntos. Encima, la presidenta (sic) pierde apoyo en lo que fue el tema principal del arranque de año: su relación con Donald Trump. En abril, 50% creía que lo estaba haciendo muy bien/bien, en mayo 50% la desaprueba (sólo 35% sigue viendo ese manejo favorablemente). * * * Vaya para usted mi sincero reconocimiento por haber leído estas líneas. Como siempre, también, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

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