La Casa Real Noruega se desploma en las encuestas: reniegan de la princesa Mette-Marit y refuerzan su apuesta por el príncipe Haakon Infobae
La familia real noruega atraviesa una de sus etapas más delicadas. La complicada situación judicial de Marius Borg Høiby, hijo mayor de la princesa heredera Mette-Marit, comienza a perjudicar gravemente la percepción que los ciudadanos tienen de sus futuros monarcas. Una encuesta reciente elaborada por la firma InFact para el diario digital Nettavisen revela que solo un 30,2 % de los consultados considera que Mette-Marit está plenamente capacitada para convertirse en reina consorte.
Para los analistas, estas cifras no se explican únicamente por la trayectoria individual de cada heredero, sino también por los problemas judiciales que rodean a Marius Borg Høiby, hijo de Mette-Marit fruto de una relación anterior. El joven de 28 años afrontará un juicio en 2026 por 32 cargos, entre ellos cuatro acusaciones de violación, delitos de agresión y amenazas.
Vegard Jarness, asesor principal de InFact, subraya que el caso de Borg ha empañado la imagen de su madre: “Hay motivos para creer que el caso Høiby ha contribuido a una percepción más crítica de la princesa heredera Mette-Marit que del príncipe heredero Haakon. El público ha cuestionado repetidamente cómo la familia real equilibra la vida privada y el papel oficial en lo que respecta a él. Para muchos, esto sirve como recordatorio de los antecedentes inusuales de Mette-Marit en comparación con las princesas herederas anteriores, especialmente porque Høiby es su hijo biológico, no de Haakon“.
El escritor Stein Morten Lier fue más lejos en un pódcast reciente, sugiriendo que la familia real pudo haber tenido conocimiento previo de las conductas de Marius: “Si presencias algo así, en algún momento deberías intervenir o pedirle a alguien que lo detenga. Lleva años haciéndolo”, advirtió sobre la actitud de la princesa.
Su marido ‘se corona’
En contraste, la confianza en su esposo, el príncipe heredero Haakon, es abrumadora: el 65,1 % de los encuestados lo ve como un candidato idóneo para suceder a Harald V. Las cifras confirman que, mientras él se percibe como una figura estable y previsible, ella genera sentimientos encontrados y despierta dudas sobre su futuro papel en el trono.
El sondeo, en el que participaron algo más de mil personas, pedía a los ciudadanos calificar la idoneidad de los herederos en una escala del 1 al 6, siendo 1 “en pequeña medida” y 6 “en gran medida”. Los resultados no dejan lugar a dudas: Mette-Marit se enfrenta a un nivel de escepticismo difícil de ignorar. Uno de cada cinco noruegos cree que no está preparada para acompañar a Haakon en el reinado.
Aunque la desconfianza hacia ella se ha reducido ligeramente en comparación con el año pasado —cuando un 15,7 % la consideraba claramente inadecuada, frente al 13,7 % actual—, su valoración sigue siendo muy inferior a la de su esposo. En el caso de Haakon, apenas un 3,7 % lo ve poco apto, lo que confirma la enorme brecha en la percepción pública.
Un pasado siempre presente
La desigual percepción entre Haakon y Mette-Marit también se relaciona con el modo en que cada uno llegó al primer plano. Mientras el príncipe heredero nació con el peso de la corona sobre sus hombros y lleva tres décadas sin grandes sobresaltos mediáticos, su esposa apareció como una figura ajena al entorno tradicional de la realeza. Su condición de madre soltera y algunos aspectos de su juventud fueron utilizados por la prensa de los noventa para presentarla como una “outsider”.
Tove Taalesen, analista de la monarquía noruega, apunta que esa primera impresión aún pesa: “La diferencia radica tanto en el rol como en la persona. Haakon ha estado 30 años en el foco de atención sin grandes defectos, mientras que Mette-Marit llegó como una “outsider” con un pasado que la prensa nunca ha olvidado del todo. Él nació para el papel; ella ha tenido que demostrar que puede desempeñarlo”.
La gran incógnita: Ingrid Alexandra
En paralelo, algunos observadores señalan que el debate sobre Mette-Marit podría terminar acelerando la atención hacia la princesa Ingrid Alexandra, hija de los herederos y segunda en la línea de sucesión. A sus 21 años, se la percibe como la gran esperanza de la institución y símbolo de una generación capaz de renovar la monarquía noruega.
Mientras tanto, la encuesta deja claro que los noruegos siguen confiando en Haakon como próximo rey, a pesar de los escándalos que han salpicado a su familia política. Su decisión de apoyar públicamente a su esposa y a su hijastro no ha afectado a su reputación, lo que confirma su fortaleza como figura de unidad.
