El desarrollo de la segunda semana de la Vuelta a España concluirá con una jornada que presenta el habitual dilema entre la llegada de una fuga o un desenlace al sprint. El recorrido es de 167,8 kilómetros entre A Veiga/Vegadeo y Monforte de Lemos.
El inicio se caracteriza por la exigencia inmediata del Puerto A Garganta, un ascenso de 16,5 km al 5% en promedio de inclinación, en el que, pese a la constancia del terreno, destaca un tramo específico a cinco kilómetros de la cima donde la inclinación alcanza el 10%, escenario propicio para que los escaladores puedan presionar y marcar diferencias respecto a los ciclistas menos expertos en montaña.
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Superado este primer reto, el trayecto no otorga tregua, ya que la aproximación al siguiente puerto se compone de un perfil ondulado, al estilo de una montaña rusa, interrumpido por tres elevaciones antes de encarar el Alto de Barbeitos. Esta segunda dificultad, catalogada de segunda categoría, se extiende por 12 km al 4%, aunque sus primeros cuatro kilómetros escalan al 6%.
Tras alcanzar este punto, los ciclistas afrontarán un largo falso llano de 45 kilómetros, dando paso a una fase más liviana del recorrido. Ya dentro de los 70 kilómetros finales, el terreno se vuelve predominantemente plano, con una meseta intermedia que podría incentivar movimientos tácticos, especialmente si algunos equipos optan por recortar la diferencia de la fuga.
El tramo conclusivo añade otro factor de incertidumbre, pues el desenlace en Monforte de Lemos incluye dos giros muy cerrados, ambos de 90 grados, y una recta final de 300 metros, a lo que se suman tres rotondas en la aproximación a la meta.
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