Los servicios de emergencia reaccionaron de inmediato. Más de veinte vehículos de Bomberos y 62 efectivos acudieron al lugar, mientras la Policía Judicial abrió una investigación para determinar responsabilidades. Varios pasajeros permanecieron atrapados durante horas, lo que aumentó la tensión en la zona.
El presidente Marcelo Rebelo de Sousa expresó su “profundo pesar” por lo ocurrido y ofreció sus condolencias a las familias de las víctimas. “Esperamos que las autoridades esclarezcan rápidamente el incidente”, declaró en un comunicado oficial.
El Elevador de la Gloria, con capacidad para 43 pasajeros, es un atractivo turístico que conecta la Plaza de los Restauradores con el Barrio Alto. Su historia se remonta a finales del siglo XIX y forma parte del patrimonio cultural de Lisboa. La última vez que sufrió un descarrilamiento fue en mayo de 2018, pero entonces no hubo heridos.
El gobierno portugués enfrenta ahora la presión de garantizar la seguridad de este transporte histórico sin comprometer su atractivo. La pregunta de fondo es inevitable: ¿se está invirtiendo lo suficiente en el mantenimiento de estas infraestructuras? Por lo pronto, el servicio ha quedado suspendido hasta nuevo aviso.
