Los primeros meses del pontificado de León XIV Periódico Correo
La llegada del nuevo papa León XIV generó mucha curiosidad, por decir lo menos. Se especulaba tanto en torno al más reciente sucesor de Pedro: que si será muy revolucionario o conservador, que si seguiría la línea de su antecesor y que si se atrevería a concretar tantos planes de reformar a la Iglesia Católica o que si echaría reversa. Lo que sí podemos afirmar es que dada la popularidad del papa Francisco, llenar esos zapatos le iba a resultar difícil. Era evidente que iba a pasar por el racero de la comparación.
Dicen lo que lo conocen, que el pontífice tiene una combinación de rasgos con los que se le puede referenciar a otros papas: es tímido e introvertido como lo era Benedicto XVI, tiene la energía de Juan Pablo II y que su predicación es directa y aterrizada como la de Francisco. Robert Prevost lleva unos cuantos meses siendo Papa y, aunque todos los analistas coinciden en señalar que es muy pronto para adivinar el rumbo del pontificado, hay algunos que ya quisieran ver más acciones y muchos otros que dicen que es urgente que tomo posiciones porque un grupo devotos de la fe católica se sienten impacientes.
Para aquellos que quieran encontrar pistas sobre lo que León XIV hará, les recomiendo estar atentos a los gestos que pueden indicar cómo gobernará la iglesia el nuevo Papa y cuáles serán sus prioridades. A los impacientes les digo que este hombre es un gran escuchador, quiere parar el oído antes de empezar a mandar. Se ha reunido con muchos cardenales, obispos, religiosos, sacerdotes, representantes de órganos eclesiales y laicos.
El Papa está convencido del poder de la oración. Ha declarado que para conseguir la paz mundial hay que orar. Es muy consciente de que está viviendo en un mundo asolado por las guerras y su llamado a la paz ha sido constante desde que fue elegido.
Es un pontífice que ama los deportes. Juan Pablo II era nadador, mandó construir una alberca en el Vaticano y le gustaba ejercitarse. León XIV es tenista, le gusta jugar. Además, después de trece años, el Papa volvió a abrir las puertas de Castel Gandolfo. Con este gesto, como con muchos otros, León ha demostrado no sentirse atado por las decisiones de Francisco —a quien no le gustaba vacacionar ahí—, que no cogía vacaciones y pasaba el verano en Roma. Por otra parte, es un gesto coherente en un Papa que, cuando era cardenal, asistía al gimnasio semanalmente. Mens sana et anima sana in corpore sano.
Robert Prevost es un hombre que se relaciona con la tecnología. Claro está que no podemos decir que León XIV sea un nativo digital, pero sí que es el primer Papa que, antes de serlo, manejaba sus propias redes sociales y ese es un dato que lo diferencia de sus antecesores. Hemos leído los tuits de Prevost y le hemos visto enviar vídeos cortos a sus feligreses en Perú. Además, es matemático. Por eso, cuando les dijo a los jóvenes que “ningún algoritmo puede sustituir un abrazo, una mirada, un encuentro verdadero”, tiene razón. León XIV es un Papa muy consciente del valor y los riesgos de las redes sociales. Habla bastante de ellas y algunos han llegado a decir que su primera encíclica podría versar sobre la IA.
Por supuesto, hay mucha inquietud sobre la postura que el Papa León XIV adoptará frente a las personas que pertenecen a la comunidad LGTB. Entre otras cosas, porque algunas de las decisiones de Francisco más rebatidas tuvieron que ver con esta cuestión: desde gestos y frases hasta cuestiones de más calado, como la promulgación de la Fiduccia Supplicans. De momento, León no ha dicho nada sobre estas cuestiones, pero sí causó un cierto revuelo el nombramiento de Thomas Hennen como obispo de Baker, Oregon. Hennen, de 47 años, es relativamente conocido en Estados Unidos por la pastoral que ha realizado con personas LGTB, un apostolado católico para personas que experimentan atracción al mismo sexo y que desean vivir en castidad. Una iniciativa que demuestra que la acogida a las personas no está reñida con la verdad y la claridad doctrinal.
León XIV será un papa a su modo: algo tímido, prudente, buen escuchador, tecnológico, humano. Un pontífice al que le gusta acudir a la filosofía de San Agustín. Hay quienes ven que va con pasos muy lentos. No obstante, frente a las críticas, otros defienden también la prudencia de León XIV.
