En una cumbre entre Trump y Putin, Ucrania teme no tener voz sobre su futuro Vanguardia.com.mx

Por David E.
Sanger and Luke BroadwaterDesde que el presidente Donald Trump retomó el poder, muchos ucranianos temen que se alcance un acuerdo de paz sin ellos.
Durante casi tres años de guerra en Ucrania, el llamamiento de Washington para respaldar la lucha contra una invasión rusa fue “ninguna negociación sobre Ucrania sin Ucrania”.
TE PUEDE INTERESAR: Pemex analiza esquemas para invertir en gasPero cuando el presidente Donald Trump se reúna con el presidente de Rusia Vladimir Putin en Alaska el viernes, los ucranianos no estarán allí, a menos que ocurra una invitación de última hora.
Y el rápido rechazo de Kiev a la declaración de Trump de que ya está negociando con Rusia lo que él denominó vagamente “canjes de tierras”, sin mención alguna a garantías de seguridad o armas para Ucrania, subraya los riesgos para los ucranianos.
También conlleva peligros políticos para Trump.
El temor de Ucrania durante estos últimos seis meses ha sido que la imagen que Trump tiene de un “acuerdo de paz” sea un trato alcanzado directamente entre él y Putin, de forma parecida a como Franklin Roosevelt, Joseph Stalin y Winston Churchill se repartieron Europa en la conferencia de Yalta en 1945.
Aquella reunión se ha convertido en sinónimo de debates históricos sobre lo que puede salir mal cuando las grandes potencias se reparten el mundo, las potencias más pequeñas sufren las consecuencias y los pueblos libres se ven sometidos a un régimen autoritario.
El propio presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, invitó a tales comparaciones en un discurso a su pueblo horas después de que Trump planteara la posibilidad de decidir el destino de Ucrania en una reunión individual en Alaska, territorio que una vez formó parte del imperio ruso.
(Aunque Putin ha dejado claro que considera a Ucrania un territorio ruso legítimo que se remonta a la época de Pedro el Grande, el dirigente ruso no ha pedido que se anule la venta de Alaska a Estados Unidos por 7,2 millones de dólares en 1867, durante un periodo de dificultades financieras para el imperio).
“Los ucranianos no entregarán sus tierras al ocupante”, dijo Zelenski, señalando que la Constitución ucraniana prohíbe tal trato.
Luego, en lo que sonó como una advertencia directa a Trump, añadió: “Cualquier solución que vaya contra nosotros, cualquier solución que no incluya a Ucrania, son simultáneamente soluciones contra la paz.
No aportarán nada.
Son soluciones muertas”.
Zelenski es quien tiene más en juego en la cumbre.
Tras su amargo encuentro con Trump en el Despacho Oval en febrero, que terminó con la declaración de Trump de que “ahora mismo no tienes las cartas”, tiene motivos para temer que Trump sea, en el mejor de los casos, un socio poco fiable.
En el peor de los casos, Trump es susceptible a que Putin, por quien ha expresado a menudo su admiración, lo adule y juegue con él.
Pero también existen riesgos políticos considerables para Trump.
Estos serían especialmente graves si se considera que está obligando a millones de ucranianos a hacer concesiones territoriales, con pocas garantías compensatorias de que Putin no se apodere, tras tomarse un respiro de unos años, del resto del país.
“Parece que el presidente Trump sigue entablando esta conversación como si Putin estuviera negociando como un socio o amigo”, dijo Tressa Guenov, directora de programas y operaciones del Centro Scowcroft de Estrategia y Seguridad del Consejo Atlántico.
“Eso seguirá dificultando estas discusiones si Ucrania no participa”.
El enviado personal de Trump, Steve Witkoff, planteó la posibilidad de una reunión entre Trump, Zelenski y Putin, y la semana pasada parecía que podría ser una condición previa para la sesión en Alaska.
Pero Trump rechazó la idea cuando los periodistas le preguntaron al respecto el viernes.
Un alto funcionario del gobierno dijo el sábado que el presidente seguía abierto a una reunión trilateral con Putin y Zelenski, pero que la reunión entre Trump y Putin iba a celebrarse según lo previsto.
Sin embargo, la diferencia entre la forma en que Trump aborda estas negociaciones y la forma en que lo hacen los aliados de Estados Unidos en Europa se hizo aún más patente el sábado.
Tras una reunión de asesores europeos de seguridad nacional y funcionarios ucranianos con el vicepresidente JD Vance, que se encuentra de visita en el Reino Unido, los líderes del poder ejecutivo de la Unión Europea y de naciones como Francia, el Reino Unido, Italia y Alemania pidieron en una declaración “diplomacia activa, apoyo a Ucrania y presión a la Federación Rusa para que ponga fin a su guerra ilegal”.
Añadieron que cualquier acuerdo debía incluir “garantías de seguridad sólidas y creíbles que permitan a Ucrania defender eficazmente su soberanía e integridad territorial”, frases que Trump ha evitado.
“El camino hacia la paz en Ucrania no puede decidirse sin Ucrania”, dijeron los dirigentes.
Trump lleva tiempo buscando una reunión directa con Putin, y ha declarado públicamente que un problema como el de Ucrania solo podría resolverse con un encuentro entre los dos máximos dirigentes.
También dijo la semana pasada que espera ver al presidente de China, Xi Jinping, antes de que acabe el año.
Y parece reacio a imponer más aranceles o sanciones antes de esas reuniones.
De hecho, su plazo para que Putin declare un alto al fuego o se enfrente a aplastantes “sanciones secundarias” se esfumó el viernes sin que Trump lo mencionara, pero sí mencionó que la gente debería esperar a su reunión con Putin.
El hecho de que Trump se reúna con Putin para empezar representa una pequeña victoria para el presidente ruso, dijo Guenov.
“Trump aún ha concedido a Putin el beneficio de la duda, y esa dinámica es la que Putin intentará explotar incluso más allá de esta reunión”, añadió.
Aunque Trump ha insistido en que un entendimiento entre él y el presidente ruso es crucial para una paz más amplia, Putin, dijo Guenov, sin duda recibiría con satisfacción cualquier concesión territorial que Trump esté dispuesto a otorgar.
El presidente ya ha dado señales de que las conversaciones se dirigen hacia allá.
El viernes, Trump sugirió que un acuerdo de paz entre ambos países podría incluir “algún intercambio de territorios”, lo que indica que Estados Unidos podría unirse a Rusia en su intento de obligar a Ucrania a ceder permanentemente parte de su territorio, sugerencia que Zelenski rechazó rotundamente.
“Vamos a recuperar algunos, y vamos a cambiar algunos”, dijo Trump, sin dejar claro quién era el “nosotros” en esa afirmación.
“Habrá algún intercambio de territorios en beneficio de ambos, pero hablaremos de ello más tarde o mañana”.
Funcionarios rusos han exigido que Ucrania ceda las cuatro regiones que Moscú dijo haberse “anexionado” de Ucrania a finales de 2022, aunque parte de ese territorio siga bajo control ucraniano.
Y Rusia pretende una declaración formal de que la península de Crimea vuelve a ser su territorio.
(Yalta, donde se celebró la reunión de las tres grandes potencias hace 80 años, es una ciudad turística en la costa sur de Crimea).
Hasta finales de la semana pasada, parecía probable que la reunión entre Trump y Putin se celebrara en los tradicionales terrenos neutrales de la antigua Guerra Fría, quizá en Ginebra o Viena.
El presidente Joseph R.
Biden Jr.
vio a Putin en Ginebra en junio de 2021, ocho meses antes de la invasión de Ucrania, en lo que resultó ser el único encuentro cara a cara de sus presidencias.
La disposición de Putin a aventurarse en territorio estadounidense fue sorprendente, entre otras cosas porque su llegada a Estados Unidos señalará el fin de su aislamiento político y legal del país.
En los últimos meses, Trump ha puesto fin a los esfuerzos del Departamento de Justicia y del Departamento de Estado por reunir pruebas de los crímenes de guerra cometidos por Rusia durante su invasión de Ucrania.
Pero invitar a Putin a reunirse en Estados Unidos pareció extinguir cualquier amenaza de que Estados Unidos aportara pruebas a la fiscalía.
“Es desconcertante cómo podríamos traer a alguien a quien la Corte Penal Internacional ha clasificado como criminal de guerra”, dijo Jeffrey Sonnenfeld, presidente del Chief Executive Leadership Institute de Yale, quien ha seguido la pista de muchas de las violaciones rusas.
Pero subrayó que Putin llega a la reunión con Trump en una posición extraordinariamente débil desde el punto de vista económico, y que beneficiaría a los negociadores estadounidenses darse cuenta de las pocas cartas que tiene Rusia.
“La mística ilusión de poder que crea Putin es tan real como el Mago de Oz”, dijo Sonnenfeld.
“La economía rusa ha implosionado.
Trump no parece darse cuenta de ello”.
Sonnenfeld advirtió a Trump contra cualquier acuerdo en el que Ucrania renunciara a los derechos sobre la región de Donbás, sobre todo teniendo en cuenta el acuerdo que el gobierno de Trump negoció para que Estados Unidos participara en los futuros ingresos procedentes de las reservas minerales de Ucrania a través de un fondo de inversión conjunto.
“Renunciar al Donbás sería desastroso”, dijo.
“Allí es donde se encuentran muchos de estos valiosos minerales”.
c.
2025 The New York Times Company