El sarampión se propaga rápidamente en las zonas rurales de Alberta que se resisten a las vacunas Diario.mx

Alberta, Canadá.- El sarampión se está propagando con tal rapidez en Alberta, Canadá, que las autoridades sanitarias ya dejaron de publicar información sobre los casos locales en las zonas más afectadas y, en su lugar, comenzaron a emitir advertencias generales para quienes planeen viajar a las regiones del norte y el sur de la provincia.

Canadá declaró la erradicación del sarampión en 1998 gracias a una amplia campaña de vacunación. Sin embargo, Alberta, una provincia del oeste de Canadá con una superficie similar a la de Texas, ha registrado más de 1600 casos de esta enfermedad que puede ser mortal. El año pasado no se registró ningún caso en la provincia y solo uno en 2023.

La mayoría de los casos de este año se han presentado en regiones cuyas tasas de vacunación locales son muy bajas, hasta del 30 por ciento.

En esas localidades vive un grupo menonita de cultura conservadora que tiene vínculos con México y en el pasado se ha resistido a aceptar las vacunas. El grupo habla principalmente plautdietsch, un dialecto del bajo alemán hablado casi en su totalidad por los menonitas.

En entrevistas, los menonitas locales confirmaron que el virus se está propagando por su comunidad, pero indicaron que no tenían miedo ni se apresurarían a vacunar a sus hijos, a pesar de los riesgos bien documentados de consecuencias a largo plazo y permanentes del sarampión.

“No creo que los menonitas estén muy preocupados por ello”, opinó Sara Krahn, una menonita cuyo hijo de 4 años contrajo el sarampión en mayo y se recuperó en casa. Krahn lo trató con analgésicos de venta libre, vitaminas y pomadas para la erupción cutánea. “Mi madre dijo que todos lo tuvimos cuando éramos pequeños”.

El brote de sarampión en Alberta se ha “contenido principalmente” en las comunidades menonitas, según Alvaro Whittembury, experto en inmunización de la Organización Panamericana de la Salud, quien citó datos internos de salud pública. Los hablantes de bajo alemán son un grupo aislado, pero de crecimiento rápido, entre la población de alrededor de 31.000 menonitas de la provincia.

Contar con información sobre los lugares en que se detectan los contagios puede ayudar a rastrear los contactos. Y los residentes locales señalaron que querían información detallada sobre dónde se estaba propagando la enfermedad.

Pero la agencia de salud de Alberta explicó que la advertencia general es una práctica habitual cuando los casos se generalizan. “Refleja el cambio en nuestro enfoque de comunicación basado en la naturaleza evolutiva del brote, especialmente cuando hay un número elevado de casos”, aclaró Kristi Bland, portavoz de los Servicios de Salud de Alberta (AHS, por su sigla en inglés), en un correo electrónico.

Canadá ha confirmado 4000 casos de sarampión este año, con cientos más registrados como posibles infecciones. Varios expertos afirman que se trata de un ejemplo aleccionador de las consecuencias de resistirse a la vacunación. La vacuna contra el sarampión se utiliza ampliamente y ha demostrado su seguridad y eficacia desde la década de 1960.

Ontario, la provincia más poblada del país, ha registrado el mayor número de infecciones. Sin embargo, Alberta tiene aproximadamente el doble de casos de sarampión per cápita.

Los menonitas de habla baja alemana también fueron el centro de los brotes que comenzaron en Texas y se extendieron a México, donde los casos aumentaron en Chihuahua, que alberga una gran población menonita. Se han registrado más de 3700 infecciones y 12 muertes en México y no hay indicios de que el brote esté remitiendo.

Aunque no existe ninguna doctrina religiosa menonita que prohíba la vacunación, muchos miembros de la comunidad evitan el sistema médico y siguen una larga tradición de remedios naturales.

“En realidad no tengo nada en contra de las vacunas”, comentó Abe Fehr, un soldador menonita de la ciudad sureña de Taber, al salir de una piscina local con sus hijos. Decidió no vacunar a su hijo ni a su hija contra el sarampión porque cree que la enfermedad es leve, según las experiencias de otras personas de la comunidad. “Si en lugar de mejorar empeora, entonces buscaría una solución. Me asustaría”, afirmó Fehr. “Todavía creo en los médicos”.

Aunque los menonitas han rehuido las vacunas durante muchos años, Whittembury explicó que la tasa de vacunación relativamente alta de la población general los ha aislado en gran medida de grandes brotes de sarampión como los que se han producido este año.

Pero hace poco, esa protección comenzó a erosionarse cuando el escepticismo en torno a las vacunas contra la COVID-19 se extendió a la actitud hacia las vacunas infantiles de rutina, según Stephen Freedman, médico de urgencias pediátricas en Calgary.

El porcentaje de niños de 7 años vacunados completamente contra el sarampión en Alberta, que era de alrededor del 80 por ciento en 2019, se redujo al 72 por ciento en 2024. Algunos expertos afirman que alrededor del 95 por ciento de una comunidad debe estar vacunada para detener la propagación del sarampión.

“Sabíamos que estábamos expuestos a posibles brotes”, reconoció Freedman.

Antes de que Canadá controlara el virus a finales de la década de 1990, casi 10.000 personas al año enfermaban de sarampión. Los requisitos de inmunización establecidos para los niños de las escuelas públicas en provincias como Ontario y Nuevo Brunswick le dieron un gran impulso a la tasa de vacunación del país, lo que permitió que el número de casos se redujera a apenas nueve en 2002.

Alberta ha adoptado una estrategia diferente: les permite a los estudiantes asistir a las escuelas públicas sin prueba de inmunización, lo que, según algunos expertos, ha hecho que la región sea vulnerable a brotes como el actual.

La provincia tiene una cultura distintiva que enfatiza la libertad personal, y Danielle Smith, su primera ministra conservadora, ha dicho que las vacunas son una elección personal. El otoño pasado, su gobierno consagró en un código el derecho a no ser “obligado o coaccionado a recibir una vacuna”, lo que limita cualquier propuesta futura de crear requisitos de inmunización.

No ha habido muertes por sarampión en Alberta durante este brote y solo un puñado de hospitalizaciones a la vez. Las complicaciones mortales del sarampión son poco frecuentes: hasta 1 de cada 1000 casos provocan la muerte en países ricos como Canadá. Pero los casos graves pueden causar discapacidades permanentes, como ceguera y sordera, que a menudo tardan años en aparecer.

Una vez que alguien contrae el virus, los médicos tienen poco control sobre la gravedad de la enfermedad. No existe cura para el sarampión.

Puesto que muchos se recuperan del sarampión, ha sido más difícil convencer a los padres de que vacunen a sus hijos.

“Por desgracia, las vacunas son víctimas de su propio éxito”, señaló Eric Baker, médico de urgencias en Raymond, una pequeña ciudad del sur de Alberta que quedó prácticamente desierta el domingo por el servicio religioso. Son tan exitosas, añadió, “que nos podemos permitir el lujo de titubear y pensar mucho si debemos hacerlo”.

El sarampión, causado por uno de los virus más contagiosos que se conocen, es una de las primeras enfermedades que resurgen cuando bajan las tasas de inmunización. Los brotes importantes de sarampión suelen ser un indicio de que otras enfermedades prevenibles también se volverán más comunes. La Organización Mundial de la Salud declaró este año que el número de casos de sarampión se duplicó en Europa el año pasado.

“Es mi decisión”, sostuvo Franz Wieler, un mecánico de camiones que optó por no vacunar a dos de sus hijos contra el sarampión, ya que cree que las agujas son perjudiciales. “Y si más adelante quieren vacunarse, será su decisión”.

Su hija de 5 años, que aún no iba al colegio, contrajo hace poco el sarampión. “Respiraba tan mal que parecía que no iba a pasar de la noche”, compartió Wieler, de Bow Island, un pueblo agrícola conocido por el cultivo de alubias pintas.

Su hija tuvo que acudir dos veces a urgencias y se recuperó al cabo de una semana, mientras se multiplicaban los casos en su comunidad menonita de habla baja alemana.

No todos los menonitas, ni los miembros de grupos religiosos conservadores similares, se resisten a la vacunación. Los menonitas y otro grupo, los huteritas, son ramas de la tradición cristiana anabaptista, un movimiento de la reforma que se remonta al siglo XVI.

Michael Hofer vive en una colonia huterita cerca de la ciudad de Medicine Hat, en el sur de Alberta, y vende sus productos en un mercado agrícola de la ciudad. Se aseguró de que sus cinco hijos recibieran todas las vacunas. “Si puedes protegerte, ¿por qué no hacerlo?”, aseveró.

Algunos médicos han criticado al gobierno por no hacer más para promover las vacunas o declarar una emergencia de salud pública.

Maddison McKee, portavoz del Ministerio de Salud, afirmó que tal declaración era innecesaria. McKee explicó que, si bien el número total de infecciones es alto, el número de casos activos y hospitalizaciones es bajo.

“El gobierno provincial promueve la vacunación de manera inequívoca y destaca los aumentos en la vacunación contra el sarampión porque los considera un éxito”, indicó.

En respuesta al brote, la agencia de salud estableció clínicas de inmunización y puso a disposición de la población dosis de vacunas incluso antes de lo previsto para los bebés del norte y el sur. Además, las autoridades sanitarias realizan actividades de divulgación en las comunidades menonitas.

Pero Baker subrayó que el número de infecciones exige más medidas por parte del gobierno.

“En este momento, el sarampión es más que un pequeño brote”, puntualizó. “Somos una especie de epicentro mundial”.