Trump cena con el primer ministro de Qatar para avanzar en un plan que permita acordar la tregua entre Israel y Hamas Infobae
(Desde Washington, Estados Unidos) El Emirato de Qatar construyó su influencia diplomática en Medio Oriente por su capacidad de articular negociaciones secretas y reservadas que involucran a enemigos regionales y a Estados Unidos.
En plena Guerra de los 12 días entre Israel e Irán, el primer ministro qatarí Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani dialogó con el canciller iraní Abbas Araghchi para encontrar una salida al conflicto que podía encender todo Medio Oriente.
Y el premier Al-Thani hizo ese movimiento diplomático, pese a que en esos momentos Irán bombardeaba la base aérea estadounidense Al Udeid, que está ubicada a kilómetros de Doha. Fue a pedido de Trump, que ya había atacado las instalaciones nucleares de Fordow y Natanz.
Esa influencia de Qatar, que está en plena competencia geopolítica con Arabia Saudita, se exhibe en las negociaciones indirectas que lidera junto a Egipto para lograr una tregua de 60 días en Gaza.
En este contexto, ante la anomia en las conversaciones entre Israel y Hamas, Trump acordó una cena con el premier Al-Thani para avanzar en un plan que permita el cese del fuego, la libertad de 28 rehenes secuestrados en Gaza y la distribución a mayor escala de la ayuda humanitaria en Gaza.
Doha es un santuario para los terroristas de Hamas, y el Emirato de Qatar tiene sintonía geopolítica completa con Estados Unidos.
Desde esta perspectiva, Trump puede plantear una hoja de ruta que el premier Al-Thani puede presentar a la organización palestina apoyada por Irán.
A su turno, el presidente de los Estados Unidos influye sobre Benjamín Netanyahu -primer ministro de Israel-, que logró una inédita victoria militar sobre Irán por la estrecha colaboración del Pentágono.
Antes de la cena que ocurrirá en el Salón Rojo de la Casa Blanca, Trump instruyó a Steve Witkoff -enviado de Estados Unidos a Medio Oriente- que exija a Israel una propuesta viable respecto a la cantidad de tropas que deberían permanecer en el sur de Gaza durante la posible tregua de 60 días.
Witkoff cumplió el objetivo del líder republicano: Netanyahu aceptó reducir las brigadas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), una exigencia que presentaba Hamas para continuar con las conversaciones en Doha.
“Tenemos buenas noticias sobre Gaza”, afirmó Trump durante un evento en la Casa Blanca.
Si se despeja esta exigencia de Hamas, Qatar tendrá más espacio para acercar las posiciones entre Israel y Hamas. Trump está preocupado por la ayuda humanitaria en Gaza, y el premier Al-Thani llegará a la Casa Blanca con un condición precisa de la organización terrorista.
Hamas exige que la ayuda humanitaria regrese al control de las Naciones Unidas y ONG, que conocen la zona y sus peligros. Estados Unidos e Israel rechazan esta posibilidad, ya que bajo esas condiciones, la mayoría de la ayuda humanitaria quedaba en manos de Hamas o aparecía en el mercado negro.
Se trata de un asunto clave para lograr la tregua en la Franja. Todos los días hay muertos y heridos en los centros de distribución, y la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés) no cumple con los estándares internacionales.
Pero la Fundación tiene el respaldo directo de Estados Unidos e Israel, y la intención de Trump en su cena con Al-Thani es encontrar un punto de inflexión que signifique mejorar la distribución de la ayuda y evitar que Hamas se quede con una parte de los alimentos destinados a los gazatíes desplazados.
Al margen de la negociación pendiente entre Israel y Gaza, Trump y Al-Thani dialogarán sobre la transición política en la Franja.
Netanyahu pretende expulsar a Hamas y establecer un gobierno coyuntural excluyendo a la Autoridad Nacional Palestina, que tiene escaso poder y administra Cisjordania.
La Liga Árabe y Hamas rechazan esta hipótesis israelí y sostienen que los propios palestinos tienen que protagonizar la transición cuando concluya la guerra en Gaza.
Trump conoce la posición de Qatar y busca una solución intermedia para avanzar en su plan de estabilización de Medio Oriente. Una iniciativa geopolítica que está en permanente jaque por la situación en Irán, Siria y Gaza.
