Luis Roberto Guzmán: 33 años de entrega, emociones y transformación sobre el escenario Excelsior

NANCY MÉNDEZ C.
¿Quién no recuerda aquella escena en la que un joven apuesto y corpulento se ejercita en barras de calistenia en la cinta Ladies’ Night? ¿O las escenas de acción del mismísimo Pantera? ¿Y de su reciente incursión en la serie Cobra Kai como Héctor, así como de su papel como Lorenzo Rossi en ¿Quién mató a Sara?? Sí, se trata del actor Luis Roberto Guzmán, quien fue por 33 años de trayectoria en la obra que protagoniza, junto a Roberto Sosa, Por la punta de la nariz.
El actor de 52 años, nacido en San Juan, Puerto Rico, comentó a Excélsior la sensación de ser reconocido por su trabajo de más de tres décadas.
“Estoy mucho más que agradecido con este reconocimiento por parte de Mejor Teatro, sobre todo en este proyecto tan bonito que me ha tocado, Por la punta de la nariz, y que ha llegado a sanar muchos aspectos creativos de mi vida.
Vivo siempre el momento, tanto en mi vida personal como profesional y en este evento tan importante me he tomado el tiempo de dar marcha atrás y ver el camino recorrido y todos los procesos que he vivido profesionalmente y también, de alguna manera, cómo eso influye también personalmente en el paso y en el crecimiento emocional.
“Me sorprendo de haber pasado por tantos lugares que, a lo mejor, en ese momento, uno lo da por hecho.
Ya con el tiempo, con otra mirada y la madurez, te das cuenta de que ha sido tan bonito el camino recorrido y todos los procesos y todas las historias que me han tocado por contar, que ha sido tan hermoso y lo reconozco precisamente en este momento”, expresó Guzmán.
El actor, egresado de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, compartió cómo se enamoró de la actuación.
Sí tengo una anécdota y tiene que ver con mi madre.
Muy chavo, tendría yo ocho o nueve años, mi madre era muy fanática de la televisión, hasta el día de hoy, con 93 años.
Me acuerdo verla a ella viendo sus historias y le dije ‘quiero ser como él’, me refería a un actor, ‘quiero hacer eso; quiero ser como él’.
Eso quedó ahí y con el tiempo, realmente, se cumplió.
Como me dijo alguna vez Daniela Romo ‘ten cuidado con lo que dices o pides por esa boca, porque se te puede cumplir’.
Y ahí está, totalmente”.
Luis Roberto precisó que la actuación siempre fue el camino y que el canto sólo fue una exploración, que “iba muy bien, pero me estaba alejando del arte de la interpretación y realmente tomé la decisión de terminar ese proceso”.
Aunque cada título dejó una huella, hubo otros proyectos que lo marcaron como Alborada, de 2005, una telenovela de época, en la que los protagonistas fueron Lucero y Fernando Colunga.
Guzmán destacó que “otro regalo de la vida” en cuanto a telenovelas, fue Lo que la vida me robó , junto a Angelique Boyer y Sebastián Rulli.
También pasó por la serie Narcos: México, como Alberto Sicilia Falcón, un capo cubano que llegó a México y del que dijo “fue muy importante ese proceso”.
Y tras ¿Quién mató a Sara?, con escenas apasionadas y de misterio, llegó Cobra Kai que “también fue un acercamiento directo, fue decir ‘eres tú, se acabó, no hay nada más que hablar’”.
Para Luis Roberto, quien en cine también fue parte de Amar a morir, Divina confusión, Sin ella, La otra familia, entre otras cintas, hay algo que no ha cambiado en cuanto a las historia que elige hoy.
Me inclino a que haya una denuncia a través de ese personaje (elegido) o que la representación trate de ser lo más cercano o, de alguna manera, entrar en el mundo de esa historia o de ese personaje.
Me conmueve y me convence, de entrada, la historia a buscar, el hacer el análisis y el ejercicio de si es posible de verme dentro de ella.
Si soy capaz, porque no podemos hacer todo definitivamente.
Si me veo moviéndome, gesticulando, hablando sobre lo que estoy leyendo.
Al final de cuentas, siempre existe ese ingrediente que tiene que ser retador, algo novedoso”, detalló.
Como desde hace 33 años de carrera, Luis Roberto está siempre en cuidado de su instrumento actoral: su cuerpo y voz.
Es el primer agente donde se manifiestan las emociones.
Primero viene el cuerpo y después la palabra.
El cuerpo es el que recibe y, la consecuencia de eso, es la palabra.
De alguna manera, hay que darle al cuerpo lo que pida.
Hay que crear un equilibrio”, concluyó.
 UN VIAJE ÚNICO E IRREPETIBLE, HACER TEATROActualmente, en la obra Por la punta de la nariz, interpreta a un psiquiatra que debe ayudar al presidente electo a lidiar con una comezón incontrolable en la nariz que le impide hablar en público, a horas de asumir el cargo.
Sin embargo, el actor ha sido parte antes de otras historias sobre el escenario como 23 centímetros, el musical Cabaret, Extraños en un tren y La gata sobre el tejado caliente.
El escenario es el inicio de todo, la génesis, es la raíz, es el principio y también el final.
Realmente en el escenario es donde uno se entrega.
El escenario es donde uno aprende de géneros.
El estudio del teatro es donde conoces precisamente la historia de lo que estamos haciendo y a lo que nos dedicamos.
Desde los orígenes hasta la actualidad.
Estar en el escenario es para mí definitivamente sanador.
Estar en un convivio constante en esa historia de principio a fin, viviendo el momento a momento, tanto en este caso, con mi compañero de escena, y con el público, eso no tiene precio.
Es un viaje único e irrepetible.
Creo que es sumamente sanor estar viviendo lo que estoy viviendo en este momento, sin pensar en futuros.
Sin pensar en nada, simplemente vivir esto, que no se da todo el tiempo.
Esta relación y convivencia no se da todo el tiempo y ha sido un viaje maravilloso con un equipo increíble, donde hay complicidad y los egos no existen.
Estamos trabajando para una historia que me tiene muy feliz”, dijo.
—Nancy Méndez C.
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