Quién era el esposo de María Sorté y cómo lo conoció Excelsior

Paola Jiménez María Sorté es una de las actrices que platica en ocasiones su vida privada y momentos importantes como la ocasión en la que conoció a Javier García Paniagua, un político quien se convirtió en su esposo y padre de sus dos hijos.
Javier García Paniagua, fue un político que formó parte del PRI y que tuvo importantes puestos en la política mexicana como secretario de la Reforma Agraría y del Trabajo o presidente nacional del mismo partido del que fue militante por varios años.
El político lamentablemente murió el 25 de noviembre de 1998 como consecuencia de un infarto.
Así se conocieron María Sorté y su esposoEn entrevista con Yordi Rosado, la actriz recordó que conoció al padre de sus hijos en una obra de teatro en la que ella participó.
“Cuando vine a México estaba en una obra de teatro con Emilio Brillas, era un comediante de teatro maravilloso.
No había una sola palabra de más y la gente se atacaba de la risa, teníamos que hacer una colecta para la Cruz Roja y pasé, ahí estaba mi marido, así dice que me conoció, me vio en la obra de teatro”.
La famosa en ese entonces tenía un novio por lo que no le prestó atención a Javier García.
“Desde entonces comenzó a cortejarme y yo tenía novio.
Supuestamente me quería casar y entonces él duró como un año y cachito, me mandaba flores y regalos y cundo lo conocí se me hizo una persona sumamente inteligente.
Muy humano, estábamos vibrando en un mismo cassette”.
Pero todo cambió cuando María Sorté se dio cuenta que su novio de aquel momento la engañaba.
“Yo ya me andaba queriendo casar y de repente me dijeron: ‘tu noviecito ve a esta cafetería y lo vas a ver’.
Ahí estaba con una susodicha, cuando me vio sale y yo: ‘¿qué pasó?’ (…), estaban abrazados.
Yo me subo al carro, le cierro y se pone enfrente: ‘quítate, quítate’ y le di, casi me lo llevo”.
Tras esto, María Sorté decidió darse una oportunidad de conocer a Javier García, sin imaginar que se terminaría enamorando de él.
“Yo estaba en una obra de teatro, todas las noches iba y no volví a hablar con él (…), entonces me acuerdo que en eso me habla el susodicho, Javier, y le digo: ‘hola, ¿cómo está?’ y silencio y le dije: ‘¿qué le parece si nos tomamos un café?’ y yo pensaba que un clavo saca otro clavo y me enamoré de su manera de ser, su inteligencia y de ahí’”.
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