‘Cómo entrenar a tu dragón’ revela la fórmula perfecta para un live action exitoso Milenio

Cuando Universal Pictures anunció que llevarían a la pantalla grande una versión live action de Cómo entrenar a tu dragón, muchos nos mostramos escépticos, especialmente porque no han pasado más de seis años desde que la última entrega de la trilogía animada se estrenó en cines.
Sin embargo, todo lo bueno que tiene la primera película en su versión animada, el live action lo eleva y no decepciona en cómo presenta la historia ni a sus personajes, tanto en lo narrativo como en lo visual.
El espíritu original se mantiene intactoLa tendencia de adaptar clásicos animados al cine en formato “realista” no ha sido bien recibida por el público, en gran parte debido a los múltiples intentos fallidos de Disney por trasladar la magia de sus originales al live action.
Por eso, el anuncio de esta cinta generó inquietud entre los fanáticos de la saga.
No obstante, esta nueva entrega capitaliza sus mayores aciertos y los proyecta en una aventura vikinga que profundiza en temas como la familia, la identidad, la búsqueda de propósito y la amistad, sin dejar de lado, por supuesto, a los dragones.
Una de las dudas más frecuentes en redes sociales era: ¿qué podíamos esperar del live action? Había incertidumbre en todo sentido, especialmente sobre si sería una copia directa de la versión animada, sin aportar nada nuevo, o si se tomarían demasiadas libertades, alejándose del material original y generando críticas.
El escritor, coproductor y director Dean DeBlois, quien también estuvo al frente de la trilogía animada, entendió este dilema y realizó una adaptación que, si bien respeta la historia base, ahonda en detalles que, aunque parecen simples decisiones creativas, enriquecen el relato tanto visual como emocionalmente.
El arco de Estoico el Vasto y su hijo Hipo, y la “constante decepción” de que su hijo no sea un vikingo como los demás, se siente más profundo y personal.
No solo por el gran trabajo de Gerard Butler, quien retoma su papel como líder de Berk, y Mason Thames, que ofrece una versión más cruda de Hipo, sino porque el conflicto padre-hijo alcanza un punto de quiebre que se siente auténtico dentro de la narrativa.
Chimuelo, el corazón de la películaA diferencia de otras producciones que han optado por llevar a la pantalla grande criaturas hiperrealistas, aquí decidieron mantener el diseño animado de los dragones, lo cual fue un acierto total.
Puede que no luzcan tan “intimidantes” o “realistas” como en otras películas sobre estas criaturas míticas, pero conservar su apariencia original favorece el tono emocional de la historia.
El furia nocturna que conquistó a todos en 2010 vuelve a hacerlo con la misma fuerza.
Uno de los aspectos que hizo especial a la versión animada fue la conexión entre Hipo y Chimuelo.
Hipo, en su afán de demostrarle a su padre y a la aldea que es un verdadero vikingo, logra capturar a un furia nocturna y, en la escena clave donde ambos se observan antes de que Hipo decida no matarlo, la tensión, la empatía y el conflicto del personaje se sienten con el doble de intensidad.
A medida que su amistad se desarrolla, la conexión entre dragón y vikingo se vuelve genuina, y se nota el trabajo actoral de Mason Thames, quien ofrece una versión de Hipo más ruda, pero también más emotiva.
¿Cómo se ve?El elenco se siente fresco, especialmente con Nick Frost como Bocón y Nico Parker como Astrid.
Otro de los temores de los fans era cómo se vería Berk y los dragones en esta nueva versión, y lo cierto es que el CGI cumple.
Las escenas en las que Hipo vuela con Chimuelo, acompañadas por la banda sonora, son mágicas.
Pero también hay acción, como cuando Estoico reúne a su pueblo para encontrar el nido de dragones, en una secuencia marítima que impone y genera tensión.
El final, como muchos recordarán, incluye al enorme dragón alfa.
Aunque parecía difícil de representar en “carne y hueso”, la película consigue transmitir una carga emocional que culmina en un desenlace conmovedor.
Lo cierto es que, aunque vivimos en una época en la que las películas live action suelen no aportar mucho más que nostalgia, Cómo entrenar a tu dragón se atreve a ir más allá.
Toma lo mejor de su versión animada y lo traslada con inteligencia a la pantalla grande, entregando una historia de aventura, lazos familiares y crecimiento emocional.
Esta adaptación no solo honra el material original, sino que también ofrece un enfoque renovado que podría marcar un nuevo rumbo para las futuras producciones en este formato, algo que sin duda se agradecería.