Wanda Nara abrió las puertas de su magnífica casa de campo en Italia: habitaciones de ensueño y detalles únicos Infobae
Wanda Nara aún permanece en Italia, donde encontró un respiro en su casa de campo de Galliate tras semanas intensas de trámites y emociones familiares por sus conflictos con Mauro Icardi. En estos días, la empresaria mantuvo sus redes activas, abriendo una ventana inédita a distintos rincones de su propiedad. De esa manera, sacó a relucir su lado más sensible para mostrar su mansión, que se transformó en refugio después de varias semanas cargadas de vaivenes personales, trabajo y emociones.
“Mi lugar de paz, mi casa de cambio”, escribió Wanda al pie del posteo. En este mostró la propiedad ubicada a tan solo 50 minutos de Milán, en un pequeño pueblo de 15 mil habitantes, tiene un aire de película europea que se percibe con solo ver el living principal. Las paredes lucen un azul profundo, adornadas con cuadros de películas antiguas y una lámpara de araña de cristal que cuelga majestuosa del techo. El sillón en “L”, enorme, invita a largas reuniones familiares o tardes de descanso, y sobre uno de sus brazos reposa, doblada perfectamente, una manta de Hermès. Una butaca amarilla rompe la armonía cromática y resalta con fuerza en el ambiente. Desde la ventana, la vista es directa a un bosque: el sol entra y realza los tonos de la alfombra oriental, sumando una cuota de calidez.
La muestra de ambientes continúa con el dormitorio principal, donde se impone la tranquilidad. La cama, de madera robusta, está vestida con un acolchado claro cubierto de flores y sobre él tres almohadones beiges que acompañan la escena. Encima, un cuadro de jinetes. La ventana, como en casi toda la casa, abre camino al verde: todo invita al descanso absoluto, lejos de la ciudad y las cámaras.
La biblioteca despierta admiración por su estilo clásico. Cinco estantes altos y rebosantes de libros de lomo duro, antiguos y perfectamente ordenados, componen el protagonismo visual. Bajo los estantes, dos canastos se suman a la funcionalidad. Sin embargo, lo que más llama la atención es la mesa de pool al fondo, uno de los entretenimientos favoritos de Icardi cuando convivían en familia. El ambiente resulta una verdadera mezcla de intelectualidad y ocio, donde la madera oscura en muebles y revestimientos le pone la firma al carácter europeo.
En uno de los cuartos infantiles, Wanda apostó por un cambio de paleta. La pared estaba pintada de verde suave y la cama de hierro blanca se cubre con textiles en tonos mostaza y amarillo con dibujos de la naturaleza. Hay detalles pensados: una almohada redonda tipo caramelo, una lámpara, un leoncito de peluche y una foto familiar sobre la mesa de noche. Todo elegido para crear una atmósfera tierna y acogedora.
El jardín es otro de los puntos fuertes de la casa. En una de las imágenes, Wanda aparece entre hortensias azules de tamaño impactante, vestida con remera blanca de Christian Dior y falda larga de jean, como salida de una película romántica. La vegetación es tan abundante que refuerza la sensación de estar lejos del ruido, en pleno campo italiano.
El baño no se queda atrás en cuanto a detalles, ya que se destacan las paredes celestes y el espejo dorado iluminado que suma glamour. El lavamanos redondo y blanco, la mesada de madera clara, y el ambiente se completan con flores frescas recién cortadas, toallas prolijamente dobladas y fotos en blanco y negro de Muhammad Ali, Stevie Wonder y escenas de tango. Todo en orden, cada cosa en su lugar.
Por otro lado, la cocina de la mansión de Galliate tampoco pasa desapercibida. Wanda fue fotografiada de espaldas, encendiendo la hornalla. Todo luminoso, con detalles vintage en madera clara, frascos de vidrio, una pava esmaltada y una batidora retro de color pastel. El espacio transmite vida y uso cotidiano, lejos del show, pero con el diseño siempre presente.
En otra postal, Wanda decidió relajarse y apareció tirada boca abajo sobre una cama con mantas de felpa verde, vestida con ropa deportiva y rodeada de cuadros de caballos, autos clásicos y más fotos en blanco y negro. Las cortinas, entreabiertas, suman luz tenue y refuerzan el clima de descanso y respiro. Las postales se completan con varias vistas del comedor, que se destaca con su larga mesa para diez personas lista para recibir visitas, la cocina en otro ángulo, la entrada cubierta de plantas trepadoras y un primer plano de Nara sosteniendo una hortensia. Todo habla de un refugio cuidado al detalle.
En la imagen final, la casa completa enmarca la escena: la fachada rojiza de dos pisos con persianas blancas y enredaderas cubriéndolo todo, el césped perfectamente cortado y la camioneta Mercedes Benz estacionada al frente, el mismo modelo que tiene en Buenos Aires. Wanda avanza en silencio hacia la puerta, como si cerrara, al menos por un momento, el acceso a su mundo privado mientras continúan los conflictos.
