Salda con ovación Joselito Adame su corrida 18 en Las Ventas Heraldo de Aguascalientes

Guillermo LealAgencia Reforma

CDMX.- Una vez más, la anhelada Puerta Grande para un mexicano en San Isidro se quedó cerrada con la actuación de Joselito Adame, quien, aunque demostró técnica, buen oficio y muletazos lucidos, no logró concretar una faena que impactara al tendido.
Una gran estocada con la que pasaportó a su segundo toro le valió la única ovación de una tarde significativa.
Vestido de blanco y oro, Joselito Adame celebró su corrida número 600 como matador y la 18 en Madrid, realizando un ajustado quite por chicuelinas al segundo de la tarde, que correspondía al primer espada, el sevillano Manuel Escribano, y con ello recibió su primera ovación.
Luego, ya con el primero de su lote, el toro número 32, “Papelero”, de 562 kilogramos, un bonito castaño con movilidad, especialmente por el lado derecho, Adame cumplió con el capote. En la faena de muleta consiguió tandas de buen toreo por el lado diestro, donde imprimió temple y mando.
La faena, sin embargo, no terminó por conectar con el público, pese a que también logró buenos momentos al natural.
Tras dos pinchazos y una media estocada, concluyó su labor, en la que participó el banderillero mexicano Fernando García.
El torero mexicano fue silenciado mientras regresaba a la barrera de Las Ventas.
“El toro tuvo momentos de buena condición. Creo que hubo muletazos buenos por el derecho, pero (la faena) no terminó por reventar en los tendidos”, declaró Adame a la televisión madrileña.
Por su parte, el sevillano Manuel Escribano, siempre variado, logró emocionar en ambos turnos con las banderillas, y en su segundo, con su recibo de rodillas a porta gayola.
Su primer toro con la muleta fue bueno, noble y con clase, aunque duró poco. Se le fue la mano muy atrás y abajo en la estocada.
El segundo toro resultó incierto y, aunque mostró voluntad, su labor tampoco llegó al tendido.
Completó el cartel el albaceteño Alejandro Peñaranda, quien confirmó su alternativa. Tuvo detalles en el toro que abrió plaza y luego realizó la faena que más agradó a los aficionados, quienes lo ovacionaron con fuerza y pidieron una oreja, aunque no fue concedida.