Gigantes contables compiten en creación de auditoría de IA Milenio

Las cuatro grandes firmas de contabilidad compiten por crear un nuevo tipo de auditoría que verifique la eficacia de las herramientas de inteligencia artificial (IA), buscando aprovechar la demanda de los clientes de pruebas de que sus sistemas funcionan y son seguros.
Deloitte, EY y PwC informaron a Financial Times que se preparan para lanzar servicios de auditoría de IA, con la esperanza de utilizar la reputación que ganaron en consultorías financieras para obtener contratos que evalúen si los sistemas de inteligencia artificial, como los de los coches de autoconducción y los programas de detección del cáncer, funcionan según lo previsto.
Las revisiones generarán una fuente de ingresos para los auditores, similar a cuando las firmas aprovecharon la tendencia de las empresas a contratar auditorías para sus métricas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por su sigla en inglés).
Este movimiento se produce en un momento en que algunas aseguradoras empiezan a ofrecer cobertura por pérdidas causadas por el mal funcionamiento de las herramientas de inteligencia artificial, como los chatbots de atención al cliente.
Las firmas de auditoría esperan que la demanda de los nuevos servicios de confiabilidad de la IA se vea impulsada por la necesidad de una mayor confianza en la tecnología y el deseo de las empresas de confirmar su cumplimiento normativo.
La confiabilidad de la IA fue fundamental para su adopción, indicó Richard Tedder, socio de auditoría de Deloitte.
“Las empresas van a querer garantías sobre la IA que utilizan para manejar otras funciones críticas”, añadió.
“Los consumidores individuales también van a querer garantías si empiezan a utilizar servicios de inteligencia artificial para administrar aspectos cruciales de sus vidas, como su salud o sus finanzas”.
PwC UK lanzará pronto la confiabilidad (aseguramiento) de la IA, dijo Marc Bena, director de tecnología de auditoría.
La firma ya trabaja en la evaluación de herramientas específicas para clientes, como la comprobación de si los chatbots responden a las preguntas con precisión y la identificación de problemas como el sesgo”, añadió.
El Instituto de Contadores Públicos de Inglaterra y Gales celebró el mes pasado su primera conferencia sobre este tema, en un momento en que las grandes firmas de contabilidad intentan dar forma a este sector emergente y evitar perder terreno frente a las ágiles startups.
Sin embargo, Pragasen Morgan, líder de riesgo tecnológico de EY en Reino Unido, advirtió que el desarrollo de sistemas de garantía de IA puede llevar tiempo debido a las grandes responsabilidades potenciales para las firmas de auditoría si un producto de inteligencia artificial garantizado no funciona como se esperaba.
“Todavía estamos muy lejos de poder afirmar que estamos ofreciendo una garantía inequívoca de un modelo de IA”, dijo, señalando que, dado que los modelos continúan incorporando datos y desarrollándose con el tiempo, no siempre van a reaccionar de la misma manera en un escenario determinado.
“Por tanto, creo que no estamos preparados para ofrecer una garantía completa sobre esto, y no lo estará ninguna de las otras cuatro grandes firmas… por ahora”, concluyó Morgan.
Cientos de firmas en el Reino Unido ya ofrecen formas de garantía de IA, según un estudio gubernamental.
Sin embargo, esta garantía de inteligencia artificial es proporcionada principalmente por los propios desarrolladores de IA, lo que genera dudas sobre su independencia.
A diferencia de las auditorías de estados financieros, existe una falta de estandarización en el incipiente mercado de garantía de IA, lo que significa que el nivel de verificación proporcionado varía significativamente.
Algunas garantías pueden consistir en asesoría superficial o limitarse a la comprobación de que la inteligencia artificial cumple con una legislación específica.
Una investigación del Departamento de Ciencia, Innovación y Tecnología del Reino Unido encontró que la demanda de garantía de IA fue mayor en sectores como los servicios financieros, las ciencias de la vida y las empresas farmacéuticas.