México, la obsesión de Donald Trump SDP Noticias
Lo que te choca te checa, me decían en la carrera de psicología. Lo que odias en los demás es lo que odias en ti o lo que quisieras para ti.
Hay algo que tiene México y que Donald Trump no tiene, lo que ha hecho que su obsesión sobre nosotros esté rebasando todo límite y toda frontera.
Llega al poder y se adjudica que gracias a él también están siendo aprehendidos malhechores, miembros de los cárteles y grupos delictivos que ha bautizado como “terroristas”.
Me parece que quizá hay algo raro e ilegal en todo esto. Es decir, que Trump puede capturar a quien sea y nombrarlo como parte de el crimen organizado y nadie le objeta nada.
Así que me pongo a pensar cuántos de los que captura con sus súper drones que son totalmente legales dice Clau, son realmente delincuentes.
Pero claro, que cada persona que él atrape es como una fiesta de color y alegría para Trump.
Lo toma como un triunfo personal, y lo hace feliz.
Es más, creo que México tan le atrae de una manera hasta seductora, que se ha olvidado de Putin, de Rusia, de China y de sus propios grupos delictivos y cárteles de droga que, cabe recordar, también existen en Estados Unidos, pero es más fácil distraer a los americanos con capturas estilo el viejo oeste en México, que enfocarse en sus propios problemas.
Trump sabe “marear” a los ciudadanos. Tiene ese don que el expresidente de México.
Será penoso y agobiante que todos los días salga alguna detención por parte de Trump y sus amigos los drones porque, insisto, no tenemos certeza de que aquel que sea capturado sea realmente un malhechor.
No sé también de qué manera Claudia Sheinbaum podrá defender o bien investigar si los que atrapa Trump son verdaderos criminales.
México siempre le quedará lejos a Trump. Jamás podrá tener lo que sabe Dios que envidie de nuestro país.
¿Ahora tendremos que acostumbrarnos a ver pasar en el cielo a drones? Me niego.
Bien por Claudia, quien sutilmente ha hecho a un ladito a José Ramón de la Fuente y en su lugar ha aparecido Omar García Harfuch. Es la mejor decisión que le he visto tomar.
Es cuanto.
