Una Alicia… a la mexicana; alistan la obra ‘El pozo de los mil demonios’ Excelsior

Virginia BautistaUna Alicia en el país de las maravillas dentro del imaginario y la identidad cultural mexicana”.
Así define la dramaturga Maribel Carrasco su obra El pozo de los mil demonios, que ofrece “un viaje surrealista y de autodescubrimiento de la infancia a la adolescencia”.
Dirigida por Cristina D.
Silveira, quien obtuvo por esta pieza el primer lugar del Certamen Nacional de Teatro para Directoras de Escena de Torrejón de Ardoz, en Madrid, El pozo… se presentará en el Teatro Helénico, sábados y domingos del 13 de abril al 5 de mayo, a las 13:00 horas.
Carrasco, Premio Nacional de Dramaturgia 2023 Juan Ruiz de Alarcón, detalla que este montaje sumerge al espectador “en un mundo de realismo mágico a través de una historia plagada de metáforas, simbolismos, paisajes sonoros y lumínicos, con un tratamiento oscilante entre lo cinematográfico y  lo teatral.
Se trata de una fantasía en blanco y negro, la creación de un mundo austero e incompleto que exige al niño o al adulto su participación activa, inteligente y libre”, agrega.
¿Qué de lo que olvidamos o perdemos vale la pena recuperar? Ésta es la pregunta central de El pozo de los mil demonios, que será interpretada por la compañía española Karlik Danza-Teatro, Cooperativa Cultura en Movimiento Escénico y Axismundi.
La obra está conformada por relatos limítrofes entre la ficción y la realidad, entremezclados con las memorias de sus personajes, configurándose una simbiosis que transcurre en el fondo de un pozo seco; paisaje árido que recuerda a los parajes míticos de Juan Rulfo y que no están muy alejados de los actuales, condicionados por la falta de agua.
TE RECOMENDAMOS: Llevan al teatro obra inédita de Juan Villoro; aquí los detallesNarra la historia de Jacinta, “una valiente niña que, de la mano de su muñeca y la Niña-Pájaro, se enfrentará a demonios, alimañas y toda clase de personajes chiflados; para ello, deberá vencer sus miedos y saltar a lo profundo de un pozo seco, en el que el Chamuco y el Demonio de la sequía se han metido llevándose el cántaro con agua del que depende tanto su vida como la de la Tierra”, añade la autora.
La pieza recrea aspectos autobiográficos de Carrasco, quien creció en la zona de los llamados brujos de Catemaco, en Veracruz; y cuya nana indígena influyó en su cosmovisión, al contarle leyendas cada vez que iban al pozo.
Asomarse a un pozo es ver el reflejo de la eternidad.
Es mirar dentro de una misma.
Es verte en el ojo de tu propio ojo, encontrarte con tu origen y con el de la tierra.
Un privilegio compartir esta historia, que es a la vez el sueño, la invención y el recuerdo de aquella niña que fui en algún lugar de México”, indica.
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